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Tachas 591 • Sobre Arte Y Magia• Claudia Rodríguez-Ponga

Claudia Rodríguez-Ponga

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Tachas 591 • Sobre Arte Y Magia• Claudia Rodríguez-Ponga

1. Introducción O Manual De Uso De Una Investigación Doctoral Sobre Arte Y Magia

In the pursuit of Laura’s murder I have employed different Bureau Guidelines, deductive technique, Tibetan Method, instinct and luck. But now I find myself in need of something new, something which, for a lack of a better word, we shall call “magic”.

 

Agent Cooper, Twin Peaks.

 

1.2. EL CÍRCULO MÁGICO

Cuando presenté la primera parte de mi tesis (ritual académico que marca el ecuador del periodo doctoral), cierto antropólogo[1], ante la profusión y confusión de aquel caos referencial, me aconsejó recurrir a una de las operaciones más antiguas de la magia occidental: el círculo mágico. Acotar y proteger. Sólo este círculo me permitiría sobrevivir a semejante tema de investigación y al medio hostil en el que pretendía llevarla a cabo.  

Así pues, este primer capítulo es también un manual de instrucciones que pretende cristalizar discursivamente dicho círculo. Al igual que cualquier otra invocación, necesitábamos un grupo de entidades poderosas para crear nuestra barrera invisible. De las “séances” espiritistas de mi infancia recuerdo a los cuatro apóstoles, que solían ser los padrinos a los que se invocaba para obtener protección. En este caso, ya que nuestro trabajo está bajo el influjo de esa abstracción que se llama magia y, en concreto, bajo el signo de la bruja, necesitábamos otro tipo de círculo mágico que requería de cinco entidades en lugar de cuatro. Nos referimos, claro, a un pentagrama.

Dentro de la tradición esotérica occidental, el pentagrama de cinco puntas representa al hombre. Pero lo que necesitamos aquí, en este contexto tan humanista, no es invocar -una vez más- al hombre, sino a la bestia. Una bestia que, sin embargo, nos habla de nosotros mismos antes que de ella. El pentagrama invertido ha sido relacionado con los cultos satánicos y obviamente no es esto exactamente lo que proponemos. Lo que buscamos es subsanar con nuestro método un cierto exceso de rectitud antropocéntrica, pero sin pretender -en la estela de Flusser- dejar atrás el humanismo, al que esta investigadora nos considera abocados (principalmente por ser humanos). Además de corregir esta prácticamente incorregible rectitud bípeda, nuestro método trata de proponer enmiendas a una cierta linealidad. Por eso nuestro método es circular y, en los mejores días, cuando las fuerzas que proyecta se unen formando una burbuja protectora, puede incluso llegar a ser esférico. Nuestro método no va del "punto a" al "punto b" ni del "yo pienso" al "yo existo"; tiene cinco puntos: dos cuernos, dos orejas y un hocico. Y, por último, pero no por ello menos importante, nuestro método está atravesado por vínculos o, como diría Suely Rolnik, por “líneas de tiempo" que han proliferado a lo largo de estos años de investigación. Además, cabe señalar que el pentagrama no sólo une cada una de las cinco puntas, sino que está condicionado por los flujos que lo atraviesan, porque en la operación mágico-dibujística la dirección en la que se trazan las líneas importa. Es en función de cómo se vinculan los cinco puntos que las entidades invocadas acuden al discurso, que se convierte (esperamos) en una especie de hechizo. 

