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Tachas 597 • Cine 1973: 30 películas llegadas a su quinta década • Fernando Cuevas

Fernando Cuevas

Calles peligrosas de Martin Scorsese
Calles peligrosas de Martin Scorsese
Tachas 597 • Cine 1973: 30 películas llegadas a su quinta década • Fernando Cuevas

Una fugaz repasada por algunas de las cintas que se presentaron hace poco más de medio siglo y que siguen presentes en nuestras retinas.

El espíritu de la colmena, dirigida con delicadeza por el debutante Víctor Érice, sigue a una familia en un pueblo de la región de Castilla en los años cuarenta, integrada por el padre, que observa con atención justamente una colmena, la madre que escribe cartas misteriosas y dos hijas, una de las cuales busca al monstruo de Frankenstein después de haber visto la película de Whale, expandiendo su propio mundo. El genio sueco Ingmar Bergman, por su parte, disecta con su habitual profundidad el vínculo entre esposa (Liv Ullman) y esposo (Erland Josephson) en Escenas de un matrimonio, dando cuenta de las etapas que atraviesa una relación, los conflictos y secretos, engaños, infidelidades y dolorosas revelaciones, tras una fachada que se supondría tenerlo todo para encontrar la felicidad. 

Con el trasfondo sonoro de Nino Rota, el maestro italiano Federico Fellini desarrolla, desde apuntes autobiográficos, un amplio fresco social en Amarcord, salpicado de su habitual lirismo y sus contrastes entre el aliento poético y las miradas grotescas, recurriendo a un enfoque coral que incluye a un narrador y revisitando el ascenso del fascismo en los años treinta con perspectiva crítica e incluso paródica, sin renunciar al habitual humor carnavalesco encarnado por diversas viñetas que cohabitan en alguna ciudad costera. Filmada a colores, Un trueno lejano (Ashani Sanket), dirigida por el patriarca indio Satyajit Ray, revisa con dolorosa pausa y enorme sensibilidad la gran hambruna de los pueblos de Bengala en 1943, centrándose en una comunidad donde habita un joven brahmán y su esposa, quienes son parte del colapso experimentado por la gente ante la tragedia fatal. 

François Truffaut se metió al mundo del cine en el cine a través de La noche americana, presentando las complejidades implícitas de crear una película, sobre todo a partir de las impredecibles reacciones de actores, actrices y equipo de filmación. Por su parte y ya en la lógica post nueva ola francesa, Jean Eustache presentó construyó un triángulo amoroso en su debut, La mamá y la puta, reflejando patrones y expectativas que se van construyendo en torno a las relaciones amorosos y los papeles que se asumen según el sexo, la edad y la posición socioeconómica. En tanto, Paul Verhoeven adaptó la novela de Jan Wolkers para rodar Delicias turcas, en donde un promiscuo escultor interpretado por Rutger Hauer establece una relación con una joven de clase acomodada (Monique van de Ven), cada vez más errática, que enfrentará varias dificultades a lo largo del tiempo, tanto familiares como personales.

Calles peligrosas de Martin Scorsese estableció parte de sus temas, dilemas recurrentes y estilo visual: la lealtad en la mafia y sus contradicciones con los principios religiosos, el cine como influencia en los comportamientos y las motivaciones para establecer relaciones de pareja, aderezada por una edición precisa, violencia manifiesta, score ad hoc y, claro, Harvey Keitel y Robert De Niro en los protagónicos. Por su parte, Robert Altman realizó una muy digna adaptación de El largo adiós, clásica novela de Chandler, de los 50’s a los 70’s, con Elliot Gould en la piel del detective Marlowe, ahora ayudándole con detallista fotografía y variante score de John Williams. El dormilón de Woody Allen funciona como futurista sátira jazzeada en la que un desconocido recién despertado tras 200 años de criogenización está llamado a derrocar al gobierno totalitario: ahí está la comedia a todo de lo que da, con todo y sus lances slapstick. 

Un par de películas que se desarrollan en plenas dificultades económicas: en Luna de papel, Peter Bogdanovich, colocó a Ryan y Tatum O’Neill en un inesperado vínculo paterno-filial a prueba de las grandes depresiones, mientras que Un hombre de suerte de Lindsay Anderson, con la participación en el guion y la actuación de Malcolm MacDowell, presenta en clave de comedia musical a un vendedor de café que alcanza el éxito pero que al mismo tiempo se empieza a enfrentar a los vericuetos de la lógica capitalista del mercado.

En Badlands, el ocasional y brillante realizador Terrence Malick, propuso su perspectiva de Bonnie y Clyde retomando el caso de una pareja delincuencial, interpretada con vehemencia por Martin Sheen y Sissy Spacek, y de paso hacer un retrato del centro estadounidense entre paisajes interminables y ruinosa presencia humana que deambula en busca de sueños de alguna tierra prometida. El western Peter Garret & Billy the Kid de Sam Peckinpah mostró la decadencia de un viejo oeste sin ley, a partir de un nutrido y brillante reparto y la banda sonora cortesía de Bob Dylan, con todo y su presencia a cuadro. Dirigida por Perry Henzell, Más dura será la caída (The Harder They Come) se desarrolla en Jamaica con la conocida historia del joven recién llegado, interpretado por Jimmy Cliff, que termina enfrentado con los malosos de los rumbos bajos: como cabría esperarse, la banda sonora en clave reggae acaba siendo memorable.  

