viernes. 19.04.2024
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GUÍA DE LECTURA

96 grados, de Eusebio Ruvalcaba

Jaime Panqueva

96 grados, de Eusebio Ruvalcaba

Un par de meses ha que murió Eusebio Ruvalcaba, poeta, narrador, dramaturgo. Como sólo lo conocía y admiraba por esa extraordinaria novela, Un hilito de sangre, decidí que el mejor homenaje que podía hacer a este maestro consistía en leer uno de sus libros. De Semana Santa, en una librería, encontré 96 grados, su último libro de cuentos editado por Lectorum en 2015 por sólo 121 pesos. Gran negocio si se tiene en cuenta que en su interior se aglomeran medio centenar de historias creadas con el apoyo de FONCA, que saldrían a razón de menos de $2.50 cada una. IVA incluido.

Los cuentos son en muchos casos estremecedores, desde El padrino Herminio, que abre el volumen, pasando por Dolly, El sentido de la vida, hasta El angelito, que cierra el viaje a decenas de escenas cotidianas, rodajas de vida, lo llamarían los veristas italianos. Ruvalcaba explota las debilidades y secretos de los individuos con apasionada devoción por el realismo sucio, y este ejemplar de cuentos es un gran mosaico de México a través de ese prisma. El cuento 96 grados, que da nombre al libro, funciona a la vez como el tamiz por el que pasaron los relatos, y equivale a la concentración habitual del alcohol (CH3-CH2OH, para los químicos) farmacéutico. No conocí personalmente al maestro Ruvalcaba, pero la calidad de su oído para detectar las historias bien contadas es posible percibirla en historias como Katzina, Mis padres y El paraíso. No sé si se suceda aquello de los encuentros entre escritores en el más allá. Siempre me ha dado gusto pensar en ello, como si fuera una novela de José Philip Farmer. Quizá en algún recodo discreto de una cantina de ultratumba fumigada por el abundante humo del tabaco, nos sea posible reencontrar al maestro Ruvalcaba sentado junto a Fante, Bukovsky o Carver, dialogando sobre las diferencias de tonalidades y efectos entre el inglés de los bajos fondos gringos y el castellano americano que preserva el seseo andaluz. Como el más allá debe tener grandes ventajas, pues ninguno de los que han partido ha vuelto por propia voluntad, ninguno de los tres se preocuparía por pagar la cuenta o soportar la resaca al día siguiente. Ruvalcaba STTL.

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