sábado. 05.10.2024
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54 MUJERES, LA SERIE [XVII]

54 Mujeres, La Serie [XVII] • Vivian Girls (La actitud por encima de todo) • José Luis Justes Amador

José Luis Justes Amador
54 Mujeres, La Serie - Vivian Girls
54 Mujeres, La Serie - Vivian Girls
54 Mujeres, La Serie [XVII] • Vivian Girls (La actitud por encima de todo) • José Luis Justes Amador


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De hecho, es divertido que nos comparen siempre con los Shop Assistants,
Jesus and Mary Chain y los Aislers Set,
pero no intentábamos sonar como esas bandas para nada.

Cassie Ramone


 

El título del enorme libro, 15,143 páginas, es casi tan complicado como la mente de su autor, Henry Dager: “La Historia de las hermanas Vivian, en lo que se conoce como Los Reinos de lo Irreal, sobre la Guerra-Tormenta Glandeco-Angeliniana causada por la Rebelión de los Niños Esclavos”. De ese libro y, sobre todo, de las alucinadas y alucinantes ilustraciones del mismo escritor, viene el nombre de uno de los grupos de la escena niuyorkina de principios del siglo y que, lamentablemente, ha recibido menos atención de la que merecería: Vivian Girls. Y que no se cansaban de repetir en las entrevistas que el nombre era más fruto de una casualidad, y de la sonoridad del nombre, que de un amor desbordado por la obra de Dager.

Al igual que con el nombre les ocurrió con las comparaciones, a las que eran sometidas una y otra vez en las entrevistas y en reseñas. Como repetían una y otra vez, su gran influencia eran las bandas de garage de los años sesenta, y no esos grupos por los que les preguntaban y ellas negaban. Es casi imposible leer una entrevista o una reseña en la que a los grupos que Cassie niega, no se añadan los nombre de, por ejemplo, Black Tambourine, Talulah Gosh (que merecen un lugar en la historia igual que las Vivian Girls) o Tiger Trap.

Cassie Ramone, guitarra y voz, y Katy Goodman, bajista, han sido desde sus inicios la base del grupo, con constantes cambios de baterista, siempre mujer también. Y apenas les costó unos pocos meses, desde que se formaron en 2007, comenzar a labrarse un lugar y una merecida fama en la sobrepoblada escena independiente de la gran manzana. Con sólo una maqueta, que incluía cinco canciones originales y una versión de los Wipers, ya fueron elegidas para telonearlos por Jay Reatard o Sonic Youth. Aunque nunca olvidaron la movida underground de la que venían, y en la que se encontraban grupos aún más desconocidos para la historia que ellas, como Cause Co-Motion!, Crystal Stilts, o Woods.

Con esa misma rapidez con la que se habían dado a conocer, en apenas un año ya habían grabado su primer single, “Wild Eyes” en uno de esos sellos de brevísima vida como fue Play With Dolls. A pesar de lo corto de la edición y de lo pequeño de la casa de discos, las reseñas fueron positivas, y fue uno de los singles en eterna rotación en las radios universitarias independientes. Junto a las dos canciones de ese primer single habían grabado en la misma sesión, casi registrada en un perfecto directo, las que formarían parte de su primer disco, titulado exactamente igual que la banda. “Vivian Girls” encerraba en apenas veintidós minutos y diez canciones todo el espíritu de la banda que algunos denominaban punk, otros indie pop al más puro estilo inglés de la generación del C86 y ellas, simplemente, garage.

Y a pesar de la injusticia de la historia con ellas, hay que recordar que ese primer LP vendió en diez días toda la edición. Aunque fuera de solo quinientas copias. Pero en ese disco se encontraba una mezcla, que no abandonarían nunca, de pop descacharado, espíritu punk, rapidez y despreocupación garagera, además de un cierto arte de la conciencia arty de Nueva York y los grupos ingleses con los que constantemente las comparaban.

A pesar de los constantes cambios de baterías el grupo nunca llegó a los niveles de ventas de algunos de sus contemporáneos más amables o más extraños. Y mientras seguían girando, tanto en su país como en Inglaterra, donde tuvieron poco éxito, o en lugares tan lejanos como Australia o Japón, donde fueron un éxito en el underground. Todavía les daría tiempo a grabar un par de discos más: “Everything was wrong” que, a pesar del título, ofreció la cara más alegre del grupo, y “Share the joy” que sonaba más oscuro, aunque mucho mejor producido, logrando transmitir la personalidad de la extraña mezcla de influencias musicales del grupo. Durante esos años de giras constantes se embarcaron en proyectos paralelos, tan interesantes como el grupo madre, como Best Coast, The Babies y La Sera.

En 2014, después de dos conciertos míticos en The Church on York de Los Angeles y Death by Audio en Nueva York, y que en algún sitio deben estar grabados y que merecerían publicarse, decidieron disolverse. Un año y medio después se reunieron para tocar en la boda de Katy. En 2019 volvieron a la escena al anunciar su reunión y la aparición de su disco más limpio, “Memory”. Además aparecieron con dos hermosamente poppies versiones en la banda sonora de “Fraggel Rock”, haciendo un más que alegre “Do i ton my own”, y en una recopilación de homenaje a David Bowie con una personalísima “John, I’m only Dancing”.

PD: la inclasificable obra de Henry Dager también influyó en el siempre inclasificable Sufjan Stevens, que en su disco recopilatorio “The Avalanche” tiene una canción instrumental repleta de ruidos, titulada “The Vivian Girls Are Visited In the Night by Saint Dargarius and his Squadron of Benevolent Butterflies”.


 

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