jueves. 18.04.2024
El Tiempo

Los continentales de fut 2021 [XXII]: Messi y Argentina conquistan la Copa América • Fernando Cuevas

"... Messi se ha convertido en un jugador transnacional y su victoria con la selección argentina emociona a muchos aficionados más allá de sus fronteras"
Messi
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Los continentales de fut 2021 [XXII]: Messi y Argentina conquistan la Copa América • Fernando Cuevas

TORNEOS INTERNACIONALES (XXIII)

Vamos llegando al final de los dos certámenes en simultáneo pero como si fueran relevos, inicia uno más, la Copa Oro con todo y sus críticas acerca del nivel desempeñado y ante las odiosas comparaciones.

COPA AMÉRICA (XVI)

Los dos últimos partidos que cierran esta edición del certamen a la que le hizo falta más público en el gradería, resultaron contrastantes: de un lucidor juego con varios goles, pasamos a un enfrentamiento marcado por la tensión a tope y la estrechez de alternativas para la estética.

PROFESIONALISMO, ANTÍDOTO CONTRA EL ANTICLÍMAX

A pesar de lo anticlimático que resulta el partido por tercer lugar, resistiéndose a la definitiva extinción, Colombia y Perú dieron un muy buen espectáculo y se tomaron el encuentro con la seriedad debida, acaso para olvidar pronto la frustración de haberse quedado a un paso de la final, sobre todo porque tanto los cafetaleros, que llegaron a la instancia de los penales, como los incas, perdiendo por un gol apenas, no estuvieron lejos de dar la campanada ante los monstruos sudamericanos. Así, en un ambiente de mayor tranquilidad, el primer tiempo empezó de forma abierta, con los colombianos tratando de capturar la pelota y el espacio, mientras que los peruanos se organizaban y jugaban un poco más a la contra.

Las llegadas a la portería rival, sin embargo, eran equilibradas, al igual que la tenencia de la pelota; justo hacia el final, cuando más presionaban los de azul, llegó el primer tanto de los de la franja, a través de un disparo del cruzazulino Yotún que culminó un desdoble fulminante con servicio paciente de Cueva. Para la segunda parte, Cuadrado puso las cosas en orden con penetrante disparo que atravesó la barrera y se coló en el arco peruano para decretar la merecida igualada y transcurridos poco más de quince minutos, un centro de los de la franja al área, buscó sorprender sin éxito al guardameta Vargas, quien tomó el balón y le dio kilométrico y preciso servicio a Díaz para que con serenidad y técnica aplicada, le diera la voltereta a su equipo con 25 por jugarse.

Siguieron ambos con buena determinación hasta que ya en la recta final, Lapadula se elevó en tiro de esquina y emparejó los cartones, cuando parecía que todo estaba finiquitado y una vez más, al parecer ya decidido el empate, volvió a aparecer Díaz, uno de los grandes jugadores del torneo y sin duda la revelación individual del mismo, para disparar de fuera del área e incrustar el tercero y definitivo, segundos antes del silbatazo final. La buena actuación peruana deberá ahora extenderla a la eliminatoria, donde marchan en el último puesto, mientras que los colombianos, con muy buen torneo, tendrán que apretar el paso para ubicarse en sitios de clasificación directa.

POR FIN, 28 AÑOS DESPUÉS

Minutos iniciales de intentar imponer condiciones y estilo, con exceso de faltas y respeto mutuo, sin que ninguno lo consiguiera con plenitud. El juez uruguayo sacó una rápida amarilla para apaciguar las aguas pero después se olvidó de ellas hasta media hora después. Veinte minutos y apenas una aproximación brasileña sin demasiado riesgo en un duelo de mucha pelea y riñón, poca luz y escasa clarividencia. Y cuando no pasaba mucho, aparece un largo pase enviado por De Paul que llega, tras falla defensiva de Lodi, a los terrenos de Di María para que, aprovechando el bote, bombee la pelota con lucidez ante la salida a medio camino del arquero y colocar un gol a favor de su selección por primera vez en una final desde hace casi treinta años. Fueron los mejores momentos para los pamperos pero poco a poco los de la Canarinha nivelaban el barco aunque solo para ver como se diluía la primera parte.

Para la segunda mitad, los cariocas alcanzaron pronto a mandar la pelota a la red pero en fuera de lugar, como si de un aviso se tratara, rápidamente subrayado con remate poderoso de Richarlison que contuvo el arquero. Era el tiempo de los de casa, que parecían entender que había que coordinarse de mejor manera y presionar con más énfasis desde arriba, mientras que la albiceleste acusaba un bajón de juego, como le ha sucedido en las segundas medios, y optaba por recular como medida de emergencia ante el desconcierto generalizado. Fue avanzando el tiempo y tanto Scaloni como Tite ajustaban, reacomodaban y enviaban hombres frescos al terreno; los roces se incrementaban, así como la batalla campal en medio campo con efímeras aproximaciones en una racionalidad que convenía a los visitantes, alentados y abucheados por las escasas gargantas que pudieron habitar la tribuna.

En los minutos finales del partido, un remate de Gabi y otra vez el expresivo arquero argentino salvando y repitiendo la hazaña minutos después, mientras que Neymar arrastraba la pelota y provocaba un alud de tarjetas amarillas para los argentinos, que nunca llegaron a ver el rojo definitivo, al tiempo que defendían la ventaja con uñas, dientes y lances suicidas, sacando toda la carga de no haber logrado meter un trofeo a sus vitrinas en mucho tiempo. Gran pase filtrado a Messi, otra vez vía De Paul, que lo deja solo para definir hacia el final pero el arquero se la terminó robando para prolongar el sufrimiento el resto de la compensación, sin consecuencias trágicas para los del Río de la Plata, tras un accionar hosco y lleno de asperezas saturadas de sofocación.

Argentina vuelve a ganar un campeonato después de 28 años, cuando venció a México, y varias finales perdidas, incluyendo una en un Mundial. Messi, parte del olimpo futbolero, por fin consigue ganar un torneo con la selección mayor, igual que Di María y, por supuesto, el resto de los jugadores a los que les quedan más años por delante y que en su mayoría no habían nacido desde aquel título en Ecuador: hay un sentimiento de justicia generalizada al ver la felicidad de la pulga con el 10 en la espalda, recibiendo el premio a mejor jugador del torneo, medalla de campeón y, por supuesto, levantar la Copa y gritar con sus compañeros, además de abrazar efusivamente a compatriotas y colegas, en especial a Neymar, su amigo caído. Decimoquinto título en este torneo para la albiceleste, igualando a Uruguay, alcanzado justo en el mítico estadio de Maracaná y frente a Brasil, con toda la fuerza simbólica que ello implica.

Como Di Stéfano, Puskás, Pelé, , Beckenbauer, Cruyff, Platini y Maradona, por citar algunos, Messi se ha convertido en un jugador transnacional y su victoria con la selección argentina emociona a muchos aficionados más allá de sus fronteras y del equipo al que pertenece: de alguna manera es una celebración por el más grande jugador de su tiempo, seguido por Cristiano Ronaldo y Neymar, que implica un sentido de pertenencia y logro generacional, porque a pesar del crecimiento de las ligas locales y la permanencia de la importancia del equipo de la ciudad o región, los certámenes de selecciones siguen siendo los más importantes y apasionantes dentro del mundo del fútbol, a escala global.