sábado. 20.04.2024
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SHAKESPIRIANAS [XIII]

Lear y Darwin

José Luis Justes Amador

Shakespirianas - King Lear Tate
Shakespirianas - King Lear Tate
Lear y Darwin

65
“No, no, no life!
Why should a dog, a horse, a rat, have life,
And thou no breath at all? Thou'lt come no more,
Never, never, never, never, never!
Pray you, undo this button: thank you, sir.
Do you see this? Look on her, look, her lips,
Look there, look there!”

65.1. Es imposible leer esos versos sin estremecerse.

65.1.1. Porque aunque describan una muerte resumen perfectamente la vida.

65.2. “¡No, no vive! ¿Por qué un perro, un caballo, un ratón tienen vida, y tú no? ¡No, no volverás nunca! ... ¡Nunca, nunca, nunca, nunca, nunca! ... Por favor, suéltenme este botón. Gracias, señor. ¿Ven esto? Mírenla, miren su boca, mírenla, mírenla ...”

65.2.1. Sólo un actor genial (tanto da el idioma) sería capaz de entonar esos cinco desesperados nunca y lograr que no suenen a literatura sino a vida.

65.2.2. Y aunque el traductor los conserva, nos priva a cambio de la respiración que se contrapone a la vida de los tres animales.

65.2.2.1. Tres animales que no faltaban en ningún hogar en la época shakespiriana.

65.3. “No, no; no más vida. ¡Cómo! el más vil de los reptiles goza la vida en nuestros hogares ¿y tú no vivirás, no volverás nunca, nunca...? Desatad este nudo, por favor... Mil gracias, Vedla, vedla; mirad sus labios; ¡mirad, mirad!”

65.3.1. Aquí el traductor, como por contraste, repite demasiadas veces la palabra vida.

65.3.2. Como si el lector (o espectador) no fueran capaces de descubrirlo por sí mismos.

65.3.3. Y los tres animales se convierten en un solo reptil.

65.4. “¿No, no, no tiene vida? ¿Por qué ha de vivir un perro, un caballo, una rata, y en ti no hay aliento? –– Tú ya no volverás; nunca, nunca, nunca, nunca, nunca. –– Desabrochad este botón. Gracias. ¿Veis esto? ¡Miradla! ¡Mirad, los labios! ¡Mirad, mirad!”

65.4.1. En la versión más literal de todas, el descenso hacia el abismo de la muerte lo marca esa repetición de “mirad” y sus variaciones.

65.4.2. Elocuente hasta el silencio final.

65.4.3. Y, sin embargo, sentimos que nos falta algo.

65.4.3.1. Dando la razón a la afirmación de Robert Frost: “Poesía es lo que se pierde en la traducción”.

65.4.3.2. Formulación facilona y facilista de la cita original (en Conversations on the Craft of Poetry): “Podría definir la poesía de la siguiente manera: lo que se pierde en ambas, en poesía y en prosa, al traducirse”.

65.5. “¿…y tú, en cambio, no alientas?

65.6. Eso propone otro de los traductores.

65.6.1. Jugando, quizá, con el doble sentido de alentar.

 

66

Porque la muerte de Lear sirve, ha de servir, para alentar a los (pocos) vivos que quedan en la obra.

66.1. Y también a los espectadores (o lectores).

66.2. The weight of this sad time we must obey;

Speak what we feel, not what we ought to say.

The oldest hath borne most: we that are young             

Shall never see so much, nor live so long.

66.3. A pesar nuestro, hay que ceder a la necesidad de estos tiempos desastrosos. Derramemos los sentimientos de nuestros corazones, sin permitirnos murmuraciones ni reflexiones amargas. El más viejo de nosotros era el que ha sufrido más. Nosotros, que somos jóvenes, jamás veremos tantos males, ni tantos días.

66.4. Y, como diría Shakespeare, como diría Hamlet, el más sabio de sus personajes, “the rest is silence”.

66.4.1. También como últimas palabras.

 

(67

“No puedo soportar leer una línea de poesía; he tratado últimamente de leer a Shakespeare, pero lo encontré tan intolerablemente soso que me asqueó”.

67.1. Eso escribió Charles Darwin en su Autobiografía.

 

68

Hasta en Shakespeare es imposible el consenso universal.)






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