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54 MUJERES [X]

Nico (El índice de mármol) • José Luis Justes Amador

José Luis Justes Amador
Nico, by Danny Fields
Nico, by Danny Fields
Nico (El índice de mármol) • José Luis Justes Amador


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Cantante, compositora, actriz, modelo, Ur-gótica, genia certificada del harmonio, musa, yonki y fuente constante de fascinación
Billy Hough


 

El problema con Christa Päffgen, como ocurre con tantas y tantas mujeres que se dedicaron a la música o al cine, es que a pesar de sus méritos suelen estar más asociadas con los hombres con los que se relacionó que con sus logros. En el caso de Nico, nombre artístico que adoptó desde su juventud, la lista es larga y un who-is-who de la cultura popular de los años sesenta: Alain Delon, Federico Fellini, Brian Jones, Jimmy Page, Bob Dylan, Cohen, Lou Reed, John Cale, Andy Warhol, Jim Morrison, Jackson Browne, entre otros. Con esa larga lista de amigos, relaciones y algunos amantes, parece difícil brillar con luz propia. Y aun así la cantante lo conseguiría, de un modo tan perfecto que incluso alguien podría titular un artículo sobre ella “Ni musa de Warhol ni amante de las estrellas del rock”.
 

Nico, The Marble Index, portada del disco
Nico, The Marble Index, portada del disco

 

La vida de Nico comienza conociendo los dos extremos. Nacida en una familia acomodada, la segunda guerra los llevó a la pobreza, de la que intentó salir comenzando a trabajar desde joven, como dependienta en una tienda exclusiva de lujo y modelo fotográfica. Fue precisamente uno de sus primeros mentores, un fotógrafo publicitario, el que cambió el sonoro nombre de pila a Nico, en homenaje a un amante suyo. La pálida y gélida belleza, junto con un distanciamiento natural, otorgaban a la artista una imagen muy personal en el gris entorno de finales de los años cincuenta. Su dominio casi perfecto de cinco idiomas le ayudó a moverse por la Europa ya recuperada de principios de los años sesenta.

A pesar de que la recordamos como cantante, sus primeras apariciones se dieron en el cine con breves papeles, de los que el más recordado es el de La Dolce Vita en la que aparece, con su nombre artístico, interpretándose a sí misma. Su vida tras la película estaba dividida entre París, –donde  mantuvo una larga relación con el director de cine independiente Philippe Garrel- y Nueva York –donde tomó cases de actuación en el mismísimo Actor’s Studio y conoció a Jim Morrison-. En París, sin embargo, es donde cantó por primera vez en la película Strip-Tease, aunque la canción, producida por Serge Gainsbourg, fue finalmente interpretada para la película por Juliette Greco. La versión de Nico tardaría más de cuarenta años en ver la luz. De esas temporadas en Paría y de la relación con Alain Delon nacería su único hijo Ari, jamás reconocido por el actor a pesar del más que evidente parecido físico.


 

Ya en Nueva York comenzó a moverse en el círculo de la Factory de Andy Warhol, quien la incluiría en el “elenco” de “su” proyecto musical, ya que el pintor consideraba que ninguno de los dos líderes, Lou Reed y John Cale, tenían una imagen lo suficientemente poderosa para el escenario. A pesar de las quejas de ambos (Cale llegó a afirmar que  no tenía mucho sentido tener “una mujer rubia y hermosa parada ahí sin hacer mucho, más que pegarle a la pandereta”), Nico cantó tres canciones, que deberían haber sido cuatro, en el disco más influyente de la historia de la música popular, “The Velvet Underground and Nico”. Un disco en el que, no está de más recordarlo, había una mujer, Maureen “Moe” Tucker, tocando la batería.

Su voz aporta una dimensión diferente a cada una de las canciones en que participa. “Femme Fatale” en su voz se convierte a la vez en descripción de un alguien que precisamente ella podría ser y, al mismo tiempo, en una observación ajena a la que la frialdad de su voz, el lento ritmo y los desesperados coros, convierten en una pieza que ha influido en tantos y tantos grupos femeninos del post punk y la música indie. “All tomorrow’s parties” parece recoger al mismo personaje en un momento anterior, cuando tiene que decidir frente a su armario cuál será la ropa para ponerse en cualquiera de las fiestas de mañana. El tercer tema en la voz de Nico aporta “I’ll be your mirror”, uno de los más versioneados de la multiversioneada y mítica banda. Es hermosa y tierna, con una más que sobria instrumentación a la que su tono aporta una sensación de estar escuchando una canción de cuna adulta. ¿Cómo hubiera sonado “Sunday Morning” en su voz, como estaba previsto, pero que la insistencia de Reed impidió?

El resto de su breve obra va entre el pop inteligente y la música seria, entre el intento de ser una gran estrella de la música y mantener una posición honesta, entre el estudio de grabación (siete discos) y las presentaciones en directo (¡13 discos!, más del doble de los lanzamientos hechos en estudio de grabación). Para la mayoría de estas presentaciones, sus bandas de acompañamiento o los grupos a los que les abría se contaban entre los mejores de la época: Tangerine Dream, Kevin Ayres, Phil Manzanera, Brian Eno, Martin Hannet, o el mítico John Cooper Clarke, con quien llegó a compartir vivienda. Sus amigos, Dylan, Browne, Morrison, también ayudaron prestándole o escribiendo canciones exclusivas para sus discos en solitario.

Lamentablemente, su fama y su leyenda nunca estuvieron a la altura de sus ventas. Durante gran parte de los setenta y ochenta Nico era más reconocida que comprada, a lo que tal vez contribuyera su propia personalidad y la imagen que ella misma proyectaba de bohemia nómada, más cercana a otras épocas que a la que estaba viviendo.

Su muerte estuvo a la altura de su leyenda. Cuando daba un paseo en bicileta en Ibiza, donde estaba viviendo, tuvo un micro infarto, lo que hizo que se golpeara la cabeza. Un taxista la llevó al hospital, donde un diagnóstico erróneo retrasó su atención. Al día siguiente murió de un derrame cerebral. Unos pocos amigos asistieron a la ceremonia en que sus cenizas fueron depositadas en la tumba de su madre, en Berlín. Uno de los asistentes llevaba un reproductor de casette en el que pusieron canciones suyas.

Su última recuperación se dio cuando Wes Anderson eligió dos de sus canciones más “alegres” para The Royal Tenenbaums.
 

 


PD: En enero de 2013, John Cale organizó en la Brooklyn Academy of Music un homenaje, titulado “A life along the borderline” en el que participaron, además del organizador: Kim Gordon, Peaches, Stephen Merrit, Joan As Police Woman, Greg Dulli, Yeasayer y Mercury Rev.


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