Champions 2024 [V]: La final • Fernando Cuevas

Wembley en plan catedralicio para recibir el partido definitivo de la edición del certamen principal de clubes en Europa. Los jugadores del Borussia Dortmund fueron a saludar a su creativa y entusiasta afición con todo y la corona formada desde la tribuna. Arranca el partido y de inmediato la interrupción por alguien que prefiere la fama a disfrutar del juego; resuelto el asunto, el equipo del Real Madrid estableció presión alta desde el arranque, consiguiendo arrinconar por momentos a los de amarillo, quienes generaron la primera llegada más o menos seria poco antes del cuarto de hora, en tanto los de blanco ensayaban disparos desde fuera del área con dirección demasiado elevada.
El área donde se jugaba predominantemente era el medio campo, con sobrepoblación de un lado y del otro y ciertos roces que el árbitro controlaba sin dejarse engañar cuando se recurría al fingimiento. Vendrían los mejores minutos para los negroamarillos: de la nada, un mano a mano que dejó ir Adeyemi, quien tuvo otro par que no logró concretar, mientras Carvajal sufría en aquella parcela; por si no fuera suficiente, los alemanes dejaron otra pelota en el poste alrededor de los 25 minutos de un partido que parecía abrirse de a poco, sobre todo en favor del Dortmund, que volvió a exigir a Courtois en disparo lejano de Sabitzer con bote venenoso.
Para evitar que los jugadores siguieran subiendo de tono, el juez amonestó primero al delantero brasileño del Madrid y después a dos jugadores del cuadro por reclamar, controlando cualquier intento de insurrección o usurpación de funciones. más tiempo con la pelota el equipo español pero con mucho menor cuota de peligro. El primer medio se fue diluyendo y los de Dortmund no podían aprovechar la superioridad de su juego: el fantasma de el que perdona pierde amenazaba una vez más, sobre todo por tratarse de un equipo especialista en aprovechar el perdón rival y no hacer lo propio en el arco de enfrente.
Un disparo de Kroos al ángulo desviado por Kobel y un remate de Carvajal para abrir boca en el segundo medio, como advirtiendo lo que vendría; en tanto, el capitán Emre Can en el centro del campo iba y venía, y los reacomodos para enfrentar el lapso definitorio del partido se empezaban a operar. Respondió el conjunto alemán con un cabezazo rechazado con firmeza por el arquero belga, y un servicio de Vinícius se escurrió dramáticamente sin que rematador ni arquero pudieran desviarlo, Se veía ligeramente más dominante el equipo de la capital española y un poco desgastados los de la región de Renania.
Al 74’ en pelota parada, el siempre luchador Carvajal se apareció en el área para conectar con la cabeza y así romper el cero: un guion que se sigue repitiendo en estas instancias con el mismo protagonista y distinto rival. El tanto fue un duro mazazo en el ánimo del equipo teutón, y a partir de ahí los de blanco se posicionaron y posesionaron de la pelota. Bellingham tuvo poco después el segundo, pero un desvío salvador lo evitó; continuaban los embates de Kroos y Camavinga pero el portero rival mantenía la distancia de un gol.
Más probable el segundo merengue que el empate, y así fue: tras un error en la salida, Vinícius concretó para definir ya el partido a unos minutos del final. El Borussia no logró mantener el mismo ritmo para la segunda parte, y el Real Madrid fue de menos a más para alcanzar su decimoquinta copa, que confirma un vínculo especial del torneo con este equipo, el más importante del mundo, que despierta todo tipo de reacciones, sobre todo en estas últimas ediciones, en las que a pesar de no jugar mejor que sus adversarios, termina sacando la victoria, como si se tratara de una fórmula tan probada como infalible. Por su parte, un gran torneo para el conjunto alemán, que vio cómo se despedía el gran Marco Reus, querido jugador histórico del equipo.