GUÍA DE LECTURA
El planeta de los simios, de Pierre Boulle
Jaime Panqueva
Hace veinticinco años falleció el escritor francés Pierre Boulle, quien junto a Jacques Spitz, René Barjavel y José Moselli, es considerado uno de los principales expositores de la novela de ciencia ficción francesa en el siglo XX. Boulle es conocido principalmente por dos de sus trabajos adaptados a la gran pantalla. El puente sobre el río Kwai, publicado en 1952, fue dirigido con gran éxito David Lean; El planeta de los simios, publicada en 1963, fue adaptada en 1968 para dar origen a una larga saga que a lo largo de casi 60 años ha producido nueve películas, dos series de televisión e innumerables comics y libros.
La novela se desarrolla a partir del descubrimiento en el espacio de un diario inconcluso que narra el viaje de astronautas franceses desde la Tierra hasta un planeta gemelo llamado Soror, que orbitaba la estrella Betelgeuse en la constelación de Orión. El protagonista, Ulises Mérou, consigna sus experiencias en una civilización dominada por orangutanes, chimpancés y gorilas, donde el hombre se encuentra en estado salvaje y es objeto de estudio por parte de los primates. Las diferencias respecto a la primera versión cinematográficas son notables y muy explicables, al pensar en los presupuestos que se hubieran requerido entonces para presentar las ciudades y ambientes que Boulle describe en su novela. Sin embargo, sus giros en la trama, en particular el final con un regreso a la Tierra de Mérou con su pareja, Nova, y su hijo, Sirio, anticipa las secuelas de la saga.
La caída de la civilización terrestre, según Boulle a inicios de la década de los sesentas, se debe a una “pereza cerebral”: “¡Ya no más libros! Incluso las novelas policíacas han llegado a ser una fatiga intelectual demasiado grande para nosotros”, relata una de las conciencias arcanas al ser despertada por la ciencia simia. Soror es el espejo de la humanidad; el humano es reflejado por un simio que le pierde el temor y se rebela, pero adopta los rasgos del amo. La relatividad de los viajes interestelares nos presenta el futuro como un presente inminente. El regreso a la Tierra presenta otra paradoja, pues al transcurrir casi mil años de la partida de Mérou ésta, al igual que su espejo, ahora es gobernada por simios, y en la última vuelta de tuerca de la novela, revela la identidad cuadrumana de los descubridores del su diario. El futuro, según Boulle, pertenece a la creatura que decida mantener el espíritu.
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