Comunicación para los nuevos gobiernos: Consejos prácticos
" ... muchos gobiernos sólo ven la comunicación a corto plazo y no como una manera de hacer evolucionar a la institución, independientemente de quien la gobierne"
Cuando se utiliza el idioma sin verdadera importancia, pierde su finalidad como medio de comunicación y se convierte en un fin en sí mismo.
Karl Theodor Jaspers.
La comunicación política no es la política, pero parte considerable de la política es, o se produce, en la comunicación política.
Es una simbiosis extraña, muy semejante a una paradoja: política y comunicación son consustanciales.
Debemos tener en cuenta que no todas las relaciones políticas las podemos catalogar y simplificar en términos y categorías de comunicación, pero lo que es cierto es que, sin el recurso de la comunicación, muchas de estas relaciones no llegan a buen término.
Si estas relaciones no cuentan con un flujo efectivo de mensajes que rinda ciertos frutos es hora de hacer cambios radicales, pues sin lugar a dudas quiere decir que el político cuenta con un inadecuado proyecto de comunicación.
Es importante considerar que las circunstancias en las que se desarrolla un proyecto político suelen ser adversas. Partido y candidato se encuentran ante el reto de abrirse camino en una atmósfera psicológica cargada de ruido y hoy en día por demás competitiva; por lo tanto es prioridad entender que la comunicación, en la política, es algo más que un gabinete de prensa.
Dice el maestro Rafael Reyes Arce que “Con una comunicación efectiva, todos los servicios son más demandados, conocidos y valorados por la comunidad y, en consecuencia, resulta mejor considerada la gestión del gobierno”. En otras palabras, mejor comunicación es igual a mejor opinión.
Esta mejor comunicación en el gobierno, el Poder Legislativo e instituciones públicas que acaban de constituirse en las últimas semanas, pasa por apostar, de una vez por todas, por la profesionalización de un área vital para mejorar la calidad democrática y el servicio que se presta al ciudadano –también para asegurar la reelección-, aunque aparentemente falte mucho tiempo.
La profesionalización debe, en primer lugar, contar con políticos –y con asesores- que consideren la comunicación no como un simple gabinete de prensa. La deben visualizar como un área estratégica de la institución. Una consideración distinta al respecto es el gran error que cometen muchos ayuntamientos e instituciones públicas en México.
Hoy en día la audiencia, el cliente, el target –llámese como se quiera- no sólo consume información municipal de los medios de comunicación. Son una parte importantísima todavía, pero no ya omnipresente.
Por tanto, la primera clave para comunicar bien es considerar la comunicación como un área estratégica y, como tal, establecer un plan de comunicación, un documento escrito, basado, por supuesto, en una buena investigación.
Hay qué conocer a nuestros clientes para poder cubrir sus demandas, consiguiendo de esta forma una mejor valoración de la gestión municipal. Y eso sólo se hace invirtiendo en investigación. Algunos lo ven como un gasto innecesario, pero a la larga, supone un gran ahorro para las arcas públicas, conociendo qué quieren los ciudadanos y centrándose en esos aspectos demandados.
Además, otro error es que muchos gobiernos sólo ven la comunicación a corto plazo y no como una manera de hacer evolucionar a la institución, independientemente de quien la gobierne.
Para ello es necesario, como señalé anteriormente, elaborar un plan estratégico de comunicación de la administración a largo plazo, desterrando el cortoplacismo, que al final redundará en un mejor servicio a los ciudadanos, target clave del gobernante.
Comunicación interna y Redes Sociales
Dentro de ese plan hay otras dos cuestiones claves –una que tiende a olvidarse y otra que está de moda- que completan las tres cuestiones que quiero analizar en este artículo.
La primera es la comunicación interna, un departamento en manos normalmente del área de recursos humanos, que en el caso de las administraciones públicas se debería potenciar más. Es un área poco explotada y que bien gestionada podría generar importantes sinergias para los gobiernos.
Mantener motivados a los trabajadores de una empresa, o en este caso de una institución pública, sólo puede reportar resultados positivos, tanto para el ciudadano como para los gobernantes. Y al final todos salen ganando.
Por tanto, establecer una estrategia que aborde seriamente las necesidades y demandas de este departamento, debería ser una de las prioridades de todo gobierno en materia de comunicación y de recursos humanos.
Por último, la cuestión que está de moda –frívolamente hablando- son los nuevos canales de comunicación directa que imponen las nuevas tecnologías, en concreto las redes sociales o la web institucional.
La administración –en este caso el gobernante- ya no depende exclusivamente de los medios para llegar a sus potenciales clientes –ciudadanos-. Las tecnologías permiten un contacto directo y facilita las gestiones y trámites, y ahora también las relaciones y conversaciones con funcionarios y con los dirigentes de cada una de las instituciones.
En este sentido, recomiendo a las administraciones pensar como las empresas e invertir en estos departamentos para potenciarlos, porque la realidad y el negocio se lo imponen.
Por tanto es el momento de invertir, con personal cualificado –ya sea a través de contrataciones o reciclado de empleados- y herramientas que acerquen más a la administración con el administrado. Y eso también es tarea de la comunicación.
Las instituciones no pueden quedarse atrás y deben evolucionar a lo que demanda la sociedad. El que no lo asuma o no crea en estas claves se está poniendo una venda en los ojos y fracasará en la fórmula descrita al principio: mejor comunicación es igual a mejor valoración.
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