El Evangelio Según • Yo no olvido el año viejo • Víctor Hugo Pérez Nieto
“Pasamos de ser esclavos de una oficina a vivir encarcelados en nuestras propias moradas...”
El 2021 se fue, y en los 48 años que llevo de vida es la primera vez que percibo un balance negativo. No me voy a quejar ni a contar mis cuitas, pero si algo tengo que agradecer es haber cargado los peregrinos y tener una visión más clara de la vida.
En lo económico fue un muy buen año para el sector médico. Desde que el seguro popular desapreció, los pacientes volvieron a llenar los consultorios y los quirófanos privados. Para los que comenzamos a ejercer nuestra profesión ya con el seguro popular el pleno funcionamiento, el 2021 fue inmejorable. Lo que en lo laboral resintieron otros sectores, la medicina lo acaparó. ¡Lástima que la vida y la felicidad no es solamente el bienestar económico! Se percibe tarde, cuando deja uno de desear lo que no tiene y aprende a valorar con lo que se cuenta, que sin saberlo, es mucho. También los médicos fuimos quienes más perdimos en esta pandemia: México ocupó el primer lugar en muertes de personal sanitario.
Muchos compañeros necesitaron vivir un mes atados a un tanque de oxígeno para comprender el valor de un paseo por la alameda, o tal vez estar tres semanas intubados para darse cuenta al despertar, de que el dinero y el trabajo no lo era todo, mientras buscaban alrededor lo que había quedado de su familia.
Algo perecido pasó con la economía nacional: se recuperó un 6%, aunque el balance continuó siendo negativo en comparación con las tasas de crecimiento previas al 2019 que comenzaba a cernirse la sombra de la pandemia.
No todos los caprichos son malos. Para muestra están los de Locatelli y los de Paganini, pero los de López Gatell sí fueron mortales en el 2021. No terminaría de enumerar los errores en los que incurrió, que costaron miles de vidas; por eso, si pudiera hacer una cartita a los Reyes Magos, les pediría que en este 2022 tengamos no solamente un nuevo subsecretario de salud, sino una verdadera transformación en el sector, comenzando por los delegados y así, “barriendo de arriba hacia abajo”, hacer un cambio de la mayoría de los directivos de menor grado, pequeñas trufas escondidas bajo las la tierra (basta echarles una ojeada a las encuestas de clima y cultura organizacional), y tal vez así el balance de este año que recién comienza, vuelva a ser otra vez positivo al finalizar.
Por lo pronto, este 2021 quedará grabado de manera negativa en muchos hogares del mundo. Con el home office, muchas casas se volvieron oficinas y centros de trabajo vulnerando, sin que nos diéramos cuenta, la intimidad de nuestras familias y los horarios laborales establecidos, algo muy beneficioso para el capitalismo más voraz. Pasamos de ser esclavos de una oficina a vivir encarcelados en nuestras propias moradas. 2021 fue también el año del pico de la pandemia covid, donde todos fallamos: la ciencia, la medicina preventiva, los sistemas de salud, los gobiernos y los pueblos del mundo. Una catástrofe malthusiana, como no ocurría desde 1918.