J. K. Rowling y algo más
Norma Angélica Andrade Haro
A manera de introducción
Empecé a leer Harry Potter por pura curiosidad, misma que luego de las primeras páginas se convirtió en emoción y angustia. Mi lectura también sirvió para comprobar si de verdad me parecía a la Dama gorda del retrato, con la que mis hermanos me comparaban. Al final descubrí que sí me parezco a ella: en lo gordo y en lo jacalera —como dice mi mamá.
Con su serie Harry Potter, J. K. Rowling nos lleva a recorrer un universo inimaginable lleno de aventuras. Ahora, después de treinta y tantos años, comprendo el porqué de mi gusto por las películas de Walt Disney (La bella durmiente, La cenicienta, La sirenita, La bella y la bestia y Gasparín) y por algunas series de televisión (Hechizada, Mi bella genio y Señorita cometa). Los filmes y programas referidos tienen en común la magia, la hechicería y elementos sobrenaturales semejantes con la obra que hoy nos compete, donde las y los protagonistas practican estas artes. Lo único que cambia es el modo de hacerlo.
Rowling, sin proponérselo, nos hace soñar, sufrir, gozar y participar de las peripecias de Harry y sus amigos. Luego de haber leído cuatro de los siete libros, puedo comprobar que la obra tiene muchas similitudes con El Castillo de Otranto de Horace Walpole.
En cada uno de sus textos Joanne K. nos sorprende al introducirnos al gran mundo mágico que ha logrado crear, en el cual siempre hay nuevos personajes y acontecimientos. Es por eso que hoy tengo el gusto de presentarles a esta mujer que me ha hecho revivir una época que me causa nostalgia, con la diferencia que J. K. ha llenado esa etapa de vitalidad y alegría.
La autora
Joanne Kathleen Rowling nació el 31 de julio de 1965 en Bristol, al sur de Inglaterra. Estudió literatura francesa y trabajó para Amnisty Internacional en Londres. En 1991 se mudó a Portugal donde se enamoró de un periodista, mientras daba clases de inglés a jóvenes. Al poco tiempo de casada nació su hija. Luego de este acontecimiento, J. K. se separó de su esposo y regresó a Inglaterra. No tenía trabajo. No fueron tiempos fáciles para ella. Su madre había muerto hacía poco, recibía un subsidio del gobierno para sobrevivir, pero no alcanzaba para la calefacción del cuarto y, a veces, ni siquiera para la comida.[1] Según sus propias palabras escribe desde los seis años, pero la serie de Harry Potter es su obra más conocida.
Fue durante un viaje en tren, de Manchester a Londres, cuando apareció Harry por vez primera en la mente de Rowling. A decir de ella, no tenía la menor idea de que iba a escribir un libro para niños. La única certeza que tenía era que, en el transcurso de ese viaje, había descubierto a Harry, Ron, Nearly Headless Nick, Hagrid y Peeves. No cabe duda que ese recorrido en tren cambió la vida de Joanne. Sin importar los seis años que se llevó en estructurar la serie, ni lo que tuvo que trabajar elaborando el argumento de las siete novelas.
A pesar de que hoy es una escritora reconocida, no siempre fue así. Nadie se atrevía a publicar su obra, no creían que Harry Potter fuera un buen negocio. “La mayoría de los editores opinaban que el hecho de que su vida se desarrollara en un internado no era nada moderno”, explica Joanne. Además, argumentaban que su trama y sintaxis eran muy complejas.[2] A pesar de las negativas, Rowling no se dio por vencida, tiempo después, su novela fue aceptada por Christopher Little. En 1997 se publicó el primero de los siete libros de la serie: Harry Potter y la piedra filosofal. Desde entonces, el rápido y clamoroso éxito de sus libros no tiene precedentes y ha arrastrado a los lectores a dos mundos coexistentes: el vulgar mundo muggle de los seres humanos y el mundo extraordinario de la magia.[3]
Lo anterior nos muestra la perseverancia de la autora para dar a conocer su obra. No le importaron las negativas, a pesar de ellas y gracias a Christopher, Harry Potter se hizo “realidad”, y hoy podemos compartir sus aventuras al lado de sus amigos.
Breves resúmenes de los primeros cuatro libros de la saga
Harry Potter y la piedra filosofal. La autora nos describe cómo es la vida de Harry con su “familia”, conformada por sus tíos Petunia y Vernon Dursley, quienes, junto con su detestable hijo Duddley le hacen la vida de cuadritos a Harry. Éste tiene como habitación una alacena debajo de la escalera, recámara poco común para un niño. La vida del pequeño Potter cambia cuando, al cumplir los once años, recibe una carta donde se le informa:
Querido señor Potter:
Tenemos el placer de informarle de que dispone de un puesto en el Colegio Hogwarts de Magia.
Por favor, observe la lista del equipo y los libros necesarios. Las clases comienzan el 1 de septiembre.
Esperamos su lechuza antes del 31 de julio.[4]
Harry también se entera de una parte de su pasado: un brujo malo llamado Voldemort asesinó a sus padres cuando él era muy pequeño. Pudo sobrevivir gracias a la protección de su madre. Este ataque deja a Harry una cicatriz que cruza su frente en forma de un relámpago.
En el colegio, Harry conoce a los que serán sus grandes amigos, Hermione Granger y Ron Weasley. Conoce también al que será uno de sus más odiosos enemigos: Draco Malfoy. Desde su entrada a Hogwarts, Harry es objeto de curiosidad. La mayoría de los alumnos saben la historia del asesinato de Lily y James Potter, sus padres. También en el colegio, Potter descubre su habilidad para jugar quidditch.[5]
Por otro lado, evita que Voldemort logre apoderarse de la piedra filosofal, la cual se encuentra escondida en algún lugar de Hogwarts. Con esto, Harry impide que el mago obtenga riquezas y el codiciado Elixir de la Vida que lo hará inmortal. Potter saldrá airoso de todos los peligros gracias a la ayuda y consejos de Dumbledore y el auxilio de Hermione y Ron.
Harry Potter y la cámara secreta. J. K. Rowling nos cuenta cómo un elfo,[6] llamado Dobby, trata de impedir que Harry vuelva a Hogwarts. El elfo le dice que una amenaza mortal se cierne sobre el Colegio. Potter hace poco caso a las advertencias de Dobby y, acompañado de Ron, llega de manera espectacular a la escuela, sobre un coche volador, propiedad del señor Weasley. Ya en el Colegio, en donde juega un papel importante el profesor Gilderoy Lockhart, además de acrecentarse la rivalidad de Harry y Draco Malfoy, se sospecha que ha sido abierta por alguien la Cámara de los secretos, lugar en el que solo puede entrar el heredero de Slytherin y de la que se escapan monstruos peligrosos.
Poco después, algunos alumnos de Hogwarts aparecen petrificados. Pertenecen a los llamados sangre sucia, es decir, aquellos que no son completamente magos, ya que alguno de sus padres es muggle.[7] Debido a lo anterior, se descubre accidentalmente que Harry sabe hablar pársel, el idioma de las serpientes. A consecuencia de esto, muchos se preguntan si será Potter el heredero de Salazar Slytherin.
