El Evangelio Según • Crisis médica en el IMSS • Víctor Hugo Pérez Nieto
No es sorpresa la mala atención de la medicina pública, por eso tampoco sorprende la gran cantidad de médicos que renuncian al IMSS, ISSSTE o SS. Nada más, en lo que lleva este año, han quedado vacantes 4 plazas sin cubrir (de 9 que hay) del servicio de ortopedia del IMSS Celaya. Pero lo mismo ocurre con psiquiatría, neurología, medicina interna, endoscopia y todas las especialidades. Tengo pacientes esperando un año valoración de neurocirugía, casi el mismo tiempo que en toda la zona de Celaya están vacantes las 2 plazas que había.
La razón es muy simple: el acoso laboral, la carga de trabajo y el austero salario.
El peor enemigo del médico institucional se ha vuelto la propia institución donde labora al intentar optimizar recursos sacrificando la calidad de los ser servicios y culparlo cuando la débil soga revienta. Por ejemplo, el IMSS gasta más en departamentos punitivos para escarmentar a sus trabajadores que en insumos que harían innecesarios estas Santas Inquisiciones que cito: Comisión de Honor y Justicia, Comisión Mixta Disciplinaria, Departamento de Relaciones Laborales y Órgano Interno de Control, que obviamente funcionan a complacencia de los delegados estatales y nacionales, médicos de escritorio con años de inactividad en la medicina de primera línea.
Se me ocurrió abordar este tema por tres razones: la primera porque veo que cada vez menos médicos se integran al sector salud y los que llegan renuncian al ver la verdadera realidad que en nada se parece a las razones por la que escogieron la profesión, la segunda porque subjetivamente resiento en carne propia la paradoja en el aumento del bulling laboral (para exprimir la fuerza y la paciencia de los que todavía quedamos sacando el trabajo que antes hacían 4 o 5) y la pérdida de poder adquisitivo que te obliga a rentarte en otro lado, incluyendo el sector privado, y por último el “rumor de pasillo” de que solamente en el mes de enero, fueron rescindidos 10 trabajadores de la sección 33 del IMSS que se ubica en el noreste de la Ciudad de México, un ejemplo de como se viola el Contrato Colectivo de Trabajo y la propia Ley Federal del Trabajo que rige sobre cualquier contrato.
Podemos ser uno o dos elementos malos y prescindibles por sección o delegación, pero diez ya se trata de un progromo, de una limpieza laboral por algún interés en particular.
Esa situación se vive tanto en delegaciones enteras como en hospitales pequeños como el de Acámbaro, donde hace ya un año logramos librarnos de uno de los seres más siniestros, vengativos y sociópatas que recuerde la historia del hospital general número 13. Cómo contaba con la protección desde las más altas esferas, le dieron el trato que le da el Vaticano a los padrecitos pederastas y le cambiaron
su sede al Hospital #4 de Celaya luego de un abultado expediente de abusos y atropellos, donde trabajadores y derechohabientes no lo toleraron siquiera 6 meses. Así comenzó la crisis de contratación. Ahora lo protege el sindicato y sigue haciendo de las suyas contra internos y residentes a quienes ya tiene desesperados. Si las leyes funcionaran ya estaría tras las rejas.
Es la paradoja de que en algunos lugares toleren por años a un abusador, mientras que en otro corran a diez trabajadores en un solo mes. Por esa y otras razones el IMSS dejó de ser atractivo para hacer carrera. No hay manera de crecer y lo médicos de nuevo ingreso se sienten condenados a ser por siempre simples obreros de la salud, algo para lo que no los prepararon en la residencia. Terminan y con justa razón, ejerciendo su carrera únicamente en el medio privado.
Algo no está saliendo como en Dinamarca.