Lo advertimos: después del ‘bautizo de fuego’, el crimen organizado fue a colgar una ‘luna de sangre’ sobre el primer mes de octubre del gobierno de Libia Denisse García Muñoz Ledo…

Guanajuato se amaneció este jueves con explosiones en Acámbaro y Jerécuaro, al sur en los límites con Michoacán. En Acámbaro, un atentado con un ‘coche bomba’ a las puertas del edificio de Seguridad pública. En Jerécuaro, estallidos de vehículos y negocios incendiados en pleno centro de la ciudad.

En Acámbaro hay dos varones y una mujer policías heridos. Ella fue trasladada grave a un hospital. Hubo daños a la finca oficial y a dos viviendas vecinas. Esto ocurrió a las seis de la mañana, hora en que comenzó el ritual inútil de las fuerzas policiales y militares para ‘resguardar la zona’. En Jerécuaro, temprano, sólo se conocía de pérdidas materiales. Allí se incendiaron una patrulla, siete vehículos particulares y nueve locales comerciales. Pánico en ambas cabeceras municipales.

La onda expansiva de la alerta alcanzó a la conferencia de prensa matutina de la presidenta Claudia Sheinbaum, en Palacio Nacional. Reconoció que ‘el incidente’ fue analizado minutos antes en la reunión del gabinete de seguridad –ya sin Libia, claro-. Que aún no había muchos detalles, pero que de inmediato su equipo en la materia asume el hecho, lo mismo que la Fiscalía General de la República, que es autónoma.

Corrigiendo la distracción de sus subalternos en ocasión de la siembra de cadáveres en Salamanca, la gobernadora Libia Denisse suspendió su agenda en León –efeméride del ‘Día Mundial de la Alimentación’ y una ‘primera piedra’ en un parque industrial- para una reunión de emergencia con las fuerzas de la Sedena, Guardia Nacional, y policía estatal.

Anunció un despliegue se seguridad por tierra y aire con agentes de los tres niveles de gobierno. “Nuestros municipios no están solos, toda la fuerza del Estado está sumada en esta tarea de regresar la paz a Guanajuato”, escribió en sus redes sociales, en las que describió el estado de cosas como ‘una tarea compleja’.

‘En buen cristiano’, nadie en el gobierno sabe lo que ocurre en Guanajuato –y si saben no nos dicen-, donde la violencia criminal está fuera de control en el amanecer de un nuevo sexenio, con un gobierno del mismo signo polìtico que el anterior, aunque con nuevo equipo de trabajo.

En junio, aquí se lo recordamos hoy a usted, el gobernador saliente Diego Rodríguez soltó, sin más, que entre los presidentes municipales y los diputados locales electos en Guanajuato había al menos ocho vinculados con la delincuencia organizada –ah, pero que “tendrán que ser las autoridades federales las que investiguen”.

Sin identificar los municipios o distritos, sostuvo que los partidos políticos les conceden el ingreso a cambio de la solvencia financiera de las campañas necesaria para ganar las elecciones, “no por desconocimiento sino por falta de ética”. Pese a la gravedad de sus dichos, ninguna autoridad se ocupó más del asunto.

Casualmente, esas declaraciones de Diego se conocieron cuatro días después de que Morena y aliados ganaron 8 de los 22 distritos locales, y despojaron al PAN de su mayoría absoluta; fueron de tres a 13 alcaldías; se quedaron con ocho de los 15 distritos federales, y derrotaron al ex gobernador Miguel Márquez en la fórmula al Senado de la República.

Herencia envenenada

Libia se queda sin tiempo para más declaraciones, visitas guiadas y  presentaciones de programas…

El crimen organizado ha sido implacable en el inicio de su gobierno en Guanajuato. El domingo 29 de septiembre, apenas tres días después de su toma de posesión, ocurrió en León la primera masacre del sexenio. En una vivienda de Villas de San Nicolás II acribillaron a tiros de muerte a cuatro personas en una comida familiar: dos hombres, una mujer y un adolescente.

Al tercer día llegó octubre. El martes primero, en Salamanca, el enésimo ataque a un ‘anexo’ para adictos en el estado. Cinco personas asesinadas, cuatro más, heridas. En la colonia El Rosario, un comando de sicarios derribó con su camioneta el portón del refugio ‘Crad’, y los deconocidos dispararon a mansalva.

