Más emocionantes de lo esperado resultaron los partidos de vuelta, sobre todo aquellos cuya eliminatoria parecía sentenciada. Tres locales se impusieron y un visitante, aunque no le alcanzó para remontar, al igual que uno de los anfitriones, si bien ambos dieron una muy dura batalla cuando todo parecía perdido. Solo un global terminó con dos goles de diferencia; uno se decidió por la posición en la tabla y los otros dos por solo una anotación, justo los que parecían totalmente liquidados.

El Monterrey fue quien resolvió de la manera más holgada la eliminatoria, si bien la superioridad no fue del todo contundente. Con el empate tenía suficiente, pero Vucetich, experimentado en estas lides como pocos, soltó a su pandilla para que fuera a buscar el gol que le permitiera consolidar la diferencia. Tras un par de avisos, Funes Mori puso el primero en la red de manera prematura, dando mayor certidumbre a la eliminatoria. Santos siguió intentando a pesar del golpe anímico e incluso anotó el del empate pero el VAR detectó milimétrica posición adelantada, por lo que esta segunda decepción pareció pesar más. Conforme avanzaba los minutos, los de casa incrementaban el control y al 67’, Meza disparó cruzado para anotar el segundo y definitivo, ante un cuadro lagunero que ya no encontraba ni la forma ni la inspiración. El juego se diluyó con mayor probabilidad del tercero que del descuento. Toca recomponerse a los de Torreón después de un mal torneo y una eliminatoria en la que se vieron superados.

Mientras tanto, el Atlético San Luis saltó al campo del Azteca con la confianza que da no tener nada qué perder y sentenciado por la lógica. El América, con algunos ajustes en su alineación, parecía también confiado aunque por las razones contrarias, postura que fue aprovechando el visitante desde el inicio, llegando pronto con peligro para tratar de acortar en el global, propósito alcanzado, tras seguir insistiendo, en remate de cabeza vía un solitario Unai Bilbao –ahora sí en la portería correcta- producto de un tiro de esquina. Se sacudió un poco la modorra el local con disparos de media distancia pero pasada la media hora, otro cabezazo, ahora de Bonatini, puso el segundo para los tuneros y meterle presión al desafío. Las Águilas reaccionaron para la segunda mitad y empezaron a tener más la pelota para generar peligro ante un invencible arquero Sánchez, hasta que en un disparo rebotado, Rodríguez terminó por empujar para darle tranquilidad a los suyos, cerca del final de un inesperadamente complicado partido. Honrosa despedida de los potosinos.

El Toluca jugó por nota la primera parte. Necesitaba anotar tres goles cada hora, en promedio, y no recibir ninguno. Desde el arranque, presionó con inteligencia a la UANL, copando espacios y llegando de a poco al arco contrario, hasta que llegó la esperanzadora primera anotación por conducto de López al 26’, piedra de toque para seguir al frente y, con paciencia e imaginación, meter el segundo antes del complemento, gracias al remate de Ruiz llegando con autoridad por el centro del área. La mesa estaba puesta para la segunda mitad y en una jugada dudosa por fuera de lugar, López la culminó tras una desarrollo veloz, avivando con intensidad las llamas del infierno. Pero en lugar de terminar la obra a través de mantener la presión, el cuadro rojo se contuvo y permitió que respirara el Tigre, se levantara y en un avance, se volviera a poner al frente en el global con un cabezazo machucado de Córdova. Veinticinco minutos de intentarlo pero el gol no llegó y los choriceros quedaron fuera: eso sí, despidiéndose con toda dignidad tras un buen torneo.

Fue un primer tiempo cerrado, de intensidad pasada por lluvia. El Guadalajara trató de presionar desde el inicio y avisó pronto, mandando un par de recordatorios hasta que tuvo una clara pasados los diez minutos que no pudo concluir Vega. El Atlas jugaba más agazapado y poco a poco se fue quitando la presión, al punto de generar una opción en la que Furch disparó con la puerta abierta pero Chiquete salvó en la línea. Para la segunda parte, las Chivas siguieron orientándose al frente y con paciencia, a pesar de no generar peligro constante, se acercaban a su objetivo: llegó al 60’ en un tiro de esquina rematado por Sepúlveda para emparejar el global; los Zorros, ahora obligados, intentaron reaccionar pero se les dificultaba tejer las jugadas hacia delante hasta que, cerca del final, lograron combinarse en dos oportunidades pero el arquero Jiménez resolvió en plan heroico y, por si faltara angustia, todavía dejaron una pelota más en el poste. Emotivo encuentro.