GUÍA DE LECTURA
Tachas 401 • Eufonía o la ciudad musical, de Héctor Berlioz • Jaime Panqueva
Jaime Panqueva
Héctor Berlioz se cuenta como uno de los exponentes destacados del romanticismo europeo, aunque fue más admirado por poetas y pintores que por sus mismos colegas. Debussy y Boulez, grandes músicos franceses, criticaron su trabajo por sus excesos y libertades armónicas y que, a pesar del reconocimiento actual como compositor, no haya escrito una sola pieza para piano, instrumento que tampoco sabía tocar. Sin embargo, legó piezas importantes como la Sinfonía Fantástica, la primera obra orquestal programática propiamente dicha, e innovó en las formas con composiciones colosales como la ópera Les Troyens, de unas cinco horas de duración y que nunca vio representada completa.
Berlioz fue conocido también por su pluma. Como crítico musical escribió cientos de artículos durante un periodo de treinta años, de 1834 a 1863, y publicó en 1844 su Gran tratado de instrumentación y orquestación moderna, que sirvió de modelo para obras posteriores del género y sería reeditado por Richard Strauss, quien añadió instrumentos que no eran empleados al momento de la publicación original. Justamente, por la época de publicación del tratado, Berlioz publicó una graciosa novela titulada Eufonía o la ciudad musical, una curiosa utopía de una pequeña ciudad situada en tierras alemanas del Harz, cuyos 12.000 habitantes se dedican exclusivamente a cantar, a tocar instrumentos y a todo lo que se relaciones directamente con el arte musical. Descrita brevemente por Shetland, un eufoniano amigo del protagonista Xilef, evidente alter ego de Berlioz, la ciudad es un prodigio de disciplina y seriedad en la preparación y ejecución de la mejor música, donde se organizan festivales a lo largo del año para 20.000 afortunados oyentes de sus trabajos, seleccionados a lo largo y ancho del imperio alemán.
Compuesta por varias cartas, donde fustiga también a los músicos italianos por sus descuidos respecto a la afinación y el repertorio, exalta la creación de Adolph Sax, el saxofón, instrumento para el cual Berlioz compuso y organizó el primer concierto en público en ese mismo año de 1844.
Utopía musical, comedia de enredos, exaltación para los amigos, diatriba contra músicos y obras consideradas inferiores, o desahogo de sus cuitas amorosas pretéritas, Eufonía es un divertido texto para acercarse a esa mente inquieta y extrema, apasionado motor del romanticismo europeo. La Serie -Topías del Fondo de Cultura Económica la incluyó hace unos años en su catálogo, con un simpático pastiche de Jorge Volpi, quien supo aprovechar la ocasión para comentar sobre los tiempos y músicas que corren en México. Vale la pena.
Comentarios a mi correo electrónico: [email protected]