sábado. 20.04.2024
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ENTREVISTA CON LA BAILARINA IRENE MARTÍNEZ

Lo relacionado con la corporeidad está negado [II]

Jaime Panqueva

Lo relacionado con la corporeidad está negado [II]

Bailarina y coreógrafa con una gran trayectoria internacional, que la llevó al afamado Tanztheater Wuppertal, compañía dirigida por la coreógrafa Pina Bausch, de quien fue asistente durante varios años, Irene Martínez dirige desde hace más de diez años el proyecto Mandinga Mar. La maestra Martínez es miembro del Colegio de Coreógrafos de México. Ingresó al Sistema Nacional de Creadores de Arte en la Emisión, 2013.  Durante una semana, compartió sus conocimientos y experiencia con jóvenes bailarines y actores de Irapuato, como parte del programa de retribución social de la Secretaría de Cultura y el FONCA. Aprovechamos unos minutos, antes de su partida de la ciudad, para conversar con ella entorno a su recorrido vital por la danza y algunas de sus recomendaciones para esta actividad en nuestro país. Aquí se presenta la segunda parte de la entrevista:

De tu experiencia europea, ¿cómo juzgas este contraste con lo vivido allá en el plano estético y la formación en la danza?

Primero me gustaría referirme al plano de la corporeidad. En Alemania, a pesar de ciertas particularidades de la cultura, hay un respeto muy grande y muchos espacios para el trabajo corporal. Para empezar, la caminata es algo muy propio de su cultura. En la ciudad más pequeña hay por lo menos cuatro albercas públicas, a las que todos pueden acceder. En las escuelas los niños tienen siempre clases de gimnasia, además de zonas verdes abundantes. Esto propicia que tengan preocupación por las cuestiones corporales. En cuanto a la danza, en cada ciudad pequeña hay una compañía de ópera, de danza y de teatro estatales, lo que permite un gran desarrollo. Los teatros, además, tienen condiciones amables para que la gente asista. Entre los teatros y los restaurantes hay acuerdos, por ejemplo, para que la gente con su boleto obtenga descuentos. Es decir, se dan condiciones propicias. Hay cosas muy valiosas que debemos reconocer de Centroeuropa y otras que tenemos que cuestionar muy severamente, y ver nuestro entorno.

Al respecto, sobre México, me gustaría que nos contaras sobre tu proyecto con Mandinga Mar.

Es un proyecto que nació de la experiencia europea. El nombre se me ocurrió caminando en París. La idea surgió con Elide Soberanis, que estudiaba en esa ciudad, y con Andrés Fonseca, que estudiaba pintura en Alemania; todos teníamos la inquietud de trabajar en nuestro continente y de comprender qué era lo contemporáneo en nuestros países. Mi padre era veracruzano y en este estado hay una laguna paradisiaca junto al mar, llamada Mandinga. Sus islas son de conchas y vivían en ella unos cangrejos azul cobalto. Ya están en extinción; la laguna tiene problemas como todo en México. Pero la recuerdo rodeada de árboles, con garzas blancas, y esa era la danza que queríamos hacer: exuberante, bella, fresca. El trabajo lo interrumpimos en el 95, pues por mi relación con Pina Bausch, salí del país y lo retomé años después, siempre con esta inquietud de entender nuestro país, cómo podemos trabajar en él y acercarnos al gran público. Los últimos años nos hemos enfocado en el trabajo hacia niños, por la preocupación que nos da verlos tan solos ante la violencia que se está viviendo, tan desinformados. Los papás no quieren compartir con ellos porque tienen miedo de asustarlos. En las escuelas se niega la situación. Y ellos están recibiendo por medio de la televisión, el internet, de la calle, una información para la cual están completamente desprotegidos, porque no tienen herramientas todavía para comprender. Y necesitan información más clara y más real. Los hemos elegido como el público con el que urgentemente hay que compartir.

¿Qué les recomendarías a estos jóvenes como los que asistieron a tu taller, que están iniciando el contacto con sus públicos, con las coreografías?

Sobre todo, compartir. Hacerse preguntas ante las que muchas veces no hay respuestas y nunca las vamos a encontrar, pero no importa. Las preguntas nos llevan a acercarnos a los otros, con nuestro entorno, y por supuesto, con la materia de nuestra dedicación: la danza. Les decía a los chicos: crecer solo no es crecer.

Para quienes somos desconocedores de la música de danza, ¿qué músicos te gustan del panorama actual en México?

Me gusta mucho la música de concierto contemporánea. He trabajado con muchos compositores; Arturo Márquez, cuya música es entrañable; con Gerardo Tamez, a quien súper recomiendo; es una delicia, además abarca muchos géneros. He trabajado con Jesús Martínez Rodríguez, que ha hecho música para niños y también tiene gran diversidad. Podría seguir... Gabriela Ortiz... me gusta mucho la música contemporánea mexicana. También los jazzeros: Pablo Villa, el trío de jóvenes Muna Zul... la música en México no se acaba.

Y bueno, la música hay que escucharla, pero en cuanto al movimiento, lo importante es bailar. Yo llegué a la danza por ser bailadora. Fui una niña muy tímida, no hablaba, pero en las fiestas era la estrella. Desde muy chiquita, sin saber, me zangoloteaba con lo que fuera. Ya como adulta sigo siendo una bailadora muy enamorada; me gusta mucho el baile de parejas, el baile de salón. Moverse es un placer maravilloso. Pienso que las amistades deberían tener un día para bailar; fortalecería los vínculos. Como estos bailes norteños que se bailan en grupo, son formas que sirven para organizar, propician la tolerancia, porque siempre hay uno que se atrasa y el grupo junto debe retomar el tiempo. En fin, pienso que para bailar no hay un estilo. A mí me gusta bailar danzón, me gusta el tango, aunque casi no lo bailo. La danza contemporánea me parece extraordinaria; ha crecido mucho en los últimos años y ya no es exclusivamente para bailarines. Hay técnicas somáticas, técnicas recreativas, hay muchas posibilidades para acercarse. Creo que moverse siempre es divertido y saludable. 

Para cerrar, las preguntas de doble elección
¿Samba o Reggeatón?

Samba
¿Hip-hop o Jarana?
Es difícil, pero jarana.
¿Cortázar o Borges?
No la quiero contestar... Cortázar.
¿Fuentes o Rulfo?
Rulfo, claro.
¿Apple o PC?
Apple, dicen que es para bobos.
¿El Chicharito o el Tecatito?
Ay, no, ni sé qué eso...

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