Nuevo semáforo rojo • Víctor Hugo Pérez Nieto

El gobierno sigue sin entender que laboramos para ganarnos la vida, no para perderla

Nuevo semáforo rojo • Víctor Hugo Pérez Nieto

«Urgente. Para los que no pudieron conectarse a la reunión con el DG. Se les transmite su mensaje:

Se les solicita a Aquellas UMAE fuera de la zona metropolitana Del Valle de Mexico que hagan un esfuerzo por reclutar recursos humanos que vengan en apoyo solidario para los hospitales de la CDMX y área metropolitana. Enviar por favor sus listas de candidatos a la DVIED y a la DPM a más tardar mañana antes de las 11 horas.

El DG convocará mañana a otra reunión virtual para ver este tema pero ya quisiera ver con qué recurso humano se podría contar.

Sabemos del gran esfuerzo que estamos poniendo todos pero demos el último jalón.

Gracias.»

O sea, los semáforos epidemiológicos son como las aguas del Chavo del Ocho, que la que parece de limón es de Jamaica pero sabe a tamarindo, y la que parece de Jamaica es de tamarindo pero sabe a limón.

Este primer mensaje que compartí me lo hicieron llegar mis ex compañeros de confianza del IMSS, ya que, a pesar de que Guanajuato pasa a semáforo rojo a partir del lunes 21 de diciembre, pretenden mover personal, principalmente de confianza, voluntariamente a fuerzas a la Ciudad de México y el Área Metropolitana.

Desde un inicio la pandemia se ha manejado con los pies, y este último “aviso urgente” es una muestra.

La Ciudad de México no es todo el país.

Además de ser el IMSS la institución que más personal ha perdido durante la pandemia, a nadie se le ha recompensado como se prometió. Muchos compañeros murieron ya, esperando su famoso “bono COVID” y sus notas de mérito. A los compañeros suplentes “08” les continúan cortando sus contratos quincenales para no pagarles el salario completo con los séptimos días ni los estímulos, quedándose los recursos sin ser audítados, en cada departamento forma 11 (recursos humanos) zonal.

Nadie hace nada, y por eso los nuevos especialistas ya no están interesados en el trabajo institucional.

El gobierno sigue sin entender que laboramos para ganarnos la vida, no para perderla, y los trabajadores, seamos suplentes, de base o de confianza, tenemos ya una vida hecha en nuestras ciudades, responsabilidades con nuestras familias y nuestros pacientes en el medio privado, que es el que nos estabiliza económicamente a los especialistas y subespecialistas del magro salario que se nos paga en la institución.

Solamente, como ejemplo, este año a los trabajadores del IMSS se nos dio un aumento al salario base, de 3.6% al tabulador (ver mi artículo Ni un plato de lentejas), mientas que el gobierno federal anunció que se incrementará el salario mínimo para el 2021 en un 15%.

Esa es nuestra paga por dejar la vida en los covitarios, a cambio de la de gente que no se cuide, haga fiestas y ande en la calle sin mascarilla. El personal médico ya está agotado (incluyo a enfermeras, paramédicos, camilleros, químicos, etc.) y más del 50% padece síndrome de burnout en sus propios hospitales, como para ahora ser movidos como esclavos a una ciudad extraña, lejos de sus únicas anclas a la terrible realidad.

Lo civiles rechazamos la vida militar porque nacimos con el espíritu libre, gozamos de nuestras garantías individuales, del libre albedrío, libre tránsito, y echamos raíces donde se nos da nuestra regalada gana sin que nadie nos mueva ni nos moleste, ya sea que nos guste el fresco de la montaña, el calor del desierto o la brisa del mar. Por algo escogimos un lugar para vivir.

Cada delegación está en la obligación de defender a su plantilla laboral; no se trata de destapar un agujero para tapar otro. No existe un estado más importante que otro en vidas humanas.

Lo que la Secretaria de Salud y las demás instituciones deben hacer es contratar nuevo personal con todas las prestaciones de ley, ahora que tanto se ha criticado al outsoursing.

Pero hasta que no se tomen las medidas científicas dictadas por la OMS, de aquí hasta que se comience con la vacunación masiva no habrá recursos humanos ni materiales suficientes.

¿Qué ocurrencia sigue? ¿La toma de los hospitales por la Guardia Nacional y ponernos a civiles bajo un mando militar? Espero que este aprendiz de brujo esté errado, ahora si, en su profecía.