Es lo Cotidiano

FUMADORES [XLIII]

Nico

José Luis Justes Amador

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La fotografía es de los años finales de la década de los sesenta. La locación un apartamento diminuto de Nueva York. Ella, la hermosísima Nico.

Es imposible dejar de mirar esta fotografía. Tal vez sea la luz cenital, blanquísima, hacia la que escapa el humo del cigarrillo que ella sostiene en las manos. Tal vez sea el rostro, enmarcado en el cortísimo pelo, que es uno de esos rostros que hace mirara un par de veces antes de descubrir su hermosura. Tal vez sea el contraste entre el blanco de esa luz y del rostro y la ropa, negrísima. Un blanco y un negro que destacan de la escala de grises que va de esa psicodélica imagen del fondo y los muebles desnudos. Es imposible saber qué es lo que nos hace imposible dejar de mirar esta fotografía.

Lo más seguro es que es una de esas fotografías de la que sabemos que hay una historia detrás. Nico, Christa Päffgen, se puede ver en una cortísima escena de La Dolce Vita de Fellini y mantuvo un romance con el hermosísimo Alain Delon, con quien tuvo un hijo antes de mudarse a Nueva York. En la gran manzana conoció a Andy Warhol, de quien sería musa en una de sus cintas experimentales, Chelsea Girls, y el artista sería también quien la impuso en el grupo al que estaba produciendo, The Velvet Underground. Con ellos cantaría tres canciones en uno de los discos fundamentales de la historia de la música moderna. De esa época es esta fotografía, de un poco después de la grabación, como se puede deducir por el pelo corto.

Y también conocemos, con ese conocimiento que no podemos decir de donde viene, que hay una historia detrás. Giras por Europa por tugurios diminutos, adicción a la heroína y una base de fans fieles que hacían que sus discos no llegaran a malvenderse sino a mantener unos números decentes. Todo hasta un idílico retiro en la isla de Ibiza, donde un día estrelló su bicicleta, blanca según algunos, negra según otros, contra un árbol.

Pero, con esa imposibilidad de una fotografía para contar la historia de lo que ha pasado antes y lo que pasaría después, lo importante es el momento capturado para siempre. Uno de esos momentos de los que sólo los poetas pueden hablar. Cada vez que abro el libro de fotografías, ya no inéditas, de la Velvet Underground, acabo por caer en esta página, la fotografía a la que no le importa la historia. Una fotografía que nos recuerda uno de esos momentos en los que el golpe del humo en los pulmones parece detener el tiempo. Cada vez, al contrario de lo que ocurre con muchas obras de arte, sigue siendo la misma fotografía. Una fotografía en la que nada importa salvo su mismo instante.

No importa el antes ni el después; importa sólo el momento. Nico, detenida para siempre. Tan detenida como el cigarrillo en sus manos y el humo que va hacia la luz.

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