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GUÍA DE LECTURA

Un millón de gusanos, de Rogelio Flores

Jaime Panqueva

Un millón de gusanos, de Rogelio Flores

Da gusto hablar del trabajo de los amigos, y más cuando se trata de una novela como Un millón de gusanos (Resistencia, 2015), de Rogelio Flores. Puedo decir que la conocí al tiempo que se escribía, o por lo menos su parte A, pues está dividida por dos caras, como un caset. Flores, al igual que yo, acudía semanalmente al taller de creación de Mónica Lavín, donde leíamos y comentábamos nuestros textos, junto a otros amigos y autores que luego serían publicados, como César Tejeda. Años de trabajo invertidos en esta novela, que por entonces no tenía nombre, le redundaron el pasado 2015 con el premio Lipp.

Transcurrieron varios años durante los cuales me pregunté por el destino de esos seres que Rogelio nos presentó entonces: Román Fuentes, el dandy del underground; Rubén, su hermano gemelo que lo ronda como fantasma; la encantadora Berenice y Félix, un punk de gran corazón. Sus aventuras por barrios bajos, panteones o antros como el Rock Stock podrían, como sucede en muchos otros autores, dar pie a una serie naturalista plagada de excesos para impresionar al lector o empujarlo hacia esa zona confortable acunada por el cinismo. Pero no; Flores gusta de trabajar con materias más sutiles, y gracias al amor que siente por sus protagonistas, imprime en ellos una adorable humanidad que los acerca al lector. Flores sabe rescatar la nobleza, la camaradería, la luz que muy a pesar de las tinieblas está siempre allí. Ha bebido con fruición de las aguas del realismo sucio, pero aunque emplea sus frases contundentes o escenarios rocambolescos, tanto en sus cuentos como en esta novela, no se pliega ante la desesperanza, y aún permanece a años luz del afán pedagógico o moralista.

También está la música: la novela transcurre en perfecta comunión con un soundtrack tan diverso y envolvente como el de la vida cotidiana. Es el inicio de los años noventa; junto a Juan Gabriel, desfilan Caifanes, The Smith, Maldita Vecindad, Echo and the Bunnymen, Bauhaus, Ultravox, Roxy Music, Nelson Ned, Timbiriche, Soda Estéreo, José José, Duran Duran, José Alfredo... Y los acompañan tributos a los primeros poetas que se revelan en la juventud, Neruda, Huerta, Poe y Guillén, por ejemplo, leídos tras ver las películas de El Santo, Vincent Price, Mickey Rourke, Mauricio Garcés. Sí, todo esto y más (que falta la tele) se puede mezclar para obtener una buena novela y una experiencia de lectura que no dudo en recomendar.

Rogelio Flores visitará Irapuato el próximo jueves 18 de febrero, e intercambiará opiniones con el poeta Leonardo Iván Martínez, (El huerto y la ceniza), sobre el rock y su relación con la literatura.

Casa de la Cultura, Centro de Irapuato, 7:00 pm. Entrada Libre.

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