Otra vez al tercer día, el jueves tres de octubre, el terror allí mismo en Salamanca: 12 cadáveres, seis de ellos descuartizados, sembrados en el campo y la ciudad. Las balaceras habían comenzado a las seis de la mañana –la sucesión de hechos haría suponer que a esa hora los sicarios ‘entran a trabajar’.

Nada, ni los compromisos tan serios ni los patrullajes tan coloridos, absolutamente nada los para -al menos hasta ahora.

En Celaya, dos días atrás, el miércoles de esta semana, tres de los agentes federales habilitados como policías municipales -‘fedepales’, les llaman-, despedidos por el alcalde entrante -el morenista Juan Miguel Ramírez- a un costo millonario, fueron ejecutados al interior de un bar. La mujer que los acompañaba fue herida. A las cinco de la tarde, en el bar ‘Michels’, el grupo departía en una mesa cercana a la puerta de entrada. Dos pistoleros asomaron, identificaron a sus víctimas y dispararon. Rutina.

Rutina, no de ahora. El sexenio de Diego Rodríguez se agotó como comenzó: tinto en sangre.

En números del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en esos seis años se abrieron 16 mil 710 carpetas de investigación por homicidio doloso ante la Fiscalía del estado. –A ver, a ver, en los ‘Tigres…’ anteriores recuperamos el dato del conteo del diario ‘a.m’: 22 mil 458 asesinatos en el sexenio ‘dieguista’. Ni de lejos, coinciden. Aquí hay más de un par de posibilidades. La más probable es que la diferencia resulte de que aun en los casos de homicidios múltiples, se inicia sólo una carpeta de investigación; la otra es la de las socorridas trampas de la Fiscalía Zamarripa al entregar la estadística al Secretariado Nacional, o que el ‘am’ se haya equivocado, pues. Como sea, esos son muchos muertitos.

De los homicidios encarpetados –recopila el portal ‘Zona Franca’-, 13 mil 740 se cometieron con armas de fuego, el 82.2 por ciento; hay 2 mil 556 carpetas por asesinatos con ‘elementos no especificados’ y 414 con arma blanca.

Guanajuato defendió de punta a punta su primer lugar como la entidad de la República con el mayor número de homicidios de mujeres, con 2 mil 104 asesinadas entre 2019 y agosto de 2024. Nada más en los primeros ocho meses de este 2024, se conoció de 235 homicidios de esa categoría -673 de las personas asesinadas eran niñas, niños y adolescentes; a 605 las mataron con armas de fuego.

Y para no desmentir a algún detractor despistado, el estado también se quedó con la medalla de oro nacional en el número de elementos de seguridad pública asesinados: 325 víctimas, que incluyeron gendarmes municipales, agentes de tránsito, uniformados estatales, custodios en los reclusorios y efectivos de la  Guardia Nacional.

Esa es la herencia roja que recibió el gobierno de Libia Denisse, así que esto que ocurre, tampoco es una sorpresa que digamos. -Que las lunas de octubre son las más bonitas, dicen…

(A)La Jaula

Una buena

La Cámara de Diputados aprobó por 469 votos a favor, cero en contra y una abstención, que el Infonavit pueda de nuevo comprar terrenos y construir vivienda. Los trabajadores podrán rentarlas antes de adquirirlas. En México hay un déficit de al menos 8.2 millones de viviendas. Cerca de 60% de las viviendas habitadas requieren alguna ampliación o mejora. Casi 25% tienen más de 31 años de antigüedad. En 1992 Carlos Salinas de Gortari quitó al Infonavit la facultad de construir vivienda. Se dedicó a otorgar créditos, a beneficiar a las inmobiliarias privadas. Con la reforma, el Infonavit podrá recuperar al menos 10% de las viviendas abandonadas en el país, casi un millón, remozarlas y ponerlas en el mercado. El gobierno de Claudia Sheinbaum construirá un millón de viviendas nuevas en el sexenio: 500 mil las hará el Infonavit y 500 mil la Comisión Nacional de Vivienda. Casas, casas, necesitamos casas.

Correspondencia: [email protected]

‘X’: TigresDePapel