jueves. 18.04.2024
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GUÍA DE LECTURA

Por debajo del agua, de Eduardo Franco Díaz

Jaime Panqueva

Por debajo del agua, de Eduardo Franco Díaz

Uno de los acontecimientos más recordados en la historia reciente de Irapuato es la inundación del 18 agosto de 1973. Un día conversando sobre ésta, escuché sobre una novela ambientada en esos días, que poco después cayó en mis manos. Confieso que me tardé en comenzar la lectura, pero cuando la inicié, la terminé en un par de sentadas. No es de sorprender, pues fue escrita por Eduardo Franco Díaz, de quien leo regularmente su extraordinario resumen de la semana noticiosa en la prensa de los domingos. Por debajo del agua (2013), su segundo trabajo de largo aliento, se deja leer con gran facilidad gracias a su pluma ágil, casi tanto como corrió el agua vertida por la Presa del Conejo esa tarde fatídica.

Franco aprovecha ese telón de fondo, donde señala varios de los errores que suscitaron el desastre, para contar una historia familiar amenazada por la violencia, el alcohol, un incesto y un crimen que emerge cuando las aguas abandonaron las calles del centro. El autor sabe dosificar los tonos emocionales de su historia, entre la fallida relación amorosa de Alfonso y Julieta con sus ires y venires, y el ascenso de Marte, hermano de Alfonso, en la dirección de un periódico local, que sabe aprovecharse muy bien de la política. Franco dispone muy bien estos espacios para retratar, con otros nombres o situaciones, hechos acaecidos en la región que quizás algunos aguzados lectores puedan descubrir como verídicos. 

Por supuesto, y el autor conoce bien el juego, la ficción y sus libertades le permiten ir más allá de la mera anécdota, y lo que parecía una historia de intrigas familiares se convierte en un thriller hacia una conclusión que sorprende por su sutileza y desapego a los finales rimbombantes.

En varios comentarios he escrito sobre lo difícil que resulta en estos tiempos escribir sobre la virtud. Pareciera que es mucho más sencillo regodearse en los extremos viciosos, en la tiniebla, dejarse arrastrar por los sucesos violentos, que se describen en mucha de la escritura actual desde un punto de vista que raya en el cinismo, o desde la perspectiva resignada del “aquí nos tocó vivir”. Por debajo del agua posee una luz propia que emana de sus personajes, seres que a pesar de sus debilidades y obsesiones, poseen un cariz positivo que los equilibra y los vuelve más humanos. Y eso, sin obviar la crítica directa a los sucesos de nuestro estado, me parece un elemento a aplaudir.

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