DISFRUTES COTIDIANOS
Tachas 551 • 55 discos y una canción: Breve muestrario sonoro del 2023 • Fernando Cuevas

Una breve repasada por algunos de los discos que aparecieron en este año que termina, lleno de música para todos los gustos.
Julie Byrne nos invita a levantar el vuelo para tratar de aliviar la pérdida y el dolor en el sensible The Greater Wings, mientras Caroline Polachek, integrante del grupo Chairlift, tejió un pop cargado de sugerente eclecticismo en Desire, I Want To Turn Into You, y Olivia Rodrigo confirmó voz propia en GUTS, su vampírico segundo álbum. Yeule desplegó su rock intervenido por influjos eléctricos en Softscars, cual herida que no termina de abrirse al mundo real, en la línea de L’Rain y su rock alucinógeno de I Kill Your Dog, con su consabida cuota experimental.
En su séptima entrega, The Land is Inhospitable and So Are We, la japoamericana Mitski nos lleva al cielo entre orquestaciones y coros de total transparencia, en tanto el supergrupo Boygenius (Julien Baker, Phoebe Bridgers y Lucy Dacus) presentó The Record, lleno de creativa complicidad en clave indiepop. Lana del Rey y un gran equipo produjeron Did You Know That There's a Tunnel Under Ocean Blvd, cerca de hora y media de música confesional en tonalidades nostálgicas: todo un viaje personal compartido entre pianos orquestados y voces susurrantes.
Con sensual mezcla de afropop y R&B, la cantautora Amaarae realizó Fountain Baby, su opus 2, en tanto Corinne Bailey Rae repasó la historia cultural de los afroamericanos en el rockero Black Rainbows, iluminando de colores intensos con tonalidad sicodélica y garagera. El quinto disco de la inglesa Jessie Ware, That! Feels Good!, nos catapulta a la pista con su dance, soul y R&B envueltos en orquestaciones e impulsores coros, al tiempo que SZA lanza un SOS de 23 cortes en similar tesitura. Fever Ray, proyecto de la sueca Karin Dreijer, se adentró con electrónica oblicua en el amor y sus demonios con Radical Romantics, en tanto la americana-coreana Yaeji debutó con With a Hammer y sus golpes de electrónica diversa.
Depeche Mode en formato de dueto, mostrando vigencia y recordando a Andy Fletcher, entregó Memento Mori, y Blurtuvo a bien reunirse para entregar The Ballad of Darren con todo el sello britpopero de la casa. Yo La Tengo continuó su mirada sin concesiones desde su rock independiente en This Stupid World y la gran PJ Harvey hizo lo propio con I Inside The Old Year Dying, folkrock electrónico de trayectoria vital. Everything But the Girl regresó tras 24 años con Fuse y el sentido melódico intacto, y Blonde Redhead volvió con Sit Down for Dinner, pieza para degustarse con calma en la mesa de los sonidos cuidadosamente trabajados.
En los ámbitos del folk y el country, Lankum le puso oscuridad y progresión a False Lankum, como para adentrarse en las intensidades oscuras del folk irlandés; Bonnie “Prince” Billy develó Keeping Secrets to Destroy You, Wilcosiguió fortaleciendo a la familia altcountry con Cousin y Sufjan Stevens entregó Javelin, folk celestial con incursiones electrónicas. The Coral propuso su reflejante cancionero de country-pop en Sea of Mirror. El soul rítmico y de corte alternativo llegó por cortesía de Nourished By Time a través de Erotic Probiotic 2, mientras que Yves Tumorentretejió con puntual eclecticismo Praise A Lord Who Chews But Which Does Not Consume (Or Simply, Hot Between Worlds), en el que se agradece no ser tragado con sampleos, postpunk, funk y lo que se vaya encontrando en el camino.
Algiers se presentó con su energético Shook, el dueto 100 Gecs produjo 10,000 gecs con la combinación mostrada desde su debut, cargada de diversos estilos alrededor de un rock efusivo. Wednesday produjo su quinto álbum, Raw Saw God, con su habitual shoegaze ahora salpicado de influjos country, como el característico de Slowdive, que en Everything is Alive vuelve a mostrar su olfato melódico. Creeper propuso Sangivore con líneas punketas y góticas. ANOHNI and The Johnsons volvieron con el confesional My Back Was a Bridge For You To Cross y la acostumbrada implicación afectiva que se refleja en la sofisticación de The Clientele y su escapista I Am Not There Anymore. El indie rock de The Lemon Twigs alcanzó elevada integración con Everything Harmony.
En el terreno del Hip-Hop, billy woods and Kenny Segal compartieron sus vivencias de giras en Maps, mientras que Sampha mezcló géneros alrededor de su rap en Lahai, tal como lo hizo la brillante joven Noname en el cadencioso Sundial. En la electrónica, James Holden abrió conciencias con Imagine This Is a High Dimensional Space of All Possibilities y desde la mirada femenina, Loraine James y Laurel Halo produjeron Gentle Confrontation y Atlas, respectivamente, en tanto Matana Roberts entregó desde su jazz contestatario Coin Coin Chapter Five: In the Garden, continuando su implacable serie altamente sugerente y abrasiva.
La exploradora trompetista Jaimie Branch, fallecida el año pasado, nos dejó como legado Fly or Die, Fly or Die, Fly or Die (World War), jazz para optar por el vuelo permanente. Pareciera que Arooj Aftab, Vijay Iyer, Shahzad Ismailyformaron una especie de microcomunidad para grabar Love In Exile: vocal envolvente, piano nebuloso y bajo y sintetizadores de atmósfera nostálgica para amar desde las distancias. James Brandon Lewis/Red Lily Quintet se pusieron en tesitura de homenaje con For Mahalia, With Love, en tanto desde el desierto volvió Tinariwen para entregar Amatssou. Con tintes avant-garde, The Necks produjo Travel y Bill Orcutt elevó el listón con Jump On It, mientras que Lonnie Holley se hizo acompañar de un estelar grupo de participantes para grabar Oh Me Oh My, sentida experimentación de un artista completo.
Viejos sabios y, por lo visto, inmortales: The Beatles presentó la inédita Now and Then; Peter Gabriel volvió con el luminoso i/o y The Rolling Stones con Hackney Diamonds, ofreciendo el brillo habitual; Paul Simon reflexionó sobre la vida y la muerte en el testamentario Seven Psalms, al igual que Yusuf/Cat Stevens con King of a Land, tercer disco en el que estampa sus dos nombres. Iggy Pop abrió sus cartas de toda la vida para entregar Every Loser y John Cale realizó un un ejercicio de memoria con Mercy. Para concluir este fugaz recorrido, la veterana Shirley Collins elevó su folk para llegar a Archangel Hill y el gran compositor japonés Ryuichi Sakamoto nos dejó como legado 12, su hermoso álbum póstumo.