Me dio gusto asistir el pasado 28 de febrero al Archivo Histórico Municipal de Irapuato a la presentación de este compendio de ensayos sobre la historia de Irapuato entre los siglos XVII y XX. Una multitudinaria asistencia, no menos de unas doscientas personas, abarrotó el patio y dio fe de la sed de identidad e historia que tienen los habitantes de la ciudad. Por otro lado, este libro es otro testigo del trabajo silencioso y serio que realiza esta institución, a cargo de Dulce María Vázquez Mendiola, que con rigor y disciplina resguarda la memoria del municipio, y comparte sus hallazgos a través de sus boletines periódicos o publicaciones como La inundación de Irapuato de 1973, de Durvin Tarik Flores, publicado hace dos años con motivo de los 45 años de este hecho y reimpreso en varias ocasiones por la demanda que ha tenido.

Cuesta trabajo enumerar la suma de aciertos en esta tarea encomiable de enseñar historia a los irapuatenses, sin perder nunca el rigor académico; las publicaciones del Archivo están, además de bien documentadas, escritas en un lenguaje claro, accesible a cualquier lector no especializado, tocan aspectos sencillos y edificadores de la identidad local, como la vida cotidiana. Por si fuera poco, su gratuidad atrae a los lectores y curiosos como moscas a la miel. Creo que no hay mayor gusto para un amante de los libros que ver una nutrida fila de personas ávida de recibir su ejemplar.

En lo referente a Irapuato, sociedad, vida cotidiana y guerra, se trata de un trabajo coordinado por la académica Dra. Graciela Bernal Ruiz de la Universidad de Guanajuato y compendia artículos sobre la fundación de Irapuato, las prácticas relativas a la muerte, la cárcel local, y los levantamientos armados de los siglos XIX y XX, donde participaron los historiadores del Archivo, Jorge Luis Conejo, y Franco Segoviano, así como otros historiadores de la UG, Paola María Trujillo, Andoni Rodríguez, y Daniel Hernández.  

Muchos de los curiosos se sentirán muy bien recompensados desde el primer y quizás el más polémico artículo del libro, pues aborda con rigor histórico el mito fundador de la ciudad. Me despido con palabras del mismo: “la historia está siempre sujeta a puntualizaciones con los nuevos hallazgos. Algunas de las cosas que creíamos ciertas han sido refutadas... En el caso de la historia de Irapuato, mucho de lo que creíamos verdadero ha sido descartado, pero se ha difundido tanto entre los pobladores irapuatenses, que se siguen tomando como ciertas. Es por eso que una de las labores del historiador es difundir los nuevos hallazgos para que la población esté más enterada, de esta manera se contribuirá a que la sociedad tenga un mejor conocimiento de sí misma.”

Aún hay ejemplares disponibles en el Archivo Histórico Municipal de Irapuato.

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