41 FIC: arte y diversión
La cuadragésima primera edición del Festival Internacional Cervantino (FIC) viene de inaugurarse este miércoles 9 en la ciudad de Guanajuato. Lo hace estrenando director, en la persona del joven y talentoso escritor Jorge Volpi (quién no recuerda su novela de extraordinaria contemporaneidad “En busca de Klingsor”), doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca. Creo que es el primer director, de los que recuerdo, con un claro perfil académico y gran conocedor y protagonista de las tendencias literarias modernas. Trae también experiencia como promotor cultural luego de haber dirigido cuatro años el Canal 22, donde hizo un buen papel.
Es el segundo festival para nuestras dos autoridades locales: el gobernador Miguel Márquez (PAN) y el alcalde Luis Fernando Gutiérrez (PRI). Ambos han formado un dúo dinámico que ha permitido superar muchos de los inveterados problemas que acarrea un evento de las dimensiones del FIC para una ciudad pequeña y frágil como Guanajuato capital. Sobre todo en materia de seguridad pública, la localidad sufre mucho por el arribo intempestivo de miles de visitantes y por la ambición desmedida de los expendedores de bebidas embriagantes. La prensa da cuenta de 17 detenidos en la primera noche de “los cervantinos” –como le apoda la gente al festival- por desórdenes y convertir la vía pública en bar, antro y mingitorio. Todo ello a pesar de la fuerte vigilancia policiaca que implementan los tres órdenes de gobierno en estas ocasiones.
Pero también se padecen otros inconvenientes: la basura se incrementa sustancialmente, la circulación vehicular se entorpece, tanto por la cantidad de carros como por las calles que eventualmente se cierran por la logística del evento; la misma circulación peatonal se vuelve lenta y difícil por la invasión de “artistas”, funámbulos y pedigüeños de todo tipo; la invasión de “mochileros” y errabundos que no gastan pero sí consumen; etcétera. En otras ocasiones el FIC acarreaba problemas de disponibilidad de agua; en este año no será el caso, gracias a la inundación nacional que padecimos. Afortunadamente, en este año parece haberse diseñado un operativo multinivel que atenderá todas esas desventajas, para que al final la ciudad y la entidad salgan ganando en términos netos.
Aunque de clara vocación cultural y educativa, el FIC nació como una iniciativa pensada en estimular el turismo cultural en el estado de Guanajuato. El mérito lo tuvo Agustín Olachea Borbón, economista y entonces jefe del Departamento de Turismo en el gobierno de Luis Echeverría. También fue mérito de un gobernador culto y humanista como Manuel M. Moreno. En principio el festival fue conmemorativo de los 20 años del montaje de los Entremeses Cervantinos por parte del Teatro Universitario de Guanajuato, pero pronto superó a su progenitor y se convirtió en el evento “ancla” que permitió a la ciudad convertirse en sede de una creciente cantidad de eventos culturales y turísticos de alcance nacional e internacional. El inventario actual de los mismos cubre prácticamente todo el año. Sin embargo, el FIC sigue siendo la cereza del pastel.
Nunca será suficientemente ponderada la trascendencia que tuvo este evento para una ciudad en crisis, que había perdido su principal motor económico, la minería, y que estaba padeciendo problemas para garantizar su viabilidad futura. Una ciudad salvada por la cultura, que desde los años cincuenta descubrió que las artes, en particular las escénicas, eran una buena opción para convertirse en destino turístico. Hoy día, Guanajuato es uno de los principales destinos de carácter histórico-cultural en el país, y posee un sector de servicios en franco crecimiento. El secretario de turismo estatal Fernando Olivera viene de declarar que el estado de Guanajuato ocupa la octava posición nacional como destino turístico con 3.3 millones de turistas –que pernoctan en hotel- al año, cuando hace cuatro años se encontraba en el lugar 13. El sector crece aceleradamente, y ya es la segunda fuente de derrama económica estatal. No es de extrañar, dadas las crisis en las que han caído destinos tan importantes como Acapulco o Cancún, víctimas de desastres naturales y violencia criminal.
El festival cervantino es un escaparate de enorme importancia, que atrae la atención no sólo de los diletantes del arte y la cultura, sino también de las personas comunes que buscan algo de educación y mucho de diversión. Qué bueno que puedan convivir ambos públicos en un mismo espacio, y que se compruebe una vez más que la cultura es fuente de riqueza, un buen negocio en el que vale la pena invertir.
Termino uniéndome al homenaje que las autoridades locales, del CONACULTA y del FIC rindieron a los grandes impulsores del renacimiento cultural de Guanajuato: el maestro Enrique Ruelas Espinosa –quien este año cumpliría cien años de vida- y el doctor Eugenio Trueba Olivares –quien se mantiene erguido con sus 93 años a cuestas-. Felicidades a Enrique Ruelas Barajas y Bernarda Trueba Uzeta, que recibieron las preseas en representación de sus padres.
Twitter: @riondal