jueves. 18.04.2024
El Tiempo
Es lo Cotidiano

Baal Zabut (“Veo un México con hambre y sed de justicia…”)

Sara Uribe y Marco Antonio Huerta

Baal Zabut (“Veo un México con hambre y sed de justicia…”)

Veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales.
Colosio sería asesinado el 23 de marzo de 1994.

A menudo las moscas:
agentes de muerte y deterioro
la cuarta plaga Bíblica de Egipto.
Las malvadas.
Las malvadas.
Pero también las indomables
las insistentes y tenaces frente al conflicto
las contraelvidrio.
El mayor galardón militar en la cultura egipcia.
La más alta distinción concedida por el faraón a sus valientes.
El faraón Ahmose condecoró en una bella ceremonia a su madre Ahhotep
con un collar con tres grandes moscas de oro, de 9 cm de altura.
Ninguna otra reina de Egipto recibió esta condecoración militar.
Los habitantes de Cirene ofrecían sacrificios al dios Acoro
para que les librase de estos insectos.

Los acarnanios veneraban a las moscas
y los naturales de Accaron ofrecían incienso a la divinidad que las cazaba.
Los griegos tenían asimismo su dios Cazamoscas.
Eliano dice que las moscas se retiraban por sí solas en los juegos olímpicos.
En el templo de Apolo
cuando se acercaba la fiesta,
se inmolaba un toro a las moscas
que, una vez saciadas, se retiraban.
El demonio Belcebú recibe el nombre de “el señor de las moscas”,
un juego de palabras
que convirtió al dios cananeo Ba’al Zebûl (literalmente “el señor príncipe”)
en Baal Zabut (“el señor de las moscas”).
En Roma, el templo de Hércules vencedor
en el cual no entraban jamás las moscas.
En boca cerrada.
 En boca cerrada.
Los judíos consideraban de feliz agüero
que no se viera jamás una mosca en el templo de Salomón.
“Yo oí el zumbido de una mosca cuando moría”
eso le dijo Emily Dickinson a Machado.

***
Sara Uribe
nació en Querétaro en 1978. Desde 1996 es norteña y radica en Tamaulipas. Ha publicado: Lo que no imaginas (CONARTE, 2005); Palabras más palabras menos (IMAC, 2006); Nunca quise detener el tiempo (ITCA, 2008); Goliat (Letras de pasto verde, 2009); Magnitud/e, en coautoría con Marco Antonio Huerta y con traducción de John Pluecker, (Gusanos de la nada, 2012); Antígona González (Sur+, 2012); Siam (FETA, 2012);  I never wanted to stop time, traducción de Victoria M. contreras, (Editorial Medio Siglo, 2015); Antígona González, traducción de John Pluecker, (Les Figues Press, 2016). Poemas suyos han aparecido en publicaciones periódicas y antologías de México, Perú, España, Canadá, Reino Unido y Estados Unidos. Tiene un cuaderno de apuntes aquí.

***
Marco Antonio Huerta
(Tampico, Tamaulipas, 1978) es poeta. Autor de los libros: La semana milagrosa (2006), Golden Boy (2009) y Hay un jardín (2008).

El poema publicado aquí es un fragmento del libro Magnitud/e, editado por Gusanos de la Nada (2012) y reproducido en Tachas gracias a una colaboración con el sitio Poesía Mexa.

[Ir a la portada de Tachas 202]