Si se estrella un avión, ¿de quién es la culpa?, ¿de alguna nube asesina o de la montaña que ha olvidado su sitio en el mundo y se integra a la tierra en otro lugar que no es el suyo luego de buscar bayas silvestres? Si se estrella un avión, ¿quién tiene la culpa?, ¿los hermanos Wright o el Boeing 737-800 que cansado de las malas condiciones laborales secuestra y mata a los que roncan dentro de él o leen novelitas románticas en su Kindle indiferentes a las turbulencias, a la altura y al calentamiento global? Si se estrella un avión, dios tiene la culpa, por permitirnos volar en máquinas acomplejadas que anhelan muslos carnosos y periodo vacacional para ir a tirar su caja negra al mar y tomar el sol sin pensar ya nunca en el siguiente vuelo.

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