√Por Efrén Hernández, escritor leonés y universal de dudas y rememoraciones, de vuelos del pensamiento y de manejo del lenguaje.  En “Tachas”, considerado su mejor cuento, el alumno escucha la interrogante del profesor “Qué son tachas” y la llamada es aún lejana, embebido el también narrador en su contacto con el mundo, con el salón de clases, con el pequeño resquicio que deja un vidrio pintado para asomarse a la vida. Pero la pregunta se va acercando y los diferentes mundos, las diversas posibilidades de moverse en ellos, dejan lugar al imperativo de la respuesta. Al igual que el Cervantes que nunca contestó, en una de sus obras, la pregunta inicial, el narrador sabe algunas acepciones, pero no la que justamente busca el mentor. Tachas, rayar o cruzar una palabra o un conjunto de ellas, Tacha, la chica que algún día se llama Anastasia, la calabaza en tacha y la de los procedimientos, la que no sabe y tampoco yo sé.

√Por la pregunta, la duda, el juego de lenguaje que organiza el mundo y le da, contradictoriamente, claridad y atributos al pensamiento, de tal manera que lo mismo nos basamos en la palabra, en el juego de afirmaciones, preguntas y respuestas para sobrevivir en el mundo de la necesidad, que hacemos ensañarse a la libertad en los mundos posibles de la literatura y en los instrumentos que el hombre ha creado para interpretar su entorno.

√Por las obras, escritores, códigos, lenguajes, aportaciones al mundo en que vivimos y que otros nos traen.

√Por Julio Cortázar, quien nos dejó hace 50 años Rayuela y aún andamos en las preguntas ¿Por qué “Rayuela”? ¿Por qué Tachas?

√Porque Es lo cotidiano considera que Tacha, Tachas, sin Tacha, juegan con nosotros y nos permiten descubrirnos como esos seres de múltiples dimensiones que esperan su respectivo viaje.

√Porque Andrea Esparza, Jesús Gibrán, Alejandro García, Citalli Luna, Edgard Cardoza, Jesús Madrigal, Matilde Hernández y Leopoldo Navarro, juegan con nosotros, nos tachan y entonces es hora de empezar el tachadero que viene y que va, que va y que viene.