Es lo Cotidiano

Y después triunfar

Yara Imelda Ortega

Y después triunfar

Elena:
¿Cómo será cuando Troya caiga?

Subo a la colina más alta
y de allí contemplo la belleza sitiada.
Yo, pobre soldado de la Eritrea
cuya posesión en el mundo es una lanza
suspiro pensando en la gloria de mañana.

El fragor del combate próximo
me hace pensar en la tierra natal.
Estoy solo.

Cayeron ya mis hermanos.
Los buitres se llevaron a mis amigos.
Tal vez el próximo sol
sea el último que contemplen mis ojos
o sea el primero
donde empiecen los recuerdos.

Soy viejo.
Cansado
miro lo que ha quedado atrás.
¿De qué sirve la belleza
si no hay ojos que la contemplen?

La patria existe
si hay manos que la cultiven
y corazones que la amen.

Sangre que fertiliza campos ajenos.
Sangre que no crece tu pueblo,
sino que corre por extraños caminos
ajenos a la tibieza de un cuerpo.

Vidas segadas en pos
de un amor que no he conocido.
La mejor espiga de mi edad
el racimo de mis ojos
será mosto en un lugar lejano.

Es de noche
las aves callaron sus arrullos.
Hace frío y el pesado escudo
que no me protegió del sol ni de la soledad
tal vez mañana sirva para acarrear mi cuerpo inerte.
Pero el sacrificio no será en vano
si al final de la jornada
nuestro capitán te ofrece
como botín de guerra
la felicidad de sus ansias saciadas
después de tanto.

Los dioses les concedan
feliz memoria en sus descendientes.