Este Asterión pescadoriano está ligeramente inspirado en La Casa de Asterión, de Jorge Luis Borges.

No es plagio descarado porque el ilustre Borges no conoció Guanajuato, ni León ni su catedral enorme, mucho menos al cura que trabaja ahí.

Tampoco creo que se le haya ocurrido confundir el laberinto de Creta con los túneles de Guanajuato, ni la isla de Efeso con San Javier o Valenciana.

Estoy seguro de que tales visitas no pasaron por su cabeza, a menos que un Aleph infinito le haya soplado las respuestas e inspirado, o casi, esta historia de valor incalculable –por improbable.

Pasaron por ahí Humbolt, Juárez, Eisenstein, Juan ibáñez, Peter Greenaway, Maximiliano, incluso Gabriela Mistral –una noche, pero pasó-… y a nadie se le ocurrió invitar al argentino.

Bueno, Pablo Paniagua sí lo invitó, pero no estoy seguro de que eso cuente, porque ya estaba muerto el hombre. Y no sabemos si quien aceptó la invitación era un doble, o un hombre llamado exactamente igual y que se veía como él.

Como sea… aquí empieza la travesía de este Asterión, cuyas 20 estaciones aparecerán por entregas en Tachas.

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