Harry, Ron y Hermione se enfrentan nuevamente al señor tenebroso, cuando éste se apodera de Ginny, hermana de Ron. Los muchachos deben luchar contra arañas gigantes, serpientes encantadas pero, sobre todo, contra su más acérrimo enemigo, Voldemort.
Harry Potter y el prisionero de Azkaban. Harry pasa las vacaciones de verano y uno más de sus cumpleaños, con su “adorada familia”, deseando ansioso el inicio de clases en Hogwarts. Con trece años cumplidos, Harry se ve las caras otra vez con Voldemort. Tras haber peleado con la tía Marge, hermana del tío Vernon, Harry tiene que salir huyendo, luego de inflarla como un globo, aborda el autobús noctámbulo que lo lleva al callejón Diagon. Al verse solo en la calle, Harry siente miedo:
Había infringido tan grandemente el Decreto para la moderada limitación de la brujería en menores de edad que estaba sorprendido de que los representantes del Ministerio de Magia no se hubieran presentado ya para llevárselo.[8]
Mientras tanto, de la prisión de Azkaban, perteneciente al mundo mágico, se escapa Sirius Black, un delincuente muy peligroso que, al parecer, es el asesino de los padres de Harry. Esta vez, Sirius está dispuesto a matarlo a él. Harry debe enfrentarse también a los dementores, los guardianes de la cárcel de Azkaban, capaces de borrar todo recuerdo hermoso de cualquiera que los mire, además roban la felicidad de los magos. El niño Potter resulta sumamente sensible a la presencia de éstos.
Por otro lado, el profesor Snape sigue tratando mal a Harry y sus amigos, esto pasa desapercibido cuando están en la clase del profesor Lupin: Defensa contra las Artes Oscuras. Otra alegría para Harry, Hermione y Ron es que Hagrid, su gran amigo, es el nuevo profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas. Por accidente, Draco Malfoy es atacado por un hipogrifo[9] en la clase de Hagrid. El animal es condenado a muerte, pero con la ayuda de los muchachos, logra salvar su vida.
Harry y Ron se preocupan al ver que Hermione se inscribe en muchas materias, lo más raro es que, aun cuando se le empalman varias en el mismo horario, nunca falta a ninguna. Aunque resulte increíble, se suscitan algunos problemas entre Ron y Hermione, ocasionados por sus respectivas mascotas. Por otra parte, Sirius Black logra acercarse a Harry y, al estar frente a frente, el encuentro sirve para enterarse de cosas relacionadas con la muerte de sus padres. Al final y, a pesar de todo, Harry y sus amigos, ayudados por Dumbledore, derrotan al temible Lord Voldemort.
Harry Potter y el cáliz de fuego. Cuenta la historia de la familia Ryddle, la cual tiene mucho que ver con el asesinato de los Potter. Harry se encuentra “disfrutando” de sus vacaciones de verano con sus tíos y su primo, el “simpático” Duddley. Harry es invitado por los Weasley al campeonato mundial de quidditch, en el que ocurren cosas extrañas.
Al llegar a Hogwarts, los chicos son informados de que en el presente curso se suspenderá el torneo de quidditch, en su lugar se llevará a cabo el Torneo de los tres magos, con la participación de las delegaciones de la Academia de Beauxbatons y Drumstang, escuela de magia europeas.
Los tres participantes serán seleccionados mediante un cáliz de fuego mágico. Representarán a las delegaciones antes mencionadas y a Hogwarts. Para ganar, los concursantes deberán enfrentarse a tres difíciles pruebas. El nombre de Harry es puesto en el cáliz y tiene que competir. Ron se molesta con él, por no haberle contado que quería participar.
Harry está en peligro. Dumbledore manda buscar a Sirius Black y así, ayudados por Hagrid, la profesora McGonagall, el profesor Snape y otros, tratan de proteger al muchacho. A pesar de las precauciones tomadas, al finalizar la tercera prueba, Harry y Cedric, el otro competidor de Hogwarts, deciden tomar la copa del torneo al mismo tiempo y proclamarse empatados cuando algo raro sucedió:
(…) Harry sintió una sacudida en el estómago. Sus pies despegaron del suelo. No podía aflojar. La mano que sostenía la Copa de los tres magos: lo llevaba hacia adelante, en un torbellino de viento y colores, y Cedric a su lado.[10]
Otra vez el Señor Tenebroso hace su aparición. Por medio de un hechizo se apodera de Harry, esta vez está decidido a no fallar, debe consumar su venganza. Dumbledore manda llamar a Sirius y a Snape, les pide ayuda para luchar contra la fuerza maligna de Voldemort, lo que no causa ninguna gracia a éstos que al parecer se detestan, pero Dumbledore propone una tregua en sus rencores y así pelear en contra del innombrable.
La influencia de Walpole sobre Rowling
Sin temor a equivocarme, puedo decir que la joven autora británica está influenciada por grandes autores, entre ellos su compatriota, Horace Walpole. En la obra de éste, El Castillo de Otranto, encontramos grandes semejanzas con la serie de Harry Potter. De ahí mi hipótesis de la presencia de Horace en los escritos de la inglesa. Los paisajes, el castillo donde se encuentra Hogwarts, además de los diferentes pasadizos secretos que hay en el colegio de magia y muchas otras cosas que J. K. describe en su obra, denotan la inspiración que, tal vez, despertó en ella el mencionado autor.
En los textos de ambos escritores son muy comunes las descripciones, parte medular de dichas obras, donde ningún objeto está simplemente por estar. Para Walpole y Rowling la descripción significa quizá lo mismo que para Flaubert (citado por Todorov): ”’no hay en mi libro ninguna descripción aislada, gratuita; todas sirven a mis personajes y tienen una influencia lejana o inmediata sobre la acción.’ Cada elemento de la obra tiene uno o varios sentidos”.[11]
Son las representaciones de diferentes lugares lo que hace que las novelas de los autores en cuestión nos introduzcan a ese mundo sorprendente que lograron crear. Rowling nos pinta un sinfín de imágenes increíbles; por ejemplo, la del callejón Diagon, donde hacen sus compras los habitantes del mundo mágico y la del banco, Gringotts, del cual les presentaré un ejemplo para empezar a demostrar que las similitudes entre los autores mencionados existen verdaderamente en sus obras:
Habían llegado a un edificio, blanco como la nieve, que se alzaba sobre las pequeñas tiendas. Delante de las puertas de bronce pulido, con un uniforme carmesí y dorado, (…) Las puertas de salida del vestíbulo eran demasiadas para contarlas (…) Griphook les abrió la puerta. Harry que había esperado más mármoles, se sorprendió. Estaban en un estrecho pasillo de piedra iluminado con antorchas. Se inclinaba hacia abajo y había unos rieles en el suelo. Griphook silbó y un pequeño carro llegó rápidamente por los rieles. (…) Al principio fueron rápidamente a través de un laberinto de retorcidos pasillos. (…) Iban cada vez más abajo, pasando por un largo subterráneo en el que había gruesas estalactitas y estalagmitas saliendo del techo y del suelo.[12]
La cita anterior es una pequeña muestra de la forma en que J. K. nos hace penetrar a un mundo maravilloso del que, más tarde seremos simple y sencillamente un habitante más. Horace, por su parte, no se queda atrás, él también nos da santo y seña de los elementos y hechos que conforman su obra. Por ejemplo, la imagen del bosque:
Hasta que Jerónimo regresara por la noche, Teodoro decidió esconderse en el bosque que Matilda le indicara. Al llegar a él, buscó las sombras más impenetrables, las más adecuadas a la agradable melancolía que reinaba en su mente, vagó hasta las cuevas que en otro tiempo sirvieron de retiro a los ermitaños y que ahora, se decía en los alrededores, estaban habitadas por espíritus malignos.
