martes. 24.06.2025
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POESÍA

Tachas 551 • Duelista • Fanny Enrigue

Fanny Enrigue

Imagen generada con IA
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Tachas 551 • Duelista • Fanny Enrigue

Uno vivía en aquel entorno que se devoraba a sí mismo 
hasta que también lo devoraba a uno 
hasta que se moría de sí mismo
Herta Müller

Casi al terminar la primavera: 
ninguno de nosotros presencia su muerte.
Casi los cuarentayuno: nos falta la imagen
de nuestro nacimiento.

«Descanse en paz y brille para él la luz perpetua»: la retahíla 
que parecía eterna. Yo tarde, sin poder preguntar
lo que pasaba, atropellada por esas palabras
aturdida por la religión que nunca debe mezclarse con whisky
que nunca debe. Que nunca a mí.
«Ten piedad» 
«Amén».

No entiendo…
Encontraron el cuerpo.

¿Por qué nunca se habla así de los vivos?
¿Qué tiene la mente o el alma o lo-que-sea
como para que la estatura,
pelos y barba, ojos tristes
sonrisa, los dientes, las orejas
sean algo sin importancia
una vez que se despega eso invisible
de la piel, de los músculos?
*
«Me ganaste» pensé, como si se tratara
de una ráfaga, un arrojo del que yo carezco,
porque también había estado rumiando
con la tristeza carcomiéndome
invadida la cabeza de mil avispas

también rumiando
también trizada
pero con el aguijón del miedo a fracasar.

Idiota, me digo, de qué coño estás hablando
me metieron a las tripas el absurdo
discurso del éxito, incluso en esto: idiota:
tu hermano está muerto: tu hermano.
*
Escuchas la palabra pistola, escuchas oraciones
llantos, movimientos, llamadas telefónicas
te sientes dentro de una escafandra
paralizada
a leguas marítimas de todo
el vino se ha vuelto amargo
de nada sirve cerrar los ojos, las puertas
taparte los oídos
de nada sirve
*
En los orígenes terregosos de la etimología
se mezclan semánticas, homonimias:
Duelodolor, sufrimiento, penar.
Dolo: fraude, engaño y treta
Duelodesafío mano a mano, lucha entre los contendientes.
*
¿Cómo acomodar el desmoronamiento,
la extrañeza? no estoy triste, estoy bajo el agua
no estoy escuchando, estoy bajo la tierra 
no estoy penando: miro el dibujo pegado a tu ataúd: tu hijo
pidió un color rojo para pintarte el rostro: así tú:
un sol inmenso, titilante, que lumina.
Ahora, ensombrecida, me asfixio en esta iglesia
como si me hubieran arrancado un órgano vital
oscurezco por dentro. 
No siento este dolor como Fanny Enrigue

No supe interpretar las pesadillas porque el nombre es el mismo
enmudecida, sólo pensé: pasarán
estás dormida, son sueños, esto no.
*
A los suicidas no se les mira, salvo para un reconocimiento y firma de papeles.
A los suicidas no se les dice al oído «Te amo» ni se abraza su cuerpo lastimado en señal de un adiós
No pueden acariciarse las heridas de quien murió de tristeza
A quien el mundo aplastó con todo su peso
A los suicidas se les encierra en una caja hermética, no pueden ser polvo ni pueden ser mirados a través de un cristalito, como la niña que pasó frente a León Felipe en un ataúd blanquísimo

El rostro de los suicidas queda desdibujado para los deudos
sé que el tuyo era de paz
pero en mi cabeza es una imagen barrida
como si te mirara vivo y fueras de humo
y algo tuvieran mis manos
algo tuvieran mis articulaciones que fuera incapaz de abrazarte 

Afilados colmillos fueron devorándote la carne
a pausas
como quien no tiene prisa por terminar un banquete
a pausas crepita la tristura 
cuando se siente demasiado
el mundo es una boca ávida, insaciable
el mundo tritura

Tu paladar es un hoyo negro 
chupando las fracturas y mutilaciones que el mundo
y la ansiedad: el cortejo que invade
dejó en cada pliegue, porque no podemos protegernos
Júpiter exacerbó tu saturnino deber,
la exigencia, el aullar de la belleza y del peligro
la amenaza dispersándose: virus.
*
Doloengaño, treta
El vértigo que busca reconstruirte, sin brújula
Nos has dejado huérfanos 
Desorientados, perdido el equilibrio
Nos arrastrábamos insomnes
Bebiendo todos los litros
Como si no quedara nada más
hirviendo en el lago de la cólera
Con el deseo de romper todos los muebles
Trizar la vajilla fina 
el espejo del comedor
Deshojar cada página de tus libros
Quitar la humedad de la casa con un martillo
Quitar el dolor con un martillo

Nos has dejado huérfanos
estatuas sin miembros, acéfalas
lastimándonos unos a otros
con flechas y ruido, 
Buscando reconstruirte
A través de la contienda
Fingiendo ignorar que hay algo de podrido en este cúmulo que somos
Hay algo torcido en herirnos así por tu ausencia
Chocando unos con otros
Huérfanos, sin brújula.
Hasta que la lucha nos ha dejado exhaustos 
*
Espérame: yo me adentraré el día del juicio 
en ese bosque de ahorcados
Tu cuerpo colgará del alma-arbusto en que te convertiste
Y yo podré abrazarlo
Sin importar que me devoren las Arpías.
*
Todos los minutos son ya ese día: tu cuerpo pendulando






***

Fanny Enrigue (Guadalajara, Jal. 1976). Poeta mexicana. Licenciada en Filosofía por la Universidad de Guadalajara udg, Doctora en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid ucm. Estudió en la Escuela de Escritores de la Sociedad General de Escritores de México sogem. Ha participado en diversos encuentros nacionales e internacionales de poesía. Su obra ha sido recogida en varias antologías y medios nacionales. Imparte clases en la Universidad de Guadalajara UDG. 


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