El Evangelio Según • Víctor Hugo Pérez Nieto • Carretera Panamericana

“…siguen sin completarnos a trabajadores de la salud el esquema de vacunación contra covid-19…”

El Evangelio Según • Víctor Hugo Pérez Nieto • Carretera Panamericana


Resulta qué hay quienes si deben cumplir las órdenes judiciales y quienes no.

En 2015, cuando fui director del IMSS, pasé más de un año acudiendo, una vez por semana, a un juzgado de la ciudad de Celaya, para llevar la documentación que comprobara que todos los pacientes del programa de hemodiálisis (aproximadamente 40) estaban acudiendo a sus ciclos, luego de un fallo judicial por una demanda civil contra la delegación del IMSS (no en mi contra, pero quien terminó pagando los platos rotos fui yo al ser el directivo de más alto rango de la zona de Acámbaro). Mi “prisión domiciliaria”, por así llamarle, duró poco menos de dos años, pero me pareció una eternidad.

Hoy se pretende que el Poder Judicial quede subordinado al Legislativo con la extensión del mandato del ministro presidente de la SCJN, y así poder desacatar los fallos judiciales, pero ese tema será abordado luego.

Tal vez por eso, a pesar de los juicios de amparo de cientos de compañeros y de la presión del sindicato del IMSS, siguen sin completarnos a trabajadores de la salud el esquema de vacunación contra covid-19, poniéndonos trabas de lo más absurdas, como hacernos circular ya de madrugada por un tramo carretero considerado uno de los más peligrosos de México: el de la carretera Panamericana que atraviesa el estado de Guanajuato.

La Embajada de Estados Unidos ya prohibió a sus empleados viajar a Guanajuato, principalmente al sur de la carretera 45D, en el segmento que va de Celaya (la ciudad más peligrosa del mundo), a Salamanca e Irapuato, que está plagado de estrellas ponchallantas e incluso minas explosivas.

Por eso, ya nada me sorprende. Ahora estoy esperando que la sede para nuestra segunda dosis de vacuna a quienes nos negamos a viajar sin pliego de comisión, fuera de nuestro horario laboral por 8 horas hasta León, sea en Aguililla, Michoacán, donde hay un tramo igual de intransitable y peligroso que rumbo a León.

Digo, si se trata de hacerla difícil y ponernos en riesgo, por qué no, en vez de enviarnos de madrugada por el berenjenal de Celaya a Salamanca e Irapuato, nos envían un poco más cerca, a Apatzingán, Michoacán. El riesgo es el mismo, pero por lo menos hay un tramo muy bueno de camino, libre de estrellas pincha llantas, desde Zinapécuaro hasta Cuatro Caminos, por la moderna autopista que lleva a Lázaro Cárdenas. Ojalá alguno de los servidores de la nación descargue en su celular el Google Maps para que ubique donde está Acámbaro.

Así llevamos cientos de trabajadores de la salud, esperando la segunda dosis de la vacuna Pfizer, a pesar de que pasó el tiempo recomendado por la OMS para conservar su efectividad. Incluso a muchos de nosotros nos llegará primero la vacuna por la edad que por ser médicos de institución pública, ya con las agendas de pacientes al tope, y en primera línea de COVID vía el servicio de quirófano y urgencias.

Vemos con tristeza cómo hay empresas que cuidan de sus trabajadores (sobre todo las extranjeras), y otras que parecieran querer deshacerse de ellos. Pero como dice el dicho: amor con amor se paga.