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Pasolini según Ferrara

Pasolini según Ferrara

Recrear el genio y figura de Pier Paolo Pasolini en una biografía fílmica y quedar bien parado, se antojaba todo un reto. Ha sido el otrora cineasta de alto octanaje Abel Ferrara quien asumió el desafío de emprender un proyecto que navega entre el homenaje afectuoso y la evocación poética; todo ello a través de una escenificación de tono realista en la cotidianeidad de un artista, dónde además se atreve a imitar parte del estilo y la estrambótica imaginación del director italiano, en escenas de una hipotética película con base en el argumento inconcluso de Porno-Teo-Kolossal.

Pasolini es apenas la breve mirada que abarca una serie de sucesos en la que cabe la última entrevista concedida a un periodista de mirada severa ante la posición comprometida y sin tapujos del intelectual de izquierda, a pocas horas del brutal asesinato perpetrado por Giuseppe Pelosi, un adolescente que ejercía la prostitución y único responsable imputado por la justicia romana hasta el día de hoy, no obstante el escándalo en los periódicos hace tiempo debido a la revelación hecha por el propio homicida en la que sostiene que hubo la participación de otros tres rufianes, una sospecha que ya se intuía desde el trágico acontecimiento.

No muy dado a la sutileza en gran parte de su filmografía, sorprende gratamente que el cineasta ítalo-norteamericano manufacture una recreación sobria, contenida y conmovedora, alejada de los tremendismos y desafíos a las que fue tan proclive el también escritor italiano, mérito éste de un cinefotógrafo que logra un destacable manejo de las penumbras que enfatizan una atmósfera entre mortecina y elegiaca, acaso como un ambiente pesado que intuía el fatídico destino acaecido en un descampado arrabal romano.

Con tan sólo dos líneas de acción construida a base de anécdotas mínimas confluyendo en el aletargado tempo de Pasolini, Ferrara muestra su fervor por una figura capital en el cine de autor; las últimas 24 horas de vida de un revolucionario admirado por una filmografía libre de categorizaciones simplistas, pero también odiado hasta el extremo por la burguesía decadente y los estamentos de poder, a los que dirigía con frecuencia sus misiles dialécticos.

Con el apoyo de unos simples lentes, Willen Dafoe hace posible el milagro de encarnar con convicción y resucitar en espacio de apenas 80 minutos a Pier Paolo Pasolini, con quien comparte fuertes rasgos y una recia personalidad, alejándose de afectaciones y poses afeminadas. Sin embargo, pesa en su contra y en la trabajada verosimilitud de un entorno convulso, el trabajo de doblaje hecho al idioma italiano, al menos en la versión a mi alcance.

Quizá la mejor aportación del filme es que evite como la peste ceder a convencionalismos dramáticos o erigir la figura del biografiado a la altura de un mártir, como suele ser frecuente en otras figuras, ya de por si santificadas por la vox populi. La mirada del director es tan natural como el tema lo amerita. También, su aproximación puede ser el pretexto ideal para que generaciones jóvenes se acerquen a la obra de un cineasta insobornable, considerado de “los malditos” por las buenas conciencias y al que muchas de sus películas pasasen por el filtro de la censura o de plano fueron prohibidas en nuestro país.   

Pasolini/ D: Abel Ferrara/ G: Maurizio Braucci, Nicola Tranquilino y Abel Ferrara/ F en C: Stefano Falivene/ E: Fabio Nunziata/ M: Canciones Varias/ Con: Willem Dafoe, Ricardo Scarmaccio, Ninetto Davoli/ Valerio Mastandrea, Maria de Medeiros, Adriana Asti y Francesco Siciliano/ P: Caprici Films et al. Francia-Bélgica-Italia. 2014