En este caso, hemos elegido cinco entidades heterogéneas para recalcar que “nuestro asunto” se encuentra, a nivel disciplinar, en tierra de nadie. En primer lugar, invocamos a un sabio contemporáneo que, a pesar de estar a la moda, vemos como heredero de una tradición latina prerrenacentista que se ubica más allá de las grandes divisiones del conocimiento moderno. Estamos hablando de Bruno Latour, un conocido antropólogo especializado en "teoría de la ciencia" y famoso autor de Nunca fuimos modernos. En el cuerno de al lado se encuentra un druida contemporáneo, narrador y mago que ha dedicado parte de su vida a redefinir las relaciones entre arte y magia. Hablamos de Alan Moore, conocido por obras de cómic o novela gráfica como V de VendetaFrom HellLa cosa del pantano, o Watchmen, pero también por su pertenencia al grupo de ocultismo y performance The Moon and Serpent Grand Egyptian Theatre of Marvels o por sus ensayos sobre magia. En una de las orejas de la bestia encontramos a nuestra bruja, que a lo largo de su vida académica ha dado forma a los movimientos del deseo, cartografiando lo social real con la ayuda de lecturas sísmicas de su cuerpo vibrante. Estamos hablando de Suely Rolnik, conocida por traer el pensamiento de Deleuze y Guattari a Brasil y por su trabajo analizando procesos de subjetivación vinculados al deseo. En la otra oreja, invocamos la sabiduría de una sibila heredera de una cierta tradición poético-filosófica invisibilizada por la historia. Hablamos de María Zambrano, discípula de Zubiri, que convirtió el vacío heideggeniano en un claro en el bosque y trazó con su trabajo una forma alternativa de generar conocimiento. Finalmente, en el hocico, invocamos al bricoleur en su doble forma andrógina con dos artistas vinculados a “lo mágico”: Susan Hiller y Tunga[2]. Susan Hiller es una artista "paraconceptual", famosa por su tratamiento de fenómenos tan inexplicables como culturalmente denostados; Tunga es un artista antropófago, devorador de formas occidentales de esoterismo que luego destila y traduce antropofágicamente en operaciones alquímicas que juegan a ser esculturas. En breve (pero no aún) iremos trazando varios “tránsitos” entre estas entidades tan aparentemente irreconciliables, pues solo en esa conversación imaginaria en la que surgen también otras voces del “más acá”, puede comenzar a sentirse la energía (metódicamente) circular a la que nos venimos refiriendo. En nuestro pentagrama cada una de las entidades significa una dimensión mítica (el sabio, el druida, la sibila, la bruja, el artista-bricoleur), pero también representa una autoridad en su respectiva área. De esta forma, hemos tratado de obtener protección demoníaca y académica.

1.1. SOBRE LA CUESTIÓN DEL MÉTODO 

En Notas sobre el método María Zambrano nos habla de un “primer método” en la historia de la filosofía. Uno que, más que un camino, se podría asemejar a una esfera[3]. El método esférico del que habla Zambrano no conduce a la filosofía, sino que es una forma de habitarla. Pero el método esférico nos convierte en sospechosos ante todos los demás, porque no representa ni escenifica ningún tipo de avance, progresión o discurrir, e incluso impide que se produzca la abstracción del "paso a paso" que más tarde podrá llamarse "demostración". En la esfera se está o no se está. Esté método tan digno de existencia no es, por tanto, el más conveniente para un estudio de naturaleza académica. Así, hay otro método que Zambrano considera más probable, a pesar de que, como veremos, no carece de peligros. Se trata del camino; un camino que, no obstante, necesariamente hemos de “recibir” de las bestias y no, como cabría pensar, de otros hombres[4]. En este método, el camino se propone no como una carretera cartesiana, recta y bien señalizada, mediante la cual el sujeto garantiza su llegada, segura y rápida, hasta la conclusión, sino como pensamiento mismo; un pensamiento posiblemente inconcluso y lleno de inconstancias. Este sendero es recibido de las bestias de la misma manera que un senderista encuentra y sigue un camino, por ejemplo, de cabras. Con su plasticidad, las bestias a las que se refiere Zambrano representan aquellas formas de vida que se han adaptado mejor -y antes- al entorno inexplorado. Este tipo de camino sólo puede ser abierto y mantenido por el hombre a fuerza de recorrerlo, y difícilmente se convertirá en un camino pavimentado, puesto que generalmente se encuentra en un territorio hostil (montañoso, selvático, etc). Este camino es abierto por la sabiduría secreta de la bestia y corresponde a sus posibilidades corporales, por lo que, si deseamos seguir sus pasos, nuestro cuerpo se verá obligado a metamorfosearse. Debemos hacernos plásticos, mimetizarnos, ya que lo único que realmente lo convierte esa trayectoria discontinua en un camino es el cuerpo/conocimiento que lo atraviesa. 

