Como continuación del terreno de las hagiografías contemporáneas, y como colofón al semáforo verde pandémico que estrenamos en nuestro estado, este libro sobre la ganadora del premio Nobel de Química del año pasado, Jennifer Doudna, que sirve como actualización y complemento a otro presentado en este espacio hace algunas semanas, El gen, de Siddartha Mukherjee (Guía 411; Tachas 430). Escrito como extraña mezcla de crónica periodística, biografía, artículo de divulgación y de farándula a la vez, Isaacson presenta de manera a veces somera, a veces frívola, el descubrimiento de una de las grandes técnicas de edición genética de nuestro tiempo, la CRISPR- Cas9, y su importancia reciente en el desarrollo de las vacunas contra el COVID-19.

Desde un punto de observación privilegiado, por su gran cercanía a la científica, Isaacson dibuja la vida de su objeto de estudio desde sus años de crianza, en la lejana Hawaii, pasando por la competencia despiadada por publicar y patentar sus descubrimientos, hasta el momento en que le fue concedido, junto a la francesa Emmanuelle Charpentier, el más importante premio del mundo en su área.

Para hacerse una idea de la importancia de Jennifer Doudna hay que remitirse al sueño de todo biólogo o genetista: con su equipo allanó el camino para que cualquier gen, desde el de una bacteria hasta el de un humano, pueda modificarse en puntos específicos, ya sea eliminando secuencias perniciosas o reemplazándolas por otro material con un fin específico. La edición genética permitiría curar enfermedades como el Alzheimer, el cáncer o la ceguera infantil entre muchas otras. Así mismo, puede emplearse en la creación de seres mejorados, algo que reaviva las antiguas ideas de la eugenesia humana.

Uno de los grandes aciertos del autor consiste en ponernos al tanto los retos éticos como de los ingentes recursos que canalizan en estas investigaciones por parte de fondos inversión privados. El capítulo titulado Eugenesia de libre mercado, es muy inquietante. Y bueno, si el libro se aleja durante largos periodos de la biografiada, tiene la virtud de pintar un amplio panorama de quienes están logrando los principales avances en este terreno, y nos ilustra sobre sus disquisiciones tanto financieras como morales. Doudna, por supuesto, no sólo es la gran protagonista científica, sino también ética, consciente de los enormes retos que entrañan para la humanidad su descubrimiento. La velocidad y variedad de los desarrollos en la última década y la entrada también en juego de los biohackers, auguran una era de la genética que puede ser tan espléndida como desastrosa.

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