sábado. 07.06.2025
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Tachas 558 • Nostalgia • Karla Gasca

Karla Gasca

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Tachas 558 • Nostalgia • Karla Gasca

La nostalgia es un sentimiento de anhelo por algún momento del pasado, y la música es un detonante eficaz de este sentimiento. Al igual que un numeroso grupo de mis contemporáneos, me emocioné con la noticia de que los Backstreet Boys ofrecerían un concierto en León. Cuando la boyband estadounidense lanzó su primer disco yo tenía siete años, pero me volví fan poco después, como a los once años. Luisa, mi entonces mejor amiga y vecina, me invitaba a su casa a ver los videos musicales que transmitían por la televisión. Nos emocionábamos cuando aparecía alguno de los Backstreet Boys y pronto nos aprendimos sus canciones. Mi favorito era Kevin (porque había que tener un favorito); luego compré un poster de la banda en Nanos, la extinta tienda de revistas del centro de la ciudad, y lo pegué detrás de la puerta de mi habitación. No estoy segura si nuestro afecto hacia la banda surgió realmente de sus canciones, de los rostros bellos y joviales, de los videos super producidos, o si el afecto nació de la complicidad; de esos momentos que pasábamos juntas bailando y cantando. 

La Nostalgia me llega en oleadas. Reconozco que es un anzuelo suave, sutil, porque un buen recuerdo te invita a estacionarte en el pasado, sin tener la certeza de si ese recuerdo en particular realmente existió. Otras veces siento nostalgia por algún momento de mi niñez sin pensar que fue sólo uno rodeado de otros malos momentos. Por ejemplo, recuerdo perfectamente la canción Mentira, de Gilberto Santa Rosa, porque era el intro de la novela Mirada de Mujer que transmitían todos los días entre semana, a las 10:30 de la noche. Mi mamá regresaba del trabajo a las diez y yo me sentaba junto a ella para ver la novela. Ese era el único momento del día en el que podíamos estar juntas. Cada vez que escucho esa canción, lo que viene a mi mente no es la trama de la novela o sus personajes, sino el breve momento de convivencia con mi madre. 

En casa de mi abuela sonaban Mecano, Miguel Bosé y Flans. Cuando termino en un karaoke, más por azar que por gusto, siempre elijo Las mil y una noches de Flans. Cuando la canto no recuerdo a ningún ex, recuerdo a mis tías Rosy, Doris y Lilí, jóvenes y hermosas con sus copetes altos, suéteres holgados y labiales brillantes, bailando en la cocina. Cuando escucho a Cat Stevens me acuerdo de mi papá. Siempre me sentí atraída por la ilustración de la portada de Teaser and the Firecat, su álbum favorito de Cat Stevens. Juntos visitábamos el tianguis en busca de discos piratas de nuestros artistas favoritos. A veces me da miedo olvidarlo; entonces pongo alguno de sus discos y de inmediato me vienen los recuerdos, su rostro, su voz, y claro, también la nostalgia. 

Evalué la posibilidad de hacer cola noche y media o participar en alguna dinámica para ganar un boleto y así ver a los Backstreet Boys, pero desistí. Caí en la cuenta de que, en realidad, lo que me entusiasmaba de escucharlos en vivo era revivir esos momentos en los que fui feliz con mi amiga. Si lograba verlos esa noche lo haría sin ella y la experiencia hubiera estado quebrada, incompleta. No importaba qué tan cerca estuviera del escenario, nada me regresaría a mis once años. 

Todos necesitamos viajar al pasado de vez en cuando para recoger algunos recuerdos, colocarlos en una maleta y traerlos al presente. Necesitamos sentir que las personas y los lugares que amamos y ya no están, permanecen de alguna manera. Nosotros tampoco somos los mismos y probablemente nuestra situación sea mejor ahora, pero seguimos enamorados del pasado y sus canciones. Quizá algún día logremos sacudirnos la nostalgia y aprendamos a contemplar el presente, a disfrutarlo minuciosamente, porque la canción de moda junto con este pensamiento, pasarán muy pronto a formar parte del pasado. 







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Karla E. Gasca (León, Guanajuato, 1988). Autora del libro de relatos breves: Turismo de Casas Imposibles (Los Otros Libros, 2023), (Ediciones Liliputienses, 2023). Algunos de sus cuentos figuran en las antologías: Para leerlos todos(2009), Poquito porque es bendito (2012), y Presencial, memoria del encuentro entre colectivos literarios del Seminario Amparán (2021). Becaria del PECDA Guanajuato (2022) en la categoría Jóvenes Creadores, dentro de la disciplina de Crónica. Becaria del programa Impulso a la Producción y Desarrollo Artístico y Cultural del ICL (2023) en la categoría de Literatura con el libro de crónicas: Nemi. Historias de una ciudad. Obtuvo el primer lugar en el Tercer Certamen de Cuento Corto de la Casa de la Cultura Efrén Hernández. Finalista del Premio Latex 2023 de microficción urbana (Editorial MOHO). 


 

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