martes. 05.12.2023
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Tachas 545 • Paul McCartney: Creatividad perenne • Fernando Cuevas

Fernando Cuevas
Paul McCartney
Paul McCartney
Tachas 545 • Paul McCartney: Creatividad perenne • Fernando Cuevas

Convertido en uno de los compositores esenciales de la música popular, incluso con lances en el clasicismo, este octogenario autodidacta de clase trabajadora y de infatigable creatividad, con agudo olfato melódico, dotado multiinstrumentista, letrista asequible, integrador de diversas formas y géneros musicales, activista ecológico y de amabilidad y sonrisa pronta, no ha dejado de crear canciones desde que era adolescente (desde la inicial I Lost My Little Girl, escrita a los 14 años, después de que murió su madre), poco antes de unirse a The Quarrymen en 1957, donde conoció a John Lennon y con quien después formaría un grupo que se hizo más o menos conocido en el barrio y terminó siendo uno de los más influyentes de la historia.

Con el casero, casi confeccionado sin ayuda y autorreferencial McCartney (1970), su homónimo debut solista en el que recibió ayuda de su esposa Linda, inspiradora del clásico Maybe I’m Amazed, constató que podría haber vida después de The Beatles, a pesar del desasosiego experimentado tras la ruptura del cuarteto: hay otras joyitas en proceso de pulimiento resultado de esta obra casi privada y artesanal, como Every NightHot as Sun / Glasses y Junk. La confirmación de sobrevivencia y buen estado de salud apareció con RAM (1971), firmado también por Linda McCartney y que incluyó canciones como Uncle Albert / Admiral HalseyMonkberry Moon Delight y la muy beatlesca Another Day.

Este mismo año integró y se presentó con Wings, banda conformada por el guitarrista Denny Laine (The Moody Blues) y la propia Linda, que tuvo a bien debutar con Wild Life (1971) y Red Rose Speedway (1973), álbumes que parecían preparar el despegue con propulsores como My Love, al fin logrado con el escapista Band on the Run (1973), bien montado en su Jet para dejarse rodar y, de paso, convertirse en uno de los lances más elevados de su trayecto post beatle, aquí propulsado por sus colegas alados para emprender la fuga: melodías instintivas que se deslizan por la ruta de un versátil pop sesentero salpicado de soul y rock’n’roll. También apareció la clásica Live and Let Die con todo y sus guiños progresivos para acompañar a Bond en su aventura espía.

Esta etapa productiva en equipo cerró con los discos Venus and Mars (1975), que presentó un par de fichajes (McCulloch, English) y cortes como Listen to What the Man SaidLetting Go y Junior's Farm, además de una bienvenida sección de alientos y orquestaciones ; Wings at the Speed of Sound (1976), con la grandiosa Let ‘Em In y sus sencillas canciones de amor, así como la obra grabada en vivo, Wings Over America (1976), integrado por 28 canciones grabadas en distintas presentaciones.

La banda concluyó el vuelo con London Town (1978), producido en un contexto convulso de cambios en la banda y que incluyó Mull of Kyntire, el hermoso himno de folk escocés, y With a Little Luck; el recopilatorio Wings Greatest(1978) y Back to the Egg (1979), carpetazo sin pena ni gloria de este proyecto con flecha atravesada, que llegó a su final definitivo con la salida de Laine. Volvió con McCartney II (1980), grabado mientras llegaba el final de este vuelo, otra vez interpretando en solitario y como para dejar claro que empezaría una nueva etapa, insertando elementos electrónicos y cierto contexto new wave: de la entusiasta apertura de Coming Up nos vamos al discreto tono de folk medieval esparcido en Waterfall.

Ya con nuevos aires y muy bien acompañado, presentó Tug of War (1982), uno de sus mejores discos que contó con la pulcra producción de George Martin y la colaboración de Stevie Wonder (la delicia funky soul What’s That Your Doing y el sencillo Ebony and Ivory), Carl Perkins (Get It), Stanley Clarke, Ringo Starr, , Steve Gadd, Eric Stewart y, por supuesto, Linda y Denny Laine: letras en el campo de la corrección política y composiciones con el reconocible enfoque melódico (Tug of WarTake It Away) sin faltar el sentido homenaje a John Lennon en Here Today, asesinado en 1980 en Nueva York.

El impulso alcanzó hasta Pipes of Peace (1983) con la canción titular y su famoso video de la tregua navideña en el campo de guerra para jugar fútbol, así como con la presencia de Michael Jackson en Say, Say, Say y The Man, y la azucarada So Bad, cual balada típica con melodía rápidamente asumida; siguió con Give My Regards to Broad Street(1984), soundtrack de la película dirigida por Peter Webb que él mismo escribió y protagonizó, básicamente sobre un día de su vida: dejó para el recuerdo la balada No More Lonely Nights, iluminada por la guitarra de David Gilmour.

