Conversaba el pasado jueves, durante el programa La nave de Argos, con la editora Ana Paulina Calvillo y con Héctor Hugo Acosta, autor del ejemplar de cuentos La resurrección de Saramago, que comenté en este espacio la semana anterior. Aunque el tema giró sobre las recomendaciones de libros para la temporada de vacaciones que comenzará por estos días, se deslizó entre la charla esta novela romántica de Edurne Villanueva, recientemente publicada por Universo de libros. Hablamos sobre el trabajo en los talleres de escritura y del oficio del editor en una época que nos permite acceder a una autopublicación o a plataformas de distribución digital con una facilidad sin precedentes. 

Mentiras gordas, además de una novela divertida, es un ejemplo del trabajo serio y constante de su autora, para desarrollar una historia a lo largo de semanas y meses durante el taller de escritura que dicto en el IMCAR de Irapuato. El humor y las situaciones disparatadas o dramáticas de su protagonista, Fernanda, y su odiado (pero luego amado) Mario, fueron un deleite para los asistentes, hasta el punto de que algunos se abstenían de presentar sus trabajos escritos, pero no dejaban de asistir para saber qué pasaría con la joven pareja de leoneses. 

Los detractores de los talleres de escritura sostienen que no es posible enseñarle a alguien a escribir. Sin embargo, quienes defendemos estos encuentros regulares de escritores-lectores, sabemos que son un excelente crisol para iniciarse en el oficio, entre otras cosas, para aprender a recibir críticas y a ponderar cómo son recibidos nuestros textos por parte de muy diferentes tipos de lector. Con gran dedicación, Edurne Villanueva supo aprovechar estas circunstancias y afinó su novela a través de la dinámica natural del taller. Una vez terminada, dio un paso muy valiente: la autopublicó tanto en formato impreso como digital. Para ello no tuvo empacho para investigar, cotizar, invertir recursos y promoverse como escritora en las plataformas que encontró a su alcance. El esfuerzo dio sus frutos, uno de esos ejemplares cayó en manos del equipo editorial de Universo de libros, quienes tuvieron el acierto de reeditarla para incluirla en su catálogo.  

Mientras todo esto pasaba, Villanueva no quitó el dedo del renglón y escribió una novela histórica, que trabaja en el Fondo para las Letras de Guanajuato, y que confío vea su publicación en un futuro cercano. Pero eso es otro boleto; por lo pronto, los invito a leer Mentiras gordas, a disfrutar los avatares de Fernanda y su tenaz lucha por forjarse un futuro distinto al ideado por sus padres, filisteos, mochos y… bueno, ya con eso creo que bien se los imaginan. Una novela ágil, cómica que, al igual que los asistentes del taller de escritura, no dejará a ningún lector indiferente. Busquen aquí para saber más.

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