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GUÍA DE LECTURA

Libro centroamericano de los muertos, de Balam Rodrigo

Jaime Panqueva

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Libro centroamericano de los muertos, de Balam Rodrigo
Libro centroamericano de los muertos, de Balam Rodrigo

En la antigüedad cuando escaseaban los papiros o el pergamino, era frecuente que la superficie ya escrita se raspara para poder escribir encima de la ya escrito con anterioridad. Era la forma de borrar para reaprovechar el papel y seguir escribiendo. Realizado por motivos prácticos acuciados por la carestía, esta forma se adaptó luego a las técnicas literarias para apropiarse de textos de otros, para quitar y añadir a voluntad de manera que se creara un nuevo texto. El palimpsesto es también un diálogo entre diferentes eras, una forma de reclamar una tradición para edificar o reedificar sobre ella.

Libro centroamericano de los muertos, Premio de Poesía Aguascalientes 2018, (FCE, 2018) responde a esta preocupación y tras cinco siglos de injusticias, masacres y sangre, regresa a esa Brevísima relación de Bartolomé de las Casas, para hablar de las tropelías de los opresores que reemplazaron a los encomenderos y cazadores de indios. El efecto de libro y de sus apropiaciones poéticas es sencillamente devastador, pues Rodrigo teje el pasado de los grupos vejados, violados o destazados con la misma habilidad que narra a los individuos desde la muerte, o reflexiona la propia historia familiar a partir de viejas fotografías; los amigos de la infancia, la casa donde su padre alojaba migrantes y les daba de comer en la década de los 80.  

 

                Mientras escribo, me quema la garganta y los ojos

                el rostro de mi padre, la antorcha amarilla de su hígado

                que alumbra la claridad de mi dolor.

 

Imposible recorrer este poemario sin estremecerse ante la miseria ajena, ante la tragedia cuyos efectos nos muestran los noticieros con un pudor vergonzoso frente a lo que verdaderamente debe contarse: la omnipotencia de las mafias y cacicazgos en las provincias expulsoras de migrantes. Imposible sucumbir ante la contundencia del lenguaje desplegado por Rodrigo:

 

                La sangre había perdido su color

                por la anemia del miedo,

                pero la lluvia era más roja que la vergüenza

                y ametrallaba sin piedad al corazón,

                ese casquillo sin pólvora,

                sílaba de carne percutida por el pánico.

 

Si nuestro país esperaba una gran obra que cantara la tragedia de la migración, pienso que Balam Rodrigo con este palimpsesto proveniente de los siglos y los telediarios lo ha compuesto. Desde la “muy noble y muy leal ciudad de Jovel/Ciudad Real/San Cristobal de la Casas, Altos de la Provincia de Chiapas, Centroamérica” nace este canto dentro de la coyuntura geográfica y temporal de La Bestia, con la lengua que nos ha sido dada. De las Casas estaría orgulloso.

 

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