miércoles. 24.04.2024
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El Evangelio Según • Médicos de escritorio • Víctor Hugo Pérez Nieto

"¿Quién normará ahora los criterios para la atención médica del cáncer?”

El Evangelio Según • Médicos de escritorio • Víctor Hugo Pérez Nieto

Cuando un buen médico opera, lo