La bestia nos sirve para sentar las bases de una especie de ficción filosófica, en la medida en que, como dijo Vilem Flusser, todo discurso es una ficción y, como tal, necesita hacer explícita su condición fantástica[5]. Flusser dedica dos trabajos enteros a dos ficciones filosóficas que guardan una relación de parentesco con la bestia y, como veremos, con la bruja: una al Diablo (La historia del diablo), y otra al “calamar del infierno” (Vampyroteuthis Infernalis). En el caso del vampyroteuthis, la cuestión es establecer un diálogo con lo totalmente otro basándose en informaciones científicas proporcionadas por su gran amigo, el zoólogo Louis Bec, sobre un tipo de calamar habitante de las profundidades abisales. Esta "zambullida en lo insólito"[6] tiene, paradójicamente, la función de "lograr una comprensión renovada del propio ser humano"[7]. Como dice Erick Felinto, el vampyroteuthis sirve para explorar los potenciales no realizados del humano: "es un ejercicio imaginativo de lo que el hombre puede ser". Así, la ficción filosófica "trabaja con un modelo mítico", entendiendo lo mítico como la potencia para devenir otro. El vampyroteuthis "representa un encuentro con nuestro otro radical, con los oscuros límites de nuestra propia razón"[8]. Un encuentro que puede ser desconcertante pero que creemos muy provechoso para la génesis del arte.  

Lo que proponemos aquí es una mezcla de varias ficciones filosóficas  complementarias. Tenemos un círculo protector, una esfera de fuerza, cinco entidades daemónicas, varios flujos que las unen en diferentes direcciones, un humano invertido, que es finalmente un animal, cuyas huellas recorren nuestra esfera como caminos recibidos o "líneas de tiempo". El diagrama es en sí mismo bastante explicativo. En las puntas de la estrella, cinco nombres. En la apertura, cinco epígrafes. A primera vista podemos pensar que hemos reunido lo imposible, pero, ¿no es eso exactamente lo que pretende conseguir la magia? La magia es un intento de casar las cosas para poder producir cambios dentro del orden de lo suprarreal: la magia, como el arte, busca resultados, pero éstos pertenecen a otro orden, radicalmente diferente de los “matters of fact” y mucho más cercano a los “matters of concern"[9]

Como dijo Levi-Strauss, la verdadera pregunta "no es si el contacto con un pico de papagayo cura el dolor de muelas, sino si es posible, desde cierto punto de vista, hacer que el pico de un papagayo y un diente humano vayan juntos (...) y, a través de estas agrupaciones de cosas y seres, introducir un principio de orden en el universo”[10]. La magia, dice Mauss, surge de la acumulación de imágenes; una supuesta "confusión" sin la cual, según él, el rito mágico sería impensable[11]. Como el artista bricoleur de Lévi-Strauss, que en esta introducción pentagramática será encarnado por Susan Hiller y Tunga, el operador mágico trabaja por acumulación, no por sustracción. Lo que el mago conoce, lo lleva de vuelta a su estudio (un estudio que puede ser un lugar físico, pero también simbólico o de orden fantasmático), donde opera, en palabras del antropólogo Manuel Delgado, "tránsitos inversos entre esferas, síntesis imposibles, compromisos inconcebibles en el nivel del pensamiento normal, vínculos aberrantes, mezclas de sustancias simbólicas incompatibles"[12]

Esta operación, a la que se refiere el antropólogo español en la estela de Hubert y Mauss, resuena con otras construcciones teóricas, como el mencionado “bricolaje” levi-straussiano, el “conjunto” latouriano o el “coagulo” de Alan Moore, que son ellos mismos síntesis imposibles, vínculos aberrantes, mezclas de sustancias simbólicas incompatibles. Es decir, grupos heterogéneos en los que naturaleza y sociedad, humanos y no humanos, están inextricablemente mezclados: agrupaciones que no respetan la división moderna pero que, aun así, constituyen nuestra realidad, por mucho que les sigamos negando un lugar epistemológico. 