Recordaba haber oído esa tradición y, como su ánimo era audaz y aventurero, cedió de buen grado a su curiosidad explorando los recovecos secretos de aquel laberinto.[13]
Con esto podemos constatar cómo los autores nos dan cuenta, de manera pormenorizada, de las situaciones y sucesos que habitan en sus textos. Gracias a lo anterior, los escritores tratan de atraparnos en ese universo fantástico que ambos inventaron.
Otra similitud entre estos escritores y, por consiguiente entre sus obras, es que podemos encontrar pasadizos secretos, mismos que muchas veces permiten salvar la vida a algunos personajes o quebrantar las reglas establecidas. Es el caso de Harry, que al no permitírsele asistir a Honeydukes, por cuestiones de seguridad, utiliza un mapa que le enseña un camino que lo conduce al pueblo mencionado.
Inmediatamente, la joroba de la estatua se abrió lo suficiente para que pudiera pasar por ella una persona delgada. Harry miró a ambos lados del corredor, guardó el mapa, metió la cabeza por el agujero y se impulsó hacia adelante. Se deslizó por un largo trecho de lo que parecía un tobogán de piedra y aterrizó en una tierra fría y húmeda. Se puso en pie, mirando a su alrededor. Estaba totalmente oscuro. Levantó la varita, murmuró ¡Lumos!, y vio que se encontraba en un pasadizo muy estrecho, bajo y cubierto de barro.[14]
Así de fácil fue para Harry desobedecer las órdenes de Dumbledore y demás maestros. En Walpole el pasadizo salva la vida a Isabella y Teodoro; al igual que Rowling, Horace también describe el camino secreto:
Recordó un pasadizo subterráneo que conducía desde las bóvedas del castillo a la iglesia de San Nicolás.
(…) La parte baja del castillo estaba recorrida por varios claustros intrincados, y no resultaba fácil para alguien tan ansioso dar con la puerta que se abría a la caverna. Un terrible silencio reinaba en aquellas regiones subterráneas, salvo, de vez en cuando, algunas corrientes de aire que golpeaban las puertas que ella habría franqueado, y cuyos goznes, al rechinar, proyectaban su eco por aquel largo laberinto de oscuridad.[15]
Los acontecimientos sobrenaturales representan otra semejanza. Sus textos están plagados de estos hechos de principio a fin. Rowling nos presenta casos que parecen extraños y fuera de la realidad, como cuando Harry entabla una muy inusual conversación con una víbora:
—A propósito, ¿de dónde vienes? —preguntó Harry.
La serpiente levantó la cola hacia el pequeño cartel que había cerca del vidrio. Harry miró con curiosidad.
“Boa Constrictor, Brasil”.
—¿Era bonito aquello?
La boa constrictor volvió a señalar con la cola y Harry leyó: “Este espécimen fue criado en el zoológico”.
—¡Oh!, Ya veo. ¿Entonces nunca has estado en Brasil (…)
—Brasil, allá voy…. Gracias amigo.[16]
Al igual que Joanne, Horace también nos sorprende presentándonos varios casos que nos hacen pensar si pertenecen o no a la realidad o si solo son producto de nuestra imaginación. Por ejemplo, cuando la estatua de Alfonso derrama lágrimas de sangre dejando sorprendidos a los presentes:
Cuando hubo hablado, tres gotas de sangre cayeron de la nariz de la estatua de Alfonso. Manfredo palideció y la princesa cayó de rodillas.
—¡Mirad! —dijo el fraile—. ¡Observad este milagroso indicio de que la sangre de Alfonso nunca se mezclará con la de Manfredo![17]
Uno y otro escritor nos dan evidencia de los eventos sobrenaturales que existen en sus obras. Un suceso que llamó grandemente mi atención, en los autores referidos, es la manera en que dan vida a las imágenes de las pinturas; lo anterior resalta más en Rowling que en Walpole. En éste último solo podemos verlo en una ocasión, mientras que en J. K. lo observamos a lo largo de los diferentes tomos:
Al final del pasillo colgaba un retrato de una mujer gorda, con un vestido de seda roja.
—¿Santo y seña? —preguntó
—Caput draconis— dijo Percy, y el retrato se balanceó hacia adelante y dejó ver un agujero redondo en la pared. (…)[18]
Ahora les presentó una cita que nos permitirá comprobar que Horace también utiliza, aunque sea una vez, los cuadros que se mueven o que tienen alguna cualidad rara:
Manfredo, indeciso entre la huida de Isabella, que ahora había alcanzado la escalera, y su incapacidad para apartar los ojos de pintura, que empezaba a moverse, había avanzado algunos pasos tras la joven, pero sin dejar de mirar atrás, al retrato. Vio entonces a éste abandonar el cuadro y descender al pavimento con gesto grave melancólico. (…) Antes de que pudiera terminar la frase, la visión suspiró de nuevo e hizo una señal a Manfredo para que la siguiera.[19]
Los paisajes oscuros es otra característica de los escritores. Por ejemplo, en Walpole, la muerte de Conrado y todos los acontecimientos que de ahí se suscitan son todos de noche o en lugares sombríos, como cuando Isabella escapa de Manfredo:
(…) Animándose con estas reflexiones, y creyendo, por lo que podía observar; que estaba cerca de la entrada de la caverna subterránea, se aproximó a la puerta que había sido abierta, pero al llegar a ella una súbita ráfaga de viento la azotó y extinguió su lámpara, dejándola en total oscuridad.[20]
Las imágenes anteriores las apreciamos a lo largo de toda la obra de Walpole, y a pesar de que el autor no dice textualmente que es de noche, por el contexto de los hechos, sobreentendemos cuando es de día o de noche, aunque, viéndolo bien, no recuerdo que algún acontecimiento suceda durante el día en la novela.
En Rowling, todas las salidas de Harry y sus amigos para obtener información o visitar a Hagrid son, en la mayoría de las veces, de noche: por ejemplo, Harry y sus amigos ayudan a Hagrid a deshacerse de Norberto, un dragón de la familia de los ridgeback noruego:
Era una noche oscura y llena de nubes y llegaron un poquito tarde a la cabaña de Hagrid, porque tuvieron que esperar a que Peeves saliera del vestíbulo, donde jugaba tenis contra las paredes.