Los ochentas vieron desfilar el más rockero y efusivo Press to Play (1986), producido por el colmilludo Hugh Padgham con foto retro en la portada y una buena comitiva entre quienes estaban Pete Townshend, Phil Collins, Carlos Alomar y Ray Cooper, entre otros, además de Eric Stewart, ya colaborador habitual: por absurdo que parezca, el amor prevalece, estrangulado o presionado. Después de Choba B CCCP (1987), primero lanzado en la URSS y conformado por versiones de canciones de rock’n’roll, y el recopilatorio All the Best! (1987), que incluyó With a Little LuckOnce Upon a Long Ago y We All Stand Together con las ranitas cantantes, entregó Flowers in the Dirt (1989), consistente obra en la que colaboró de manera decisiva Elvis Costello (ahí están My Brave Face), y de la que se desprenden las calmadas y armónicas Distractions y Put It There, cual muestras del ramillete sacado de la suciedad.

CLASICISMO MELÓDICO: ENTRE EL CAOS Y LA NUEVA CREACIÓN

Tripping the Live Fantastic (1990) capturó en 37 cortes una rejuvenecedora gira de McCartney, quien como todo músico inglés que se preste y después del obligado Unplugged (1991), grabó en clave clásica Liverpool Oratorio (1991). Compuso su Off the Ground (1993) con el sencillo Hope of Deliverance y el corte titular como avanzada, junto con la defensa explícita de algunas causas ecológicas; transitan también la balada Golden Earth Girl, la motivadora C’Mon People y todavía un par de maceradas composiciones firmadas por Elvis Costello. Formaría el dueto The Fireman junto con Youth (Killing Joke), que produjo los álbumes Strawberries Oceans Ships Forest (1993), Rushes(1998) y Electric Arguments (2008) en clave electrónica para gritar los cambios a los nuevos vientos.

Tras algunos álbumes de recopilación, en vivo y de samples, volvió en plena forma compositiva con Flaming Pie(1997), cocinado en confianza y a partir de la receta habitual de accesibilidad virtuosa con énfasis acústica que se deja escuchar en Calico Skies y Great Day), además de las nutritivas y apetecibles Beautiful NightThe Song We Were Singing y The World Tonight, sazonadas en la buena compañía de Linda, Jeff Lyne y Ringo Starr, sin olvidar el apunte bluespop de Steve Miller, expresada sobre todo en Young Boy

Volvió al campo de la música clásica por partida doble a través de Standing Stone (1999), poema sinfónico en cuatro partes de texturas contrastantes en el que aborda la perspectiva de los celtas en torno a preguntas fundamentales, acompañado por la Orquesta Sinfónica de Londres, y de Working Classical (1999), conformado por piezas anteriores con tratamiento orquestal y algunas de reciente cocción. Entre ambos, y tras la dolorosa muerte de su esposa Linda, grabó Run Devil Run (1999), disco de versiones y un trío de canciones nuevas con la contribución desatada de David Gilmour.

Para el siglo XXI el impulso creativo y la búsqueda de acordes y notas que fluyen se mantienen imparables, cual lluvia torrencial: empezó con Liverpool Sound Collage (2000), experimento con Youth y Super Furry Animal en el campo de la música concreta desde la electrónica sesentera y que, después de otro recopilatorio, anticipó al ecléctico, renovador y empapador Driving Rain (2001), disco que abrió con Lonely Road como indicativa del camino a la melodiosa From a Lover To Friend y al himno celebratorio Freedom. Tras el directo Back in the U. S. (2002), que tuvo una versión con ligeras modificaciones llamada Back in the World (2002), siguió con Chaos and Creation in the Backyard (2005) y la pronto reconocible Fine Line, junto con las reposadas Jenny Wren This Never Happened Before, bien producidas por Nigel Godrich.

Tras el álbum de remezclas Twin Freaks (2005), grabado junto con el DJ Freelance Hellraiser regresó al clasicismo con Ecce Cor Meum (2006), obra contemplativa que transita de notas oscuras a ciertos apuntes propios del romanticismo, para sentarse en el recuerdo vía Memory Almost Full (2007), del que se desprenden canciones como Dance TonightThat Was Me y Only Mama Knows, justo para abrirse paso en estos días de lógica digital en los que la memoria ya no da para más. Se puso travieso en Kisses on the Bottom (2012), lleno de versiones a media luz y las canciones propias My Valentine, acompañada por la guitarra de Clapton y la presencia de Natalie Portman en el video correspondiente, además de Only Our Heart.

Pronto entregó NEW (2013) y su renovador y entusiasta canción ídem, que junto con Queenie Eye, I Can Bet y Hosanna, le dieron un nuevo influjo de la fuente de la juventud, confirmado en Egypt Station (2018), punto de llegada para la petición de Come On To Me y Fuh You. Volvió a la numeralia después de cuarenta años con el sólido McCartney III (2020), con Find My WayLong Tailed Winter Bird y Winter Bird/When Winter Comes como cortes representativos; el álbum encontró su recreación en McCartney III Imagined (2021) con Beck, Blood Orange, St. Vincent, Damon Albarn, Phoebe Bridgers, Joshua Homme y 3D, entre otros, construyendo versiones de las piezas con aportes originales y atrevimiento: otra vez Paul conviviendo con los jóvenes como él, de alma. Siempre.