Para los que aún no están familiarizados con su discurso, la tesis principal de Latour sobre la modernidad es, en resumidas cuentas, que la llamada cultura occidental se ha impuesto gracias a lo que él llama la constitución moderna, que por un lado niega la existencia de este tipo de híbridos, dividiendo y clasificándolo todo en constructos dicotómicos (naturaleza/sociedad, hecho/discurso, verdadero/falso), mientras  que, por otro lado, permite que proliferen sin control. Mientras no se asuma la existencia de estos híbridos, mientras todo deba inscribirse necesariamente dentro del orden de lo humano o lo no-humano, no habrá mecanismos reguladores de los entes intermediarios, que, inadvertidamente, se apoderarán del mundo. No puedo evitar preguntarme si tras esta tesis no se encierra el mismo miedo cerval, un miedo verdaderamente muy moderno, a los híbridos. Pero por ahora quedémonos con la idea central de su brillante tesis: la constitución moderna se basa en una división del conocimiento que no se respeta en la práctica, sino que tan sólo se niega vehemente y ciegamente, casi como un ejercicio de fe, mientras estos cuasi-sujetos/cuasi-objetos forman "conjuntos" que se interconectan a través de redes y esferas que nos contienen (y a veces controlan) sin que nosotros -empeñados en negarlas- lo advirtamos. Lo fabuloso de esta teoría es que, a pesar de parecer extremadamente contemporánea, resulta estar inscrita en una larga tradición de pensamiento mágico para la que la materialidad del vínculo y su naturaleza híbrida o medial resulta fundamental. 

1.2. BREVE PREÁMBULO SOBRE VÍNCULOS, QUESOS Y GUSANOS

Comencemos, entonces, por estos vínculos. En primer lugar, es importante aclarar que nuestra principal fuente de inspiración mágico-filosófica es, en este sentido, otro erudito occidental: Giordano Bruno. El concepto de los vínculos está muy presente en la obra de Bruno, y nos parece que en muchos aspectos sus estudios tienen bastante que ver con los estudios del otro Bruno (el Latour). Verdaderamente, podríamos haber invocado a Giordano Bruno en lugar de a Latour, pues sin duda al mago medieval que fue quemado en el Campo dei Fiori en 1600 le sobra autoridad para ser la encarnación de ese “sabio” simbólico que nos respalda. Sin embargo, por propósitos académicos, hemos considerado a Latour más pertinente por el simple motivo de ser más actual y, por tanto, más accesible. Estudiar a Giordano Bruno es una tarea de por si: véanse los trabajos de Frances Yates, Ioan P. Culianu o de Ignacio Gómez de Liaño. Pero nuestro propósito no es convertir a Giordano Bruno en el eje de esta digresión, por mucho que nos interese. Por este motivo, en lugar de invocarle como entidad protectora, citamos el influjo de su teoría de los vínculos a la manera de un ascendente en una carta astral. Ni siquiera nuestras entidades gobiernan la totalidad de la tesis, sino que nos ayudan a dibujar en al aire, aquí, una metodología que es también, como dice Rolnik, "un criterio, un principio, una regla". Nuestra "regla de oro" está en el centro de este pentagrama, que es también una especie de prólogo o, mejor dicho, un "para-logos", es decir, no lo que precede a la razón o su preámbulo, sino, siguiendo la raíz griega, lo que se encuentra junto (o a lo largo de) un cierto razonamiento. Nuestro para-logos sirve no sólo para introducir, sino también para orientar o conducir el pensamiento como se conduce la electricidad. 

Esta tesis es, como la operación mágica descrita por Manuel Delgado, un intento de operar "tránsitos inverosímiles entre esferas, síntesis imposibles, compromisos inconcebibles en el plano del pensamiento normal, vínculos aberrantes, mezclas de sustancias simbólicas incompatibles"[13]. Pero cabe dejar claro que el método que proponemos no consiste en ir de un lugar a otro atando los cabos sueltos del arte por un lado y de la magia por el otro: nuestros vínculos se empeñan en materializar aquello que fluye entre estas áreas aparentemente inconexas. Esto supone, por usar un término de Latour, un ejercicio de mediación; una negociación que va más allá de la intermediación y que tiene más que ver, aventuramos, con lo mediúmnico. No se reduce, por tanto, a un trabajo de aproximación entre dos áreas de conocimiento bien definidas. A través de la mediación, dice Manuel Delgado, se recupera la dignidad ontológica de los híbridos que, en la constitución moderna, se conciben en como mezclas de formas puras, como sumatorios de esencias puras que provienen de otro lado. En la constitución moderna los híbridos son vistos como intermediarios que permiten la relación entre dos partes y que, aunque prácticos, carecen de dignidad ontológica per se. Concebidos de esta manera, los vínculos no hacen más que transportar y desplazar el poder de los seres “reales”. Como bien dice Latour en Nunca fuimos modernos, mientras no volvamos a dignificar los vínculos la dignidad ontológica de los "híbridos" y de los "conjuntos" será negada. Es aquí donde el pensamiento mágico adquiere importancia, porque para la magia todo es mixto, híbrido, sincrético. De hecho, los vínculos mágicos son en sí mismos seres híbridos, pero imprescindibles, puesto que son también la sustancia del mundo, no meros mensajeros que corren de aquí para allá llevando información. Para el pensamiento mágico, como para el molinero de Ginzburg, “el mundo es un queso y los ángeles sus gusanos"[14], que viajan de parte en parte haciendo del queso lo que es. En este sentido, esta introducción se propone como un queso constituido por la fuerza y la virtud de los vínculos que lo atraviesan. 

