sábado. 20.04.2024
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200+1

Jaime Panqueva

Siento que fue hace muy poco que escribí algunas líneas bajo el título de Cien, para celebrar el primer centenario de Tachas. Eso fue hace dos años y desde entonces, como hasta entonces, Tachas nos visita, y acoge, cada semana con una persistencia desearíamos para muchas de las instituciones de nuestro querido país...

Leopoldo Navarro, con la paciencia de los franciscanos, nos convoca alrededor de la cultura por fuera de toda dinámica comercial, en una región donde hablar de arte o información no ligada al mercado y al consumo puede conducir al extrañamiento o a la marginación. Y aquí ventanearé a un espécimen de esa masa hostil que llamamos “medios de comunicación”, con un curioso mensajito respecto a un nuevo programa radial, recibido hace unos días en mi celular: <<espacios como de poesía (sic) o hablar de música clásica por ejemplo, no son temas que se puedan abordar para despertar>>. A esto, dentro de la misma lógica, podríamos englobar el cuento o las novelas por entregas, claro.

Por fortuna, Leopoldo y muchos otros disentimos de esta pereza filistea y estamos convencidos que no estamos solos. Más de 200 números de Tachas, en un formato abierto, equilibrado y a la vez retador en su contenido escrito y visual, nos ayudan a pensar que no estamos locos, o que esta sana insania es hasta cierto grado contagiosa. 200 más uno condensa no sólo el esfuerzo y la pasión por las letras: traza una bitácora digna de ser estudiada. Me siento orgulloso de haber acompañados estos últimos ciento uno, y dispuesto (como lo comenté hace cien números) a seguir descubriendo textos y garrapateando guías, diatribas y loas, en la medida que lo permitan mis fuerzas.

Gracias por estos más de 200, por hacer tangibles hasta cierto punto las palabras de Guillermo de Orange: No es necesario esperar para emprender, ni lograr para perseverar. Y digo, hasta cierto punto, porque creo firmemente que Tachas alcanza en los lectores lo que tanto temen mis amigos filisteos: despertar.

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