sábado. 07.06.2025
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Chispitas de lenguaje • Polisemia • Enrique R. Soriano Valencia

“...fenómeno lingüístico en que el mismo vocablo posee distintos significados..."
Chispitas de lenguaje • Polisemia • Enrique R. Soriano Valencia

¿Ha notado, amable lector, cómo algunas palabras tienen sentidos diametralmente distintos? Me refiero a casos como manzana. No solo se usa para designar el fruto, también es un conjunto de casas, limitadas por las calles o la protuberancia visible en el centro de la parte frontal del cuello, ubicada en el cartílago tiroides de un varón. Algo similar sucede con la palabra masa. Puede ser la mezcla de harina con varios ingredientes o un conjunto de personas en sociedad, un cuerpo para la física o para extensiones de tierra para la geografía (la masa continental). Este fenómeno lingüístico en que el mismo vocablo posee distintos significados se conoce como polisemia

Una redacción y una ortografía impecable impiden confundir el sentido de uso, aunque en ocasiones se requiere ampliar algunos otros conceptos para no ser mal interpretado. 

Por ejemplo, si enuncio: «Vivo en la manzana 14, lote 18 de la colonia Arboledas», es claro que la palabra manzanano se refiere al fruto, sino al conjunto de casas. En tanto si digo «Su manzana estaba infestada de gusanos» es probable que sea el vegetal, pero el problema que el cuerpo humano también suele ser recorrido por gusanos. La oración aislada, sin contexto, se puede prestar a interpretación diversa.

La polisemia se ha dado en nuestro idioma porque los propios hablantes empezamos a dar un uso que no le correspondía a alguna palabra. Con el paso del tiempo, se generaliza el nuevo significado asignado. Entonces, a los académicos no les queda de otra más que incorporar la nueva acepción al diccionario oficial. 

Hay distintas razones por las que se puede dar la polisemia. Bien podría tratarse de una coincidencia fonética y gráfica (como machote: en español, aumentativo de macho / machote; y del náhuatl, formato). También puede surgir por extensión en su uso (tecla, por ejemplo, originalmente se aplicó a las piezas móviles de los instrumentos musicales, con el paso del tiempo se extendió a las máquinas de escribir y finalmente a cualquier pieza móvil que puede pulsarse de cualquier objeto). Puede aparecer por uso metafórico, como el caso de pata —originalmente femenino de un animal— y con el paso del tiempo se aplicó para un soporte, como en las mesas. Asimismo, tenemos el calco fonético procedente de otras lenguas, como el caso de casual (que significa fortuito, en español) pero ahora, al menos en México, se usa para referirse a la ropa informal (del inglés) y al sentido popular frente al otorgado por la ciencia, como huésped que para la biología es un organismo que invadido a otro.

Es muy difícil encontrar vocablos que no tengan más de un significado: cabeza, cabo, capital, cura, cometa y un enorme etcétera. Valdría la pena revisar el diccionario y aplicar sus usos no frecuentes en el habla cotidiana. Eso enriquecería la habilidad expresiva de una persona y también reflejaría mayor nivel cultural. Incluso, en el cerebro, se aumentan las capacidades comprensivas de cualquier tema. 

Pero lo importante es ser cuidadosos para evitar interpretaciones erróneas al construir oraciones.