Latour, cuyo trabajo fundacional sobre los vínculos es Nunca fuimos modernos, profundiza en su investigación sobre redes en Investigación sobre los modos de existencia. Así como Rolnik utiliza la ficción filosófica de los “noviecitas” para guiarnos por las transformaciones del deseo en su Cartografía sentimental, Latour crea una antropóloga que nos sirve de guía. En sus investigaciones de campo etnográficas, la antropóloga de Latour descubre que las diferentes áreas de conocimiento se solapan, compartiendo territorios: aprende así a ver las redes invisibles que los conectan. Pero el entusiasmo de la antropóloga que ha descubierto las redes se atenúa cuando descubre que ha perdido en especificidad lo que ha ganado en libertad de movimiento. Gracias a las redes, dice Latour, puede desplazarse de un lado a otro sin prestar atención a los criterios restrictivos que utilizan sus colegas y, sin embargo, se encuentra de repente en "tierra de nadie", porque cualquier área se convierte en un terreno farragoso hecho de elementos interconectados. ¿Podemos concluir que no hay una diferencia real entre los diferentes dominios del conocimiento? ¿Fue todo una ilusión? La antropóloga de Latour intuye que, aunque no haya fronteras entre los grandes dominios del conocimiento, debe haber algo que los diferencie, lo que le lleva a la conclusión de que, si la noción de área de conocimiento es errónea, también lo es la de red. Ni los saberes son tan herméticos, ni las redes tan homogéneas, puesto que están compuestas de singularidades. No basta, por tanto, con saber que existen vínculos, sino que es necesario comprender cómo funcionan y fluyen. Es necesario comprender, concluye, que los vínculos son entidades en sí mismas y no sólo herramientas estructurales.  

En el pensamiento mágico, la noción del mundo como un todo interconectado es frecuente[15]. La magia ya tenía rasgos panteístas desde los estoicos, que concebían el cosmos "como un gran organismo vivo, dotado de razón, capaz de generar microcosmos racionales"[16]. En este sentido, la definición inicial de la magia como técnica de manipulación de la naturaleza adquiere un nuevo significado, porque el concepto de naturaleza puede abarcar cualquier cosa "del mundo". Al final, todo es queso, incluso los gusanos. Como dice Culianu, el pensamiento mágico renacentista se caracterizaba aún por tener un concepto de la naturaleza mucho más amplio que el nuestro, un concepto que abarcaba "todo tipo de existencia no cuantificable, desde los dioses, los héroes y los demonios del neoplatonismo hasta los seres elementales de Paracelso"[17]. Sin duda, nuestra imaginación moderna ha sido purgada de estas criaturas. Pero, incluso si hoy en día estos actores ya no forman parte de nuestra “naturaleza”, cabe pensar si no hay otros que interpretan papeles parecidos. ¿Podría ser que las especies fantásticas hayan estado mutando y actualizándose, evolucionando en el sentido darwiniano? ¿Cuales serán, hoy, estas otras “especies naturales”?

Para Manuel Delgado, la magia de la moda, de la política, de la música o de la publicidad, entre otras, han “demostrado indiscutiblemente que el desencanto del mundo que predijo Max Weber no sólo no se ha producido, sino que hoy nos encontramos en la apoteosis de su reencantamiento"[18]. Para Bruno Latour, la bomba de vacío, la pasteurización y otros hallazgos de la ciencia y la técnica se han convertido en nuestros modernos dioses-fetiche. Pero, por supuesto, lo que estamos tratando de hacer aquí no es descalificar estos hallazgos científicos, sino que, por el contrario, nuestro esfuerzo tiene mucho más que ver con una forma de "realismo obstinado"[19] que con cualquier forma de cinismo. 



