Es lo Cotidiano

ENSAYO

Tachas 502 • El Tonto • Jorge Orlando Correa

Jorge Orlando Correa

Imagen ceada con IA
Imagen ceada con IA
Tachas 502 • El Tonto • Jorge Orlando Correa

 

1
La vitalidad creativa del tonto radica en la particular perspectiva que tiene del universo. El tonto, como su definición lo refiere, no tiene la razón, ese camino recto, duro y limitado por el que tanto se pelea, incluso hasta la muerte. El tonto, contrario a esto, tiene todas las posibilidades abiertas. Esto hace al tonto es un ser de espíritu errante; un explorador, un peregrino. Muchas genialidades y grandes inventos han resultado de algo que en su momento pudo calificarse como una tontería: volar, la vida en otros planetas, o libros como Moby Dick, donde un hombre decide internarse en el océano, en busca de un enfrentamiento que le es imposible de ganar. Para muchos, esto último, una metáfora de la búsqueda de Dios.
 
2
En un diccionario podemos encontrar que la palabra tonto se relaciona con la palabra ingenuo. Y si buscamos ahora en el mismo diccionario la palabra ingenuo, podremos encontrar una acepción que refiere a que un ingenuo es alguien que cree en tonterías. El extraño escritor ítalo-argentino Antonio Porchia, en su único libro Voces, escribe: un poco de ingenuidad nunca se aparta de mí. Y es ella la que me protege. 

3
Pequeña lista de grandes tontos. O bien, pequeña lista de personas ingenuas. O bien, una pequeña muestra de tonterías:
Moisés, que dijo síganme, pensando que podía atravesar el mar con sus pasos.
Sor Juana, quien escribió un poema mezclando ciencia, filosofía, literatura, con un lenguaje, para muchos, inentendible.
Ulises, que se perdió por el mundo helénico hasta envejecer.
Sócrates, quien fue Sócrates.
María Telkes, a quien se le ocurrió que la luz solar podía ser contenida.
Los hermanos Wrigth, quienes invirtieron años en intentar que un aeroplano volara por doce segundos.

4
Pero no romanticemos lo tonto. No han sido las tonterías ideas y productos y aventuras que han desafiado, de forma admirable, a la sociedad y a su lógica. También existen tontos deplorables. Un gran ejemplo de esto fue Hitler. Y una muestra contemporánea, todos los estadunidenses que votaron por uno de los tontos más grandes que han llegado a una presidencia, Donald Trump. La tontería, entonces, es una fuerza que, así como puede servir para la creación de nuevo conocimiento, para retar formas del pensamiento establecidas y abrir nuevos caminos, también puede ser un arma de aniquilación. Otro gran tonto que inventó una gran tontería fue Julius Robert Oppenheimer, arquitecto de la bomba atómica.

 




 

***
Jorge Orlando Correa (Quintana Roo, México, 1992). Ha sido rechazado por todas las becas literarias a las que ha postulado. Le gustan las ballenas. Escribe garabatos. 






[Ir a la portada de Tachas 502]