Siete capítulos
Cleone Valadez
Capítulo Último
Ella buscó desesperadamente, entre su piel, los restos de amor que nunca tuvo. Se encontró a sí misma. Fue entonces que sintió miedo por primera vez.
Capítulo Primero
Tenía el cuerpo cubierto de aromas cítricos de un baño de día. El resto de ellas y ellos la consideraban bonita por sus ojos grandes que lucían especialmente hermosos por su delgadez. Para ella no era suficiente. Ella, en su lugar, esperaba tener las chichitas blancas y pequeñas, con el pezón rosa durazno, ese tono que sólo las buganvilias logran. Sus nalgas no estaban mal, pero ella las preferirías más respingaditas.
Capítulo Sexto
Cuando tenía relaciones le gustaba decirles que tenían la verga grandota y venuda. Le gustaba decirles, al hilo de su respiración caliente, que se vinieran junto con ella, aunque ella misma no alcanzara a irse. Le gustaba el acto en penumbra porque se encontraba más que divina, incluso para ella misma. Con frecuencia, una vez penetrada, entre las sobras de una noche luciérnaga, se echaba para atrás para que notaran su esquelético abdomen y su constelación de lunares, uno —el más oscuro— en forma de corazón, el resto estaban hechos de café con leche.
Capítulo Séptimo
Pronto se dio cuenta que no pertenecía a ese lugar, pero una historia sobre un camaleón le hizo creer que podría hacerse pasar por uno de ellos. Ella se apropió del estereotipo, a veces de vez en cuando; con mayor frecuencia de lo que debiera, se le escurría ella misma, se delataba.
Capítulo Cuarto
Era tan bonita, tan peligrosamente bonita, como para arruinarse el último capítulo.
Capítulo Segundo
El mundo la esperaba despierto con sus enormes garras para abrazarla, para devorarla pedacito a pedacito, para darle a probar la felicidad, afortunadamente ella no creía en dios, desafortunadamente dios tampoco creía en ella.
Capítulo Quinto
Lo tuvo a él después de un concierto. Se relacionó con un escritor nervioso, obtuvo un te quiero entrecortado del único que valió la pena, la pintaron, obtuvo más de un te amo deshonesto de quien te abandona, la propuesta de matrimonio con todo y jaula, las miradas de un profesor verde, estuvo en una casa de Bernárdez ilegalmente y la besó a ella también, se divorció dos veces y fue entonces cuando el tiempo la encontró…