Es lo Cotidiano

POESÍA

Tres notas de jardinería

Katia Rejón Márquez

Katia Rejón
Tachas 389
Tres notas de jardinería

Begonia semperflorens (sensible a los pulgones)

Estar sola a veces significa esperar a alguien, aunque no quiera.

Desde un patio interior vigilo las cosas que me faltan, y llega de súbito la voz de un vecino.

Las plantas de sombra sólo damos flores pequeñas y poco llamativas. Nos ahogamos con la luz que pasa por las ranuras de una puerta siempre cerrada. Cualquier tarde miro a los árboles erguidos atrás de la albarrada, y siento al miedo abalanzarse como un ruido que no sé de dónde viene.

Me parece, me digo, que alguien quiere entrar a la fuerza.

Pero no, nadie quiere.

 


 

Pach–Pak’al (huerto familiar, agroecosistema cercado con piedras)

Cultivo a espaldas de mi casa, este cuerpo a veces fruta, esta fruta a veces cuerpo y un monte que se agita en septiembre. Qué soy sino una albarrada con vidrios rotos, un colchón de hojas donde va la tierra. Qué soy sino una horqueta a nivel del suelo, la punta de los dientes de una hormiga.

Soy también mi madre:

piedra triangular con ceniza y estiércol, un abrigo de sombra. Y soy mi padre: una cama de palos, el cultivo donde se ha metido un puerco.

Mi hermana trae flores con zacate húmedo, raíces que no duran mucho pero hoy son el centro de todo. Por ella, el cielo hoy es de palmas y el suelo una curvatura.

Pero sé que otra vez se acercará la luz como aguijón a la belleza, las flores tendrán la piel de un animal muerto. La cosecha será una raíz podrida.

 


 

Stenotaphrum secundatum (tolerante al pisoteo)

De no ser mis propios pies, de no ser mías estas manos, me arrancaría de raíz. Pasa que no hay de otra, soy de mí. En este cielo verde caído de bruces, hay un jardín donde nace el amor junto a un pesticida. No hay forma de huir de lo que se tiene dentro.

Mi césped suicida comparte el jardín con la malahierba. Son un solo huésped bífido de la tierra, un bosque donde construyo mi casa y la zona de desastre.

El césped, dulce planta de sombra y lengua seca; la maleza, paja ciega que ninguna luz mata. Ambas crecen en el hervidero esperando ocupar el espacio de otra flor.

Todos los días me arranco la maleza. Insisto, desclavo lo indomable, aunque más tarde regrese. Siempre regresa.

 

 



***
Katia Rejón Márquez
(Ciudad del Carmen, Campeche, 1993) es periodista y escritora. Dirige la revista de periodismo cultural Memorias de Nómada desde el 2014. Ha publicado en medios nacionales como La Jornada, Sin Embargo, Verificado Mx, Animal Político, Malvestida, Pie de Página y Distintas Latitudes. Investiga y escribe sobre temas de derechos humanos, género y cultura. Forma parte de la Red Latinoamericana de Jóvenes Periodistas y del Hub-Mérida Global Shapers del Fondo Económico Mundial. Como poeta, ha publicado en las revistas Círculo de Poesía, Tropo a la Uña y Carruaje de Pájaros. Es autora del libro Notas de Jardinería (Cuadrivio, 2020). Fue becaria del Programa de Estímulo a la Creación Artística (PECDA) en el 2017, en la categoría de poesía.

[Ir a la portada de Tachas 389]