Es lo Cotidiano

Memorial del Coecillo

Alejandro García

Tachas 10
Tachas 10
Memorial del Coecillo

 

Hay calles
de viejo aliento pendenciero
de huachichiles
chichimecas
 y —sospecho que— guamares

Hay piedra sobre piedra
el rumor de la memoria
la llegada de España
por la estancia de don Juan de Jasso
y el Valle de Señora
de cincuenta familias
para construir la villa
—no dio para más—
y a los costados
los dos pueblos feroces
enseñándose las armas
sin ver a los castizos
que así salvaguardaban la existencia
y el futuro

De modo que el largo aliento
se prolongó por esas calles
por esas vecindades
y cruceros
al norte y sur
fuera de traza
                        24 manzanas
                        signadas a cordel

Se apostaba la vida
y era mejor ganarla en territorio ajeno

Las pieles se curtían
lo mismo daban zapatos
que responsos
o caricias mostrencas
de alfajor

Tú no lo viste             Neruda
Pablo Pablito
pero la viste a ella
figura frente al mar
del mar
salobre
y de tu instinto.

Yo no la vi jamás
antes del tiempo
y del presagio
que cruzaría mi cara
como caracola en el fondo
del océano
La vi después
cuando el capitán
ya no cantaba versos
ni enviaba cartas en camino
y una aguda ogresa
histérica y parca
y cacareante
gobernaba aquel país
como cuchilla afilada
hundida
en la carne austral

Caminó por tu vida
te llevó hormigas
que bien López Velarde
supo presagiar
y esconder
mientras que tú
como yo
vivimos
trasladamos
en cuerpo de mujer
de ésa
la mía
la tuya
la eterna efigie
cuerpo fugaz
el eléctrico pecho
cadencioso sexo
la cabellera al aire
y la poesía
que ni Dante
ni Sábato
ni Juan Pirulero
lograron
atrapar
ni tú
ni yo
por supuesto

Y el Coecillo
mi barrio
e Isla Negra
el territorio tuyo
supieron de sus pasos
de sus gracias
de sus iras
y del confuso
errático
paso de la historia
por el costado azul
de Salsipuedes

 

Y me sumí
en su costilla
me hice hombre