 

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Claudia Rodríguez-Ponga (Madrid, 1982). es doctora en Artes por la Universidad de Sao Paulo (ECA/USP). Es Máster en Comisariado por el Goldsmiths College de Londres y es licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es profesora asociada en IE University y SUR Escuela (UC3M) y profesora invitada en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Su práctica curatorial incluye exposiciones individuales con Sara Ramo (Sala Alcalá 31), Debora Bolsoni (Athena Contemporanea, Drawing Lab Paris), así como exposiciones colectivas como “Nudo-Nido” junto a la comisaria brasileña Isabella Lenzi, premiada por un jurado de expertos para la Sala de Arte Joven de la Comunidad de Madrid, “Miniaturas, maquetas, vudú y otras proyecciones políticas”, en Blau Projects, o “Abrakadabra” en la Galería Jaqueline Martins. Actualmente trabaja en un proyecto individual con la artista Eva Lootz que tendrá lugar en 2024 en la Sala Alcalá 31. Entre sus últimos ensayos académicos destacan El tarot de Eva, publicado en la Revista Accesos (UCM), Sobre el arte como trabajo afectivo-reproductivo, publicado en la Revista Arte ConTexto, ¿Creen ustedes en lo que existe?, publicado en la Revista Re-visiones (UCM), o Crítica en estado de rêverie, reseña del libro de Aurora Fernández Polanco publicada en la Revista de Occidente. Ha publicado textos en catálogos de artistas como Sonia Navarro Peralta, Sara Ramo o Paulo Nimer Pjotta. Es autora del libro Tentempié, una recopilación de ensayos sobre pintores y pintura.


 

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[1] Prof. Dr. Pedro Cesarino. 

[2] Ambos aun vivían en el momento de escribir estas palabras. 

[3] ZAMBRANO, María. Notas de un método. Madrid: Editorial Tecnos, 2011, p. 76-77.

[4] Idem, p. 79.

[5] BERNARDO apud FELINTO, Erick. “Vampyroteuthis: a segunda natureza do cinema – a matéria do filme e o corpo do espectador”. Flusser Studies 10, nov. 2010, p. 9. Disponível em: <http://www.flusserstudies.net/sites/www.flusserstudies.net/files/media/attachments/felinto-vampyroteuthis.pdf>

[6] FLUSSER apud FELINTO, Erick. Op. cit., p. 10.

[7] Ibidem.

[8] Por uma nova ecologia do pensamento? Vilém Flusser, a ficção filosófica e o encontro com a alteridade radical. Palestra proferida na Faculdade de Letras da Universidade Federal Fluminense em 05/08/2015. Vídeo disponível em: <http://www.lis.uff.br/erick-felinto-por-uma-nova-ecologia-do-pensamento-vilem-flusser-ficcao-filosofica-e-o-encontro-com>.

[9] LATOUR, Bruno. “Why has critique run out of steam? From matters of fact to matters of concern”. Critical Inquiry. Chicago, vol. 30, n. 2, p. 225-248, winter 2004. Disponível em: <http://www.jstor.org/stable/10.1086/421123>.

[10]        LÉVI-STRAUSS, Claude. O pensamento selvagem. Campinas: Papirus, 2012, p. 25.

[11]        MAUSS, Marcel. Sociologia e antropologia. São Paulo: Ubu Editora, 2017, p. 101.

[12]        DELGADO, Manuel. La magia. Barcelona: Montesinos, 1992, p. 63.

[13]        DELGADO, Manuel. Op. cit.

[14]        GINZBURG, Carlo. O queijo e os vermes. São Paulo: Companhia das Letras, 2006, p. 36-37.

[15]        MAUSS, Marcel. Op. cit., p. 111-112.

[16]        CULIANU, Ioan P. Eros y magia en el Renacimiento. Madrid: Siruela, 2007. p. 159.

[17]        Idem, p. 157.

[18]        DELGADO, Manuel. Op. cit., p. 16.

[19]        LATOUR, Bruno. “Why has critique run out of steam? From matters of fact to matters of concern”. Op. cit., p. 231-232.