El cine de terror alcanzó uno de sus máximos picos con El exorcista, cinta de trascendencia mayúscula dirigida por William Friedkin y basada en la novela de William P. Blatty, sobre un caso del que se enteró: la captura de los miedos prevalecientes en la sociedad setentera a través del poder sobrenatural, se convirtió en epítome del poder e influencia del género, con todo y Max Von Sydow apenas alumbrado con la luz de un temeroso farol, justo antes de enfrentarse al maligno junto a Ellen Burstyn, llevando la maternidad al límite de la protección hacia Linda Blair, su hija poseída; en tanto The Wicker Man, cinta británica de Robin Hardy, se dio vuelo con un paganismo sectario de tintes folk, en el que un policía cristiano llega a una isla para investigar la desaparición de una niña, pero termina por verse envuelto en un culto liderado por el gran Christopher Lee, en esta influyente y siniestramente sicodélica cinta.

En Venecia rojo shocking (Don’t Look Now) un matrimonio conformado por Julie Christie y Donald Sutherland viaja a la ciudad de los canales después de que su hija muriera ahogada; ahí entrarán en contacto con dos ancianas, una de las cuales les dice que haber visto a la difunta, entre una serie de asesinatos que inunda la ciudad italiana. Nicolas Roeg dirige equilibradamente el guion coescrito por Daphne Du Maurier con un pie en la intriga cercana al terror y el otro en el drama familiar. Papillon centra su atención en el vínculo que establecen dos prisioneros en una cárcel de la Guayana Francesa al tratar de escapar; Steve McQueen interpreta al hombre injustamente detenido con un estoicismo absoluto y Dustin Hoffman al otro presidiario, ambos dirigidos por Franklin J. Schaffner en un relato de escasos diálogos sobre la eterna lucha del individuo frente a las injusticias estructurales.

Un parque temático para adultos se convierte en un peligro para los turistas en Westworld de Michael Crichton, justo cuando un robot se descompone, de acuerdo con los parámetros para los que fue creado: uno de los anticipados efectos riesgosos del desarrollo tecnológico, igual que en Cuando el destino nos alcance de Richard Fleischer, en donde se viven los efectos de la crisis ambiental con una rígida división de clases, y se develan secretos sobre alimentos misteriosos mientras Charles Hestos investiga el crimen de un accionista empresarial. René Leloux recurrió a la animación con carga psicodélica para adaptar la novela de Stefan Wul, retomando la invasión soviética a Checoslovaquia: El planeta salvaje se sostiene como una alegoría política que parece permanecer vigente.

En El último deber de Hal Ashby propone una comedia de crecimiento con tintes de drama a partir de una sencilla premisa: dos marines (Nicholson y Young) tienen que custodiar a un joven (Quaid) rumbo a prisión por un delito menor castigado con ocho años de cárcel pero el trayecto se convierte en una experiencia memorable, entre la diversión y los aprendizajes sobre la vida, como los que van teniendo los dos jóvenes protagonistas de American Graffiti, producida por Coppola y dirigida por George Lucas, cual fresco de algunas culturas de principios de los sesenta como la de los greasers y la del cruising, alrededor de coches y rock’n’roll: una efusiva despedida del mundo adolescente a lo largo de una noche.

En El golpe George Roy Hill volvió a unir a Robert Redford y Paul Newman ahora como un par de estafadores en el era post-depresión que lanzan una ingeniosa venganza contra el gángster asesino de un amigo: chispeante y elusiva, la trama se desarrolla al compás ragtime de Scott Joplin y mucha creatividad para los engaños. Dirigida por Robert Clouse, Operación dragón se convirtió no solo en el vehículo definitivo de Bruce Lee, sino en una gran influencia para el cine de artes marciales e incluso para las coreografías de peleas en otros medios como la televisión y los videojuegos.

Entre policías y ladrones, cuando no está claro quiénes son unos y otros: Serpico, dirigida en el tono justo por Sidney Lumet, transcurre como un biográfico drama policiaco con la gigante presencia de Al Pacino como el oficial honesto que se resiste a terminar envuelto en el contexto de corrupción imperante: una vigorosa adaptación del libro de Peter Maas basado en la vida real del agente que da título al filme. Los amigos de la muerte (The Friends of Eddie Coyle) dirigida por Peter Yates, coloca a Robert Mitchum como un delincuente menor que termina como un soplón de un agente del FBI, mientras las cartas debajo de la mesa se empiezan a jugar.

Se presentó una bienvenida versión de Los tres mosqueteros, cortesía de de Richard Lester con guion de George MacDonald Fraser que apuesta por tintes de comedia, y las interpretaciones de Michael York, Frank Finaly, Richard Chamberlain, Oliver Reed y Raquel Welch, además de un sólido reparto de soporte, mientras que Fred Zinnemann dirigió con nervio de francotirador El día del chacal, historia que relata la conspiración para matar a Charles de Gaulle, el presidente francés, retomando la novela de Frederick Forsyth y con un gélido Edward Fox en el papel principal.  


 

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