domingo. 08.06.2025
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Tachas 556 • El niño y la garza: En busca de la llama materna • Fernando Cuevas

Fernando Cuevas

El niño y la garza (Japón, 2023)
El niño y la garza (Japón, 2023)
Tachas 556 • El niño y la garza: En busca de la llama materna • Fernando Cuevas

El maestro Hayao Miyazaki está de regreso tras El viento se levanta (2013) y el corto para el Museo Ghibli, Boro, la oruga (2018). Con referencias a su propia vida en tiempos de la posguerra, El niño y la garza (Japón, 2023) plantea la eterna búsqueda y reencuentro con el propio origen materno, en temporalidades y universos distintos, que experimenta Mahito, un niño que se va al campo tras perder a su madre en un incendio, con su padre, dueño de una fábrica de municiones, y su madrastra-tía de nombre Natsuko, que se encuentra embarazada y carga con múltiples secretos; ahí entrará en contacto con seres fantásticos, ancianas cómplices y mundos imposibles habitados por incertidumbres, desafíos y posibilidades para entender pasados y pérdidas.

Mahito emprenderá una serie de transiciones emocionales al ir descubriendo diversos espacios, mundos y realidades, después de liberarse de un conjunto de sapos invasivos, y acompañado de la garza de pronto parlante y con cierto halo mutante, de comportamiento ambiguo, perdiendo y recuperando el vuelo, y por una de las ancianas de la finca que se presentará más joven en esta travesía: así, irá encontrándose con una misteriosa torre donde se ubicaba el tío abuelo arquitecto de su madrastra, en realidad un mago poderoso que le ordena al ser emplumado que acompañe al niño, ya con arco y flecha en mano, hacia su misión en busca de su tía desaparecida, que se diversificará hacia otros destinos.

Ahora con la ayuda de una joven, navegará por un mundo de formas acuosas con seres que terminan siendo una esperanza o un simulacro, con todo y los espíritus flotantes warawara, cual origen vital, como la sala de parto donde se encuentra con Natsuko; portales que conducen a espacios donde se busca reconstruir el mundo tangible con pelícanos devoradores en peligro de extinción y pericos antropomórficos protegiendo y tratando de reconstruir su reino; sueños iluminativos al borde de la pesadilla, encuentros definitivos y revelaciones transformadoras, en la vertiente de Pequeña Mamá (Sciamma, 2021): alegorías reconstructivas, mensajes por descifrar y rituales de paso por atravesar para poder, al fin, tener algunas respuestas y generar otras preguntas en torno a su familia materna.

Como suele suceder, el más grande director de animación rompe con las expectativas y nos conduce por un relato que se bifurca, en el que los personajes no son lo que se esperaría de ellos, y la imaginación desatada toma posesión de la historia, no solo desde el punto de vista narrativo; también desde la perspectiva visual, con escenarios abiertos de misteriosa belleza, espacios interiores llenos de detalles y el trazo y gestualidad de los personajes, tanto humanos como fantásticos, además de las secuencias de incendios e inundaciones, angustiosamente estampadas. Con ecos a sus obras maestras Mi vecino Totoro (1988) y El Viaje de Chihiro (2001), tanto desde una perspectiva temática como estética, la cinta nos invita a un viaje impredecible, fascinante y lleno de interpretaciones abiertas.

A las evocativas y por momentos abrasadoras secuencias que forman un pletórico mosaico pictórico de alcance poético, las acompaña la música sensible y con su cuota de misterio, entre piano y cuerdas en velocidades diversas, del viejo cómplice Joe Hisaishi, inmiscuyéndose por los universos que se desdoblan o desbordan, según el caso, para finalmente coincidir en la necesidad de un restablecimiento más sólido y que resista las eventualidades, idea reforzada por la canción Spinning Globe de Kenshi Yonezu.

La película animada del año. Una genial ficción autobiográfica que busca encender la llama de la esperanza perdida, ahí donde habita la madre que en realidad nunca se ha ido, justo cuando el llamado llega a través de criaturas extrañas y entrañables o personas cercanas que se acercan desde un pasado que sigue influyendo el presente, al final también en proceso de transformación: se abre el portal cual arca de Noé y los animales vuelven a sus formas naturales para habitar el mismo mundo, ahora cambiado, más allá de los colapsos de las piedras y bloques, y con una familia reconstruida junto con el recuerdo de la madre vuelta a su mundo.

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