viernes. 24.01.2025
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Tachas 527 • El país de los pueblos mágicos • Alejandro Badillo

Alejandro Badillo

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Tachas 527 • El país de los pueblos mágicos • Alejandro Badillo

La moda empezó en el 2001, al inicio del sexenio de Vicente Fox. El turismo, que antes se concentraba en algunas ciudades coloniales y, por supuesto, los famosos destinos de playa, ahora tendría la opción de visitar ciudades pequeñas y pueblos. Ahora, en el 2023, los “pueblos mágicos” ya suman más de 150 lugares certificados y la lista sigue aumentando. El camino del progreso, ante la debacle del campo y el triunfo de las mega-urbes como único modelo factible para millones de familias que no pueden sobrevivir en sus lugares de origen, es el del turismo.

En medio de una crisis de violencia cuya raíz se puede rastrear desde finales del siglo pasado y que creó un nuevo paradigma en el periodo presidencial de Felipe Calderón con la llamada “guerra contra el narco”, México rompe récords de ocupación hotelera e ingresos generados por el turismo. En el 2022 generó 3 mil 447 millones de dólares y el país está entre los diez destinos más visitados en el mundo. La bonanza de esta industria ha reconfigurado, desde hace décadas, la cultura de muchas localidades y áreas naturales. Es, en esta lógica, la misión de volver al país en un territorio de “pueblos mágicos” en donde toda la actividad económica esté volcada a la atención al visitante, de preferencia extranjero. Los pobladores son empleados, en el mejor de los casos, de restaurantes, hoteles y otros negocios que prosperan gracias al turismo. Al mismo tiempo, la cultura local se degrada al volverla una mercancía. Otro elemento problemático –el cual casi nunca se menciona– es que las comunidades no tienen voz ni voto para la nueva mina de oro que capitalizan sólo unos cuantos. El turismo, a pesar de su carácter depredador, no está sujeto a ninguna crítica ni por los medios de comunicación ni, mucho menos, por los políticos que pertenecen, en su mayoría, a la misma casta empresarial que se beneficia de las divisas extranjeras. El desarrollo, como ha sucedido históricamente, se impone desde arriba

La necesidad de ofrecer productos nuevos ha generado un proyecto por parte del gobierno: los “Reinos de México”, una versión más exclusiva del turismo cultural representado por los pueblos mágicos. Una nueva manera de expandir el capital es crear necesidades de consumo y, también, mercantilizar la historia para ofrecerla como un producto de alto valor. De esta manera fue concebido el turismo moderno que gasta millones por ir a Egipto a sacarse fotos en las pirámides o se toma selfies en el Museo de Louvre teniendo como marco a la Monna Lisa. Ambos atractivos culturales basan su valor en su genealogía y, por supuesto, en su carácter único. Los “Reinos de México” –al igual que lugares como Disney o Las Vegas– crean su valor a partir de la imitación y una cultura que se construye como un parque temático, un cascarón sin ningún tipo de identidad más allá del consumo. En el caso del primer “reino”, Val'Quirico –localizado en Tlaxcala–, se imita un pueblo de la campiña toscana. No sólo eso: la etapa histórica que se recrea es el Medievo. Ahí el visitante es seducido por restaurantes de alta especialidad y boutiques de lujo. Si muchos intelectuales hablan de un nuevo feudalismo –en este caso un tecno-feudalismo– gracias a la desigualdad global y, sobre todo, el nulo ascenso social para las clases populares, ahora –al menos en México– tenemos esa fantasía llevada a lo literal: utopías turísticas diseñadas para la élite o el público que pueda pagar. Tras las murallas de esos reinos artificiosos, podrán sentirse nobles mientras son atendidos por empleados de los pueblos aledaños, los nuevos sirvientes de esa realeza fingida. Ellos experimentan, en carne propia, gracias a sus bajos salarios y jornadas laborales, el lado oscuro del Medievo.   




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Alejandro Badillo (CDMX, 1977) es narrador, ha publicado tres libros de cuentos: Ella sigue dormida (Fondo Editorial Tierra Adentro/ Conaculta), Tolvaneras (Secretaría de Cultura de Puebla) y Vidas volátiles (Universidad Autónoma de Puebla); y la novela La mujer de los macacos (Libros Magenta, 2013).


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