ENSAYO
Tachas 526 • Piel negra, Máscaras blancas • Frantz Fanon
Frantz Fanon
Yo hablo de millones de hombres a quienes sabiamente se les ha inculcado el miedo, el
complejo de inferioridad, el temblor, el arrodillamiento, la desesperación, el servilismo.
Aimé Césaire, Discurso sobre el colonialismo, 1950.
La explosión no ocurrirá hoy. Es demasiado pronto... o demasiado tarde.
.No vengo armado de verdades decisivas.
Mi conciencia no está atravesada por fulgores esenciales.
Sin embargo, con total serenidad, creo que sería bueno que se dijeran ciertas cosas.
Esas cosas, voy a decirlas, no a gritarlas. Pues hace mucho tiempo que el grito ha
salido de mi vida.
Y está tan lejano...
¿Por qué escribir esta obra? Nadie me lo ha rogado.
Especialmente no aquellos a los que se dirige.
¿Entonces? Entonces, con calma, respondo que hay demasiados imbéciles sobre
esta tierra. Y como he dicho, se trata de demostrarlo.
Hacia un nuevo humanismo...
La comprensión de los hombres...
Nuestros hermanos de color...
Yo creo en ti, Hombre...
Los prejuicios raciales...
Comprender y amar...
Por todas partes me asaltan y tratan de imponérseme decenas y centenares de
páginas. Sin embargo, una sola línea bastaría. Una única respuesta que dar y el problema negro se despoja de su seriedad.
¿Qué quiere el hombre?
¿Qué quiere el hombre negro?
Aunque me exponga al resentimiento de mis hermanos de color, diré que el ne#gro no es un hombre.
Hay una zona de no-ser, una región extraordinariamente estéril y árida, una rampa esencialmente despojada, desde la que puede nacer un auténtico surgimiento.
En la mayoría de los casos, el negro no ha tenido la suerte de hacer esa bajada a los verdaderos Infiernos.
El hombre no es solamente posibilidad de recuperación, de negación. Si bien es cierto que la conciencia es actividad de trascendencia, hay que saber también que esa trascendencia está obsesionada por el problema del amor y de la comprensión.
El hombre es un SÍ vibrante de armonías cósmicas. Desgarrado, disperso, confundido, condenado a ver disolverse una tras otra las verdades que ha elaborado, tiene que dejar de proyectar sobre el mundo una antinomia que le es coexistente.
El negro es un hombre negro; es decir que, gracias a una serie de aberraciones afectivas, se ha instalado en el seno de un universo del que habrá que sacarlo.
El problema es importante. Pretendemos nada menos que liberar al hombre de color de sí mismo. Iremos muy lentamente, porque hay dos campos: el blanco y el negro.
Tenazmente interrogaremos a las dos metafísicas y veremos que, con frecuencia, son muy disolventes.
No tendremos ninguna piedad por los antiguos gobernantes, por los antiguos misioneros. Para nosotros el que adora a los negros[1] está tan «enfermo» como el que los abomina.
***
Frantz Fanon (Martinica, 1925-1961) Psiquiatra, filósofo y escritor francés-caribeño, de origen martiniqués. Su obra fue de gran influencia en los movimientos y pensadores revolucionarios de los años 1960 y 1970. A finales del siglo xx, principalmente a partir de los estudios de Edward Said, su pensamiento volvió a cobrar vigencia en los campos de los estudios poscoloniales, la teoría crítica y el marxismo. Fanon es conocido como un pensador humanista existencial radical, en la cuestión de la descolonización y la psicopatología de la colonización.
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[1] * En Piel negra, máscaras blancas [Peau noire, masques blancs, 1952] Fanón utiliza continuamente noir y négre (y sus derivados) a lo largo del texto. Noir remite al uso neutro de la cualificación derivada del color de la piel, mientras que n égre ha conllevado una carga peyorativa vinculada históricamente al contenido racista proveniente de la esclavitud y la trata, que en la actualidad es mucho más débil que antaño. En estos textos de Victor Hugo y de Louis-Ferdinand Celine se recogen dos ejemplos opuestos del uso de négre-, así en la novela de Víctor Hugo Bug-Jargal (1826) encontramos el siguiente pasaje en el que autor protesta contra el contenido racista de négre: «N égres et m ulátres! [...] Viens-tu ici nous insulter avec ces nom s odieux, inventés par le m épris des blancs? II n ’y a ici que des hom m es d e couleur et des noirs»; mientras que en Voyage au bout de la nuit (1932) Celine usa deliberadamente négre en clave racista y despectiva: «Des m orceaux d e la nuit tournés hystériques! Voila ce que c e s t les négres, m o ij’vous le dis! Enfin, des dégueulasses... des d égén érés q u oi!... - Viennent-ils sou ven t pour vous acheter? - Acheter? Ah! rendez-vous com pte! Faut les voler avant qu’ils vous vo len t.. .». Con este contenido racista y peyorativo n égre se encuentra cristalizado en diversas locuciones, com o, por ejemplo, parler le petit-négre: hablar un francés defectuoso y aproximativo: «Jepouvais couram m ent parler le “tahitien de la plage” qui est au tahitien pur ce que le petit-négre est au frangais» (Pierre Loti, Le mariage de Loti, 1882); o traiter qqn com me un négre: «La Crécy le traite comme un négre, et l ’appelle Bibi/... li enestfo u naturellem ent»