Hagrid tenía a Norberto listo y encerrado en una gran jaula.[21]
A diferencia de Walpole, la escritora inglesa muestra más claramente cuando es de noche o cuando es de día.
Los bosques son otra particularidad en las novelas de ambos literatos. En Walpole sirven de escondite a Teodoro cuando huye de la maldad de Manfredo.
En Rowling el bosque tiene muchas utilidades. Es la guarida de Harry y sus amigos, es ahí donde se encuentra la cancha de quidditch, la casa de Hagrid, el lago donde Potter cree ver su reflejo y un árbol poco usual: el sauce boxeador. Además, el bosque en ambos autores está lleno de peligros y muchas otras cosas. Solo enunciaré un ejemplo para demostrar uno de los múltiples usos que Joanne da a este mágico y aventurado lugar.
En una ocasión sirve para castigar a Harry y otros alumnos de Hogwarts, por haber alterado el orden del colegio:
—Síganme —dijo Filch, encendiendo un farol y conduciéndolos hacia fuera—. Seguro que lo pensarán dos veces antes de faltar a otra regla de la escuela, ¿verdad? — dijo, mirándolos con aire burlón.
(…)—Supongo que crees que vas a divertirte con ese papanatas, ¿no? Bueno, piénsalo mejor, muchacho… es al bosque a donde irán y mucho me habré equivocado si vuelven todos enteros.[22]
El miedo y el terror están en las obras de J. K. y Horace. En Walpole cuando Manfredo entra a la recámara de Federico, padre de Isabella:
Manfredo avanzó a toda prisa hasta el lecho de Federico para lamentarse de su infortunio, y enterarse de las circunstancias del combate. Pero se vio sacudido por el terror y la sorpresa y exclamó: - ¡Ah, eres tú, temible espectro! ¿Acaso ha llegado mi hora?[23]
Mientras que en Joanne, el miedo está presente en gran parte de sus textos. Cuando Harry escapa de la casa de sus tíos, luego de inflar como un globo a la tía Marge, y aborda el autobús noctámbulo:
Después de alejarse varias calles, se dejó caer sobre un muro bajo de la calle Magnolia, jadeando a causa del esfuerzo. Se quedó sentado, inmóvil, todavía furioso, escuchando los latidos acelerados del corazón. Pero después de estar diez minutos solo en la oscura calle, le sobrecogió una nueva emoción: el pánico.[24]
También podemos hablar de animales mágicos y otros no tanto como gatos y ratas, pero a los que Joanne da una cualidad específica para hacerlos diferentes de los de su especie. Al igual que los anteriores, los dragones, hipogrifos, escregutos de cola explosiva, gusarapos, arañas, serpientes gigantes, son parte importante y común en el mundo creado por J. K., a tal grado que se usan como mascotas. En Horace no recuerdo haber encontrado algo por el estilo. Así pues, en cuanto a animales se refiere, no habría semejanza alguna con la serie de Harry Potter, pero si encontramos otro elemento parecido entre los autores ingleses, ambos hacen uso de las imágenes horripilantes, como cuando Federico llega a buscar a Hippolita, en la obra de Walpole:
—Reverendo padre busco a la señora Hippolita.
—¡Hippolita! —repitió una voz hueca —. ¿Has venido a este castillo en busca de Hippolita?
Entonces, la figura, dándose lentamente la vuelta, descubrió ante Federico las mandíbulas descarnadas y las cuencas vacías de una calavera, envuelta en la capucha de un eremita.[25]
En Joanne este efecto lo vemos representado cuando la autora nos describe el aspecto del acérrimo enemigo de Harry, Lord Voldemort:
Lo que Colagusano había llevado con él tenía forma de un niño agachado, pero Harry no había visto nunca nada menos parecido a un niño: no tenía pelo y la piel era de un aspecto escamoso, de un negro rojizo oscuro, como carne viva; los brazos y las piernas eran muy delgados y débiles; y la cara… ningún niño vivo tendría nunca una cara parecida a aquella: era plana y como de serpiente, con ojos rojos brillantes.[26]
Muchas de las similitudes encontradas en los textos de los autores ingleses, las vemos claramente en la película de Gasparín, escenas oscuras, pasadizos secretos, fenómenos sobrenaturales y seres irreales como los fantasmas. Quizá el escritor del argumento se inspiró en autores como Walpole para ambientar la cinta con elementos que pertenecen a otra época.
Hace poco leí que al trabajo de Rowling se le considera como una obra ambientada en la época medieval y ahora que retomé El Castillo de Otranto para elaborar este texto, al leer la contraportada, me di cuenta que esta coincide con lo dicho por aquella revista: “se trata de un relato ambientado en la Edad Media mediante páginas surcadas por paisajes nocturnos, cielos tempestuosos, pasadizos secretos y ruidos misteriosos. Una historia con pasiones indomables y fenómenos sobrenaturales”.[27]
Hasta aquí hemos podido ejemplificar similitudes entre dos autores. Podríamos seguir mencionando más, pero creo que con las anunciadas es más que suficiente para comprobar lo expuesto a lo largo de este trabajo. Es indudable la influencia ejercida por Walpole, en los escritos de Rowling.
Lo fantástico, lo extraño y lo maravilloso, en la obra de J. K. Rowling
¿La obra de J. K. Rowling se puede considerar literatura fantástica? Tomaré como guía el planteamiento que formula Tzvetan Todorov, en Introducción a la literatura fantástica. Anticipo que después de leer y releer los textos de Joanne, estoy convencida de que podemos clasificarla como híbrida, porque cumple con elementos propios del Realismo y de lo fantástico.
Me explico: la literatura escrita por Rowling es un híbrido, una obra que se encuentra en un movimiento continuo, en un constante ir y venir de la realidad al mundo mágico de Harry Potter. Podemos citar muchos ejemplos, pero solo mencionaré uno que, a mi ver, ilustra perfectamente lo anterior: cuando Harry tiene que tomar el tren que lo lleve hasta Hogwarts y pide al tío Vernon que lo lleve a la estación:
Llegaron a King Cross a las diez y media. Tío Vernon cargó el baúl de Harry en un carrito y lo llevó por la estación. Harry pensó que era una rara amabilidad, hasta que tío Vernon se detuvo, mirando los andenes con una sonrisa perversa.
—Bueno, aquí estás muchacho. Andén nueve, andén diez… Tu andén debería estar en el medio, pero parece que aún no lo han construido, ¿No?[28]
La realidad y la fantasía se mezclan, la estación del tren es real, al igual que el tío Vernon, lo que resulta irreal es el andén nueve y tres cuartos donde se supone que Potter debe tomar el tren que lo lleve a Hogwarts. La obra está llena de estas situaciones por las que Harry nunca se desliga completamente del mundo de la magia y la hechicería, pues a pesar de que pasa las vacaciones de verano con sus tíos, siempre está en contacto con el mundo mágico del colegio y con sus amigos.
Es realista porque cumple con una de las características fundamentales de esta corriente: las exhaustivas descripciones. La autora pinta la realidad tal como es, Joanne nos da imágenes de lugares y personas, cumpliendo con dicha particularidad por ejemplo, la representación que nos proporciona de los tíos de Harry:
El señor Dursley era el director de una empresa llamada Grunnings, que fabricaba taladros. Era un hombre corpulento y rollizo, casi sin cuello, aunque con un bigote inmenso. La señora Dursley era delgada, rubia y tenía un cuello casi el doble de largo de lo habitual, lo que le resultaba muy útil, ya que pasaba la mayor parte del tiempo estirándolo por encima de la valla de los jardines para espiar a los vecinos.[29]
Veamos ahora el retrato de un habitante del universo mágico que crea la inglesa:
En Private Drive nunca se había visto un hombre así. Era alto, delgado y llevaba una túnica larga, una capa color púrpura, muy anciano, a juzgar por su pelo y barba plateados, tan largos que podía sujetarlos con el cinturón. Sus ojos azules eran claros, brillantes y centelleaban detrás de unas gafas de cristales de media luna. Tenía una nariz muy larga y torcida, como si se la hubiera fracturado alguna vez. El nombre de aquel hombre era Albus Dumbledore.[30]
Ahora veamos si a la literatura escrita por Joanne, podemos adjudicarle el término de literatura fantástica. Según Todorov, lo fantástico es la incertidumbre, lo fantástico puro que experimenta el lector cuando se pregunta si un hecho insólito es real o producto de su imaginación. Cuando se escoge una respuesta, se deja de lado lo fantástico para pasar a lo extraño o a lo maravilloso.
La obra nos transporta a un mundo que se encuentra ubicado en la frontera entre realidad y magia. Una característica de lo fantástico es que nos presenta, generalmente, a hombres que viven en el mundo real, como nosotros, pero que de pronto se enfrentan a un suceso misterioso. En Rowling, lo podemos representar con los tíos y el primo de Harry. Afrontan un acontecimiento raro cuando llegan las cartas dirigidas a Harry. El tío Vernon decide cambiar de domicilio. De nada sirve, siguen llegando sin importar donde se encuentren:
Señor H, Potter Alacena debajo de la escalera Private Drive, 4 Little Whinging |
Señor H. Potter Habitación 17 Hotel Railview Cokeworth[32] |
El acontecimiento de las cartas sería pues, según Todorov, lo extraño; indudablemente, la misiva existe y es real, pero cómo es que se sabe la nueva dirección de los Dursley. Aquí hablaríamos de la existencia de dos órdenes de acontecimientos: “los del mundo natural y los del mundo sobrenatural”.[33] Porque el suceso no se origina de las leyes naturales, en su defecto, diríamos que se trata de casos increíbles o casualidades insólitas. Además, la autora nos introduce, de nueva cuenta, en el mundo real y en el mundo mágico.
Todorov establece tres requisitos para que se dé lo fantástico: 1, la incertidumbre del lector debe permanecer hasta el final, esto con el fin de mantener el interés en la lectura; 2, el personaje principal puede compartir la vacilación, aunque esta regla no siempre se presenta; 3, el lector debe rechazar la lectura poética y la retórica, los textos fantásticos deben leerse independientemente de los recursos retóricos que se utilicen, de lo contrario lo fantástico se pierde.
En el trabajo de J. K. Rowling se cumple perfectamente la primera regla, en cada libro la autora mantiene nuestra indecisión prácticamente hasta el final, aunque nos da una respuesta para explicarnos el porqué de un hecho sobrenatural. Con lo sucedido con las cartas, por ejemplo, se explica porque Harry tiene dones especiales, pertenece a una familia de magos y a un mundo mágico, además tiene un lugar en la escuela de magia y hechicería, de ahí que las misivas le lleguen a cualquier lugar.
A pesar de que Rowling nos esclarece el suceso extraño, no se pierde el interés por la lectura de los textos, al contrario, nos presenta otros acontecimientos igual o más raros que los anteriores, mismos que se desarrollan dentro de la realidad del mundo mágico, y son los que nos hacen dudar de si lo que vemos es real o imaginario. He aquí de nuevo la vacilación de la que habla Todorov.
Inmediatamente después de la explicación de un caso extraño, la inglesa nos expone otro semejante que, de la misma manera, nos atrapa de principio a fin, pero en el que la rareza ya causa tanta sorpresa, más bien nos demuestra cómo se juntan nuevamente lo real y lo fantástico rayando ya en lo maravilloso: cuando Harry en compañía de Hagrid llega al callejón Diagon para comprar sus útiles escolares, lo insólito es lo que sucede dentro del Caldero Chorreante, un bar de mal aspecto:
—Tres arriba….dos horizontales…. —murmuraba—.
Correcto, un paso atrás Harry.
Dio tres golpes a la pared, con la punta de un paraguas.
El ladrillo que había tocado se estremeció, se retorció y en el medio apareció un pequeño agujero, que se hizo cada vez más ancho. Un segundo más tarde estaban contemplando un pasaje abovedado lo bastante grande hasta para Hagrid, un paso que llevaba a una calle con adoquines, que serpenteaba hasta quedar fuera de la vista.[34]
Creo que la segunda condición que establece Todorov, pese a que es opcional, en la serie de Harry Potter se cumple. Harry se cuestiona el origen de los eventos raros que se presentan en su vida, comparte la vacilación con el lector:
Harry se despertó temprano aquella mañana. Aunque sabía que ya era de día, mantenía los ojos muy cerrados.
“Ha sido un sueño —se dijo con firmeza—. Soñé que un gigante llamado Hagrid vino a decirme que voy a ir a un colegio de magos. Cuando abra los ojos estaré en casa, en mi alacena”.[35]
El tercer postulado también se cumple, se refuta toda lectura poética y retórica, no dudamos que las imágenes de los retratos se muevan y hablen, sabemos que las palabras del texto debemos tomarlas en otro sentido y no al pie de la letra, de no ser así, lo fantástico se arruina. A este otro sentido, Todorov lo llama alegórico.
Lo maravilloso
Según Todorov, cuando en lugar de miedo nos asombramos ante un acontecimiento sobrenatural, el cual admitimos como raro inmediatamente, estamos dentro del terreno de lo maravilloso. La característica principal de éste es la existencia de hechos insólitos, hechos que en los libros escritos por J. K. abundan: Harry habla con las serpientes:
Harry no supo por qué lo hizo, ni siquiera fue consciente de ello. Solo percibió que las piernas lo impulsaban hacia adelante como si fuera sobre ruedas y que gritaba absurdamente a la serpiente: “¡Déjalo!”. Y milagrosa e inexplicablemente, la serpiente bajó al suelo, tan inofensiva como una gruesa manguera negra de jardín, y volvió los ojos a Harry. A éste se le pasó el miedo. Sabía que la serpiente ya no atacaría a nadie, aunque no habría podido explicar por qué lo sabía.[36]
Aparece claramente la característica fundamental de lo maravilloso. La autora nos presenta sucesos raros que despiertan nuestra capacidad de asombro, cuando ya hemos aceptado, desde un inicio, como sobrenaturales dichos eventos.
Lo maravilloso, sub-género transitorio, a decir de Tzvetan Todorov, se presenta en libros de la serie de Harry Potter, podríamos decir que se desborda desde el inicio hasta el final, por ejemplo, cuando Harry cruza el muro, ayudado por la madre de Ron, que lo conduce al andén nueve y tres cuartos, un caso que, además de raro y maravilloso, nos muestra cómo se mezclan otra vez lo real y lo fantástico:
Lo único que tienes que hacer es des andar recto hacia la barrera que está entre los dos andenes. No te detengas y no tengas miedo de chocar, eso es muy importante. Lo mejor es ir de prisa, si estás nervioso. (…) Comenzó a andar. (…) Ya no podía detenerse (el carrito estaba fuera de control), ya estaba allí… Cerró los ojos, preparado para el choque…
Pero no llegó. Siguió rodando. Abrió los ojos.
Una locomotora de vapor, de color escarlata, esperaba en el andén lleno de gente. Un rótulo decía: ”Expreso de Hogwarts, 11h”.[37]
Dentro de lo maravilloso podríamos mencionar las pociones y los hechizos. Estos son parte elemental del mundo real de la obra. Tanta es su importancia que salvan, quitan la vida o bien permiten conseguir información. De las primeras podemos mencionar la poción multijugos, que consiste en cambiar el aspecto físico de las personas; ésta ayuda a Harry, Ron y Hermione a introducirse a la sala común de Slytherin, para averiguar acerca de la participación de Draco Malfoy en ciertos acontecimientos. Es una poción complicada pero efectiva, a decir de Hermione.
Los hechizos, al igual que las pociones, son diversos y mortales, como el que utilizó Voldemort para matar a los padres de Harry. El hechizo imperius y el cruciatus son, al parecer, los más peligrosos junto con el Avada Kedavra. Este último se los mostraré con un ejemplo, donde la maldición referida es ejecutada en una araña:
La araña correteó por la superficie.
Moody levantó la varita, y, previendo lo que iba a ocurrir, Harry sintió un repentino estremecimiento.
—¡Avada Kedavra! — gritó Moody.
Hubo un cegador destello de luz verde y un ruido como de torrente, como si algo vasto e invisible planeara por el aire. Al instante la araña se desplomó patas arriba, sin ninguna herida, pero indudablemente muerta.[38]
En el universo mágico que erige Rowling, lo maravilloso aparece en su máxima expresión. Gracias a lo antes dicho, es que el lector no pierde el interés en la lectura; la sorpresa que produce adentrarse en un mundo increíble y el permanente movimiento de la obra, permiten que el ánimo por la lectura no se quebrante, ni que el lector deje de sorprenderse con cada una de las aventuras existentes en el mundo mágico.
Creo finalmente, que los textos de J. K. Rowling cumplen cabalmente con las características que Todorov postula para considerarse como literatura fantástica, se encuentra lo extraño y lo maravilloso, sub-géneros que están indisolublemente ligados a lo fantástico dentro de los textos escritos por la inglesa.
También me atrevo a asegurar que la obra es realista, por lo expuesto al principio de esta segunda parte. Por lo anterior puedo decir que el trabajo de Rowling es un trabajo híbrido, por esa mezcla del mundo real con el mundo mágico.
Cuando le comenté a una amiga que yo pensaba que los libros de Joanne eran realismo-fantástico, me dijo: eso no existe, pero le contesté que iba a aplicar lo afirmado por Todorov, eso de que si una obra no encaja en ninguna categoría existente, se da entonces el inicio de otra que está por venir, en este caso estaríamos hablando del realismo-fantástico.
Los personajes y sus funciones, según Vladimir Propp
En esta parte aplico a los personajes las funciones que estableció Vladimir Propp.
La historia de Harry Potter comienza con una descripción de sus tíos y su primo, con los cuales llega a vivir. Esto sería pues lo que Propp llama situación inicial:
El señor y la señora Dursley, que vivían en el número 4 de Private Drive, estaban orgullosos de decir que eran muy normales, afortunadamente. Eran las últimas personas que se esperaría encontrar relacionadas con algo extraño o misterioso, porque no estaban para tales tonterías. (…) Los Dursley tenían un hijo pequeño llamado Duddley, y para ellos no había un niño mejor que él.[39]
La ausencia, según Propp, que en este caso sería forma reforzada de ausencia, estaría representada por la muerte de los padres de Harry, aunque, viéndolo bien, no solo la podemos ver personificada en el pequeño Potter, también en Neville, compañero de Harry en el colegio, quien sufre lo mismo. Harry, al morir sus padres, queda completamente desamparado:
—Lo…. Siento— lloriqueó Hagrid, y se limpió la cara con un gran pañuelo
—Pero no puedo soportarlo…Lily y James muertos…y el pobrecito Harry tendrá que vivir con muggles.[40]
La prohibición también hace acto de presencia en la obra de Joanne, puede verse tanto en el mundo mágico como en el real. He aquí un ejemplo muy ilustrativo. El tío Vernon hace una serie de recomendaciones a Harry ante la llegada inevitable de la tía Marge, hermana de Vernon:
Marge pasara aquí una semana —gruñó tío Vernon—. (…) Como Marge no sabe nada de tu anormalidad, no quiero ninguna exhibición mientras esté aquí. Compórtate, ¿entendido?[41]
La prohibición transgredida, se da cuando Harry, ron y Hermione visitan la Sección Prohibida de la Biblioteca, para tomar un ejemplar que contiene la receta de la poción multijugos. Aquí la negativa de visitar dicha sección no fue tomada en cuenta, lo que indica que la prohibición es transgredida.
Viene ahora la interrogación o demanda. El antagonista trata de obtener información acerca de su víctima. Voldemort manda como espía a Peter Petigrew, convertido en una rata al colegio, para que lo tenga al tanto de las actividades y paradero de Harry, de la misma forma que lo hizo al llevar información de Lily y James Potter:
—Vendiste a Lily y a James a lord Voldemort— dijo Black, que también temblaba —¿Lo niegas?
(…)El Que No Debe Ser Nombrado me obligó.
—¡NO MIENTAS! —bramó Black—. ¡LE HABÍAS ESTADO PASANDO INFORMACIÓN DURANTE UN AÑO ANTES DE LA MUERTE DE LILY Y JAMES! ¡ERAS SU ESPÍA![42]
El engaño también se hace presente. Voldemort se apodera de Harry mediante un traslador, en este caso la Copa de los Tres Magos, utiliza medios mágicos para lograr sus fines.
La complicidad involuntaria radica en que Harry reacciona de manera automática ante las formas mágicas, el traslador sería la forma mágica que utiliza Voldemort para raptarlo, situación que éste planea intencionalmente para alcanzar sus propósitos.
Una súbita desaparición. Otra variante del daño ocurre cuando Voldemort corta la mano a Colagusano, además utiliza varios embrujos, mencionemos un caso, hechiza a Bertha Jorkins, le saca toda la información referente al Torneo de los Tres Magos; opera una sustitución, Barty Crouch se hace pasar por Ojoloco Moody; ordena asesinar; cuando Voldemort dice a Colagusano que mate a Cedric comete un crimen, Lord Voldemort mata a Bertha; viene a atormentar a su víctima durante la noche, Harry es atormentado en sus sueños por Voldemort.
Todas las formas de daño enunciadas y postuladas por Propp, podemos encontrarlas en los textos de la autora inglesa.
Un tipo de carencia en Harry podría ser la falta de sus padres y, por consiguiente, el cariño de éstos.
Mediación, momento de enlace, según Propp: existen dos tipos de héroes: buscadores y víctimas; a mi parecer, Harry estaría ubicado en los dos tipos, buscador porque, cuando se entera de toda la verdad acerca de la muerte de sus padres, trata de encontrar al asesino sin que nadie se lo pida y víctima porque, cuando es secuestrado por Voldemort, todos se preocupan por su suerte, sin importar la de Cedric. Además, desde pequeño, se ve en la penosa necesidad de abandonar su casa, sufre con valentía las terribles torturas que el maligno le impone, aunque al final resulta vencedor.
La partida: Las partidas de los héroes antes mencionados es diferente; el fin de las primeras es la búsqueda y las segundas descubren el espíritu de búsqueda el comienzo del camino donde los aguarda toda clase de aventuras.[43]
El proveedor es quien hace entrega de un medio, por lo regular mágico, al héroe ya sea buscador o víctima, en la obra de Rowling está encarnado por Hagrid, porque es él quien hace entrar a Harry al mundo fantástico de Hogwarts. Su primera función pone a prueba al héroe. Un tipo de prueba sería cuando el donante o proveedor saluda o interroga al héroe: Hagrid se presenta con Harry, le dice quién es y para que lo busca, le hace algunas preguntas:
La última vez que te vi eras sólo una criatura —dijo el gigante—. Te pareces mucho a tu padre, pero tienes los ojos de tu madre.
(…)—Hagrid —dijo con calma—, creo que está equivocado.
No creo que yo pueda ser un mago.
No eres un mago, ¿eh?¿Nunca haces que sucedan cosas cuando estás asustado o enfadado?
(…) Si pensaba en ello…todas las cosas raras que habían hecho que sus tíos se enfadaran con él, habían sucedido cuando (…) estaba molesto o enfadado (…)[44]
Cuando un enemigo intenta acabar con el héroe se da otro tipo de prueba: Voldemort quiere matar a Harry, motivo por el cual lo rapta y lo martiriza sin compasión, le aplica los hechizos cruciatus y el imperius, lo reta a un duelo en el que el muchacho lleva todas las de perder:
Di “no por piedad”…
—¡NO LA HARÉ!
(…)—¿No lo harás? —dijo Voldemort en voz baja, y los mortífagos no se rieron aquella vez -. ¿No dirás <
Reacción del héroe: también tiene muchas variantes, en el caso de Harry encajan algunas: percibe el momento en que se presenta la prueba, Potter responde al saludo del proveedor, Hagrid, Harry escapa de Voldemort protegido por su madre, el hechizo que éste utilizó para matarlo se le revierte. Además, las veces que se han enfrentado, el muchacho siempre lo ha vencido: Harry, junto con Ron y Hermione, impidió que se apoderara de la piedra filosofal que le daría vida eterna y mucho poder, también lo derroto en la cámara secreta y en otra ocasión le ganó con la ayuda de Sirios Black; por último, podríamos decir que lo sometió cuando estaba a punto de matarlo, Harry escapó ayudado por el traslador.
A Harry le es dado su auxiliar mágico, Hedgwig, su lechuza; cuando está en la casa de sus tíos, ésta se convierte en el único contacto del pequeño con el mundo mágico, estando en Hogwarts le entregan la capa invisible que le heredó su padre, he aquí otro auxiliar, aunque podríamos decir que también obtiene dicho auxiliar mediante una compra, su varita mágica, por ejemplo. Los auxiliares aparecieron en la vida de Harry, nunca los esperó, nadie le dijo que era un mago hasta que Hagrid apareció, pero todo queda explicado, el muchacho tiene poderes mágicos.
Según Propp, existen dos tipos de relaciones entre la preparación de la transmisión del medio mágico y la transmisión, este último, por lo general, muestra a proveedores amistosos, como Hagrid que, agradecido por la confianza que le tiene Dumbledore, proporciona a Harry los elementos mágicos, pero también acata una orden de éste, la diferencia aquí sería que dicha orden la cumple con agrado.
Vladimir Propp define al héroe:
(…) es un personaje que, o bien es víctima directa de los actos de un antagonista en el comienzo de una intriga (o sufre de cierta privación), o bien acepta poner un término al daño o a la privación que sufre otro personaje. En el curso de la acción, el héroe es el personaje que posee un medio mágico (o auxiliar mágico) y lo utiliza (o lo toma a su servicio).[46]
Harry Potter es víctima directa, desde pequeño, de las acciones de Voldemort. También padece una ausencia, la de sus padres asesinados por éste. A lo largo de la historia cuenta con la ayuda de sus poderes y auxiliares mágicos, su lechuza, su varita mágica, su escoba voladora y una capa invisible. Gracias a dichos auxiliares, Harry y sus amigos evitan muchos peligros.
Traslado de un reino a otro: Harry y todos los habitantes del mundo mágico se transportan de un lado a otro no precisamente para buscar algo, en coches y escobas voladoras, polvos Flu, o trasladores, Harry también vuela sobre Buckbeak, un hipogrifo propiedad de Hagrid. Harry es conducido ante la presencia de Voldemort, cumpliéndose el traslado de un lugar a otro en los textos de la escritora inglesa.
Harry hace uso de medios de comunicación estáticos: los diferentes pasadizos secretos, a los que accede por medio del mapa del merodeador, que hay en Hogwarts.
La lucha es muy recurrente: se presenta en un campo, ya sea abierto o cerrado; cuando Harry pelea con Draco, la riña se da dentro del colegio y cuando es al aire libre, por lo regular es contra Voldemort. Otra forma de lucha la podemos apreciar cuando Harry participa en el Torneo de los Tres Magos, competencia que gana gracias a sus habilidades físicas y mentales.
Desde niño, cuando tenía un escaso año de edad, Harry es marcado con una cicatriz en forma de relámpago en la frente. Otra variante de esta función, es que el héroe recibe una prenda de vestir, no olvidemos la capa invisible que Harry hereda de su padre. Lo anterior nos muestra que la función mencionada se completa cabalmente.
El antagonista es vencido la victoria de los muchachos sobre Voldemort se da dentro de cualquier terreno. Le impiden lograr sus propósitos. El daño inicial es reparado.
El regreso, según Propp, se presenta de la misma manera que una llegada y por el mismo medio de transporte:, mencionaremos la llegada y el regreso de Hogwarts de Harry, ambas son en tren.
Voldemort persigue a Harry constantemente, para esto utiliza diferentes artimañas, se transforma en otras personas y animales para matar al niño. Otra vez se ve cumplida la función persecución.
La salvación, podemos representarla cuando Harry escapa de la maldad de Voldemort al agarrar nuevamente de la Copa de los tres magos, el traslador:
Los rojos ojos de Voldemort destellaron en la oscuridad.
Harry lo vio curvar la boca en una sonrisa, y levantar la varita.
—¡Accio! —gritó Harry, apuntando a la Copa de los tres magos con la varita.
La copa voló por el aire hasta él. Harry la cogió por un asa.
Oyó el grito furioso de Voldemort en el mismo instante en que el sentía la sacudida bajo el ombligo que significaba que el traslador había funcionado:
Se alejaba de allí a toda velocidad en medio de un torbellino de viento y colores, y Cedric iba a su lado. Regresaban…[47]
Harry llega con el cuerpo de Cedric a Hogwarts, salvando así su vida, no así la de su compañero de colegio.
La tarea difícil: los niños tienen que pasar todas la pruebas, hechizos ejecutados por los maestros para obtener la piedra filosofal antes que Voldemort. Primeramente son sujetados por una planta: Lazo del diablo, luego se encuentran con pájaros, que son llaves y deben encontrar la que abra una puerta, después ser piezas de un ajedrez hecho de piedra, un acertijo es el final. Podemos afirmar que la tarea ha sido cumplida.
Harry es reconocido en el mundo mágico por la cicatriz que tiene en la frente, Cuando Harry llega en compañía de Hagrid al Caldero Chorreante, todos los asistentes reconocen al pequeño por la marca de su frente.
Nuevamente se cumple la función establecida por Vladimir Propp, la identificación, con la cual damos por terminado este trabajo. Al final, espero haber cumplido las expectativas que me tracé al inicio. Demostrar que la literatura escrita por J. K. Rowling, es digna de ser analizada desde distintas perspectivas y que es un género híbrido, realismo-fantástico, en este caso.
Espero haber aplicado bien las teorías de Tzvetan Todorov y Vladimir Propp, mis guías en este texto que, para ser sincera, fue muy difícil elaborar, además de sacrificado.
Resultó un sacrificio porque me perdí la dicha de disfrutar, junto con mi familia, de la serie mundial de beisbol, el llamado clásico de otoño entre los Yanquis de Nueva York y los Diamondbacks de Arizona. Sentí envidia al ver la emoción de mi madre, hermanos e hijo ante cada jugada, cada quien vitoreando a su equipo favorito.
¿Por qué me toca presentar mañana el trabajo?, fue la pregunta que me hice a lo largo del día, cuando se juega el séptimo juego de la serie, encuentro que al final perdió mi equipo favorito, Yanquis. No lo podía creer, la incertidumbre de que habla Todorov, mi amiga, la que me acompañó durante varios días, se hacía presente. Cuando faltaban tres outs para la victoria, el otro equipo remontaba el marcador. Al principio pensé que era un mal sueño, luego de ir ganando dos a uno, el relevo estrella del pitcheo, Mariano Rivera no salió en su mejor día.
Finalmente mi vacilación obtuvo una respuesta, los Diamondbacks son campeones. Sólo escuché gritos y más gritos de alegría, además de burlas de mis hermanas e hijo: ya será para la otra, perdedores.
[1] http://www.harrymgest. anía.com.ar/laautora.htm
[2] Coria Audón, en Selecciones de Reader’s Digest, México, febrero de 2001.
[3] Lindsey Fraser, J. K. Rowling vista por J. K. Rowling, Océano, Barcelona, 2001, p. 59.
[4] J. K. Rowling, Harry Potter y la piedra filosofal, Salamandra, Barcelona, 2001, p. 50.
[5] Quidditch: deporte de magos que se juega sobre escobas voladoras.
[6] Seres que realizan las labores domésticas, obedecen fielmente a sus amos.
[7] Así se le llama a todo aquel que no tiene nada que ver con el mundo mágico.
[8] J. K. Rowling, Harry Potter y el prisionero de Azkaban, Salamandra, Barcelona, 2000, p. 31.
[9] Hipogrifo: criatura mitad águila y mitad caballo.
[10] J. K. Rowling Harry Potter y el cáliz de fuego, Salamandra, Barcelona, 2001, p. 553.
[11] Tzvetan Todorov, Las categorías del relato literario, p. 162.
[12] J. K. Rowling Harry Potter y el cáliz de fuego, pp. 68-69.
[13] Horace Walpole, El Castillo de Otranto, Unidad Editorial, 1998, p. 67
[14] J. K. Rowling Harry Potter y el cáliz de fuego, Salamandra, Barcelona, 2001, pp. 166.
[15] Horace Walpole, op. cit., p. 14.
[16] J. K. Rowling, Harry Potter y la piedra filosofal, 31.
[17] Horace Walpole, op. cit., p. 91.
[18] J. K. Rowling, Harry Potter y la piedra filosofal, p. 112.
[19] Horace Walpole, op. cit., pp. 12-13.
[20] Ibid., p. 15.
[21] J. K. Rowling, Harry Potter y la piedra filosofal, p. 199.
[22] Ibid., p. 206.
[23] Horace Walpole, op. cit., p. 75.
- J. K. Rowling, Harry Potter y el prisionero de Azkaban, p. 31.
- Horace Walpole, op. cit., p. 101.
[26] J. K. Rowling Harry Potter y el cáliz de fuego, pp. 557-558.
[27] Ver contraportada de Horace Walpole, El castillo de Otranto.
- J. K. Rowling, Harry Potter y la piedra filosofal, p. 81.
- Ibid., p. 9.
- Ibid., p. 15.
[31] Ibid., p. 36.
[32] Ibid., p. 43.
[33] Tzvetan Todorov, Introducción a la literatura fantástica, Coyoacán, México, 1998, p. 25.
[34] Ibid., p. 66.
[35] Ibid., p. 58.
[36] J. K. Rowling, Harry Potter y la cámara secreta, p. 169.
[37] J. K. Rowling, Harry Potter y la piedra filosofal, p. 82-83.
[38] J. K. Rowling, Harry Potter y el cáliz de fuego, p. 195.
- J. K. Rowling, Harry Potter y la piedra filosofal, p. 9.
- Ibid., p. 21.
- J. K. Rowling, Harry Potter y el prisionero de Azkabán, p. 21.
- Ibid., p. 311.
- Vladimir Propp, Morfología del cuento, Colofón, México, 1986, p. 64.
- J. K. Rowling, Harry Potter y la piedra filosofal, p. 47-55.
[45] J. K. Rowling, Harry Potter y el cáliz de fuego, p. 576.
[46] Vladimir Propp, op. cit., p. 77.
- J. K. Rowling, Harry Potter y el cáliz de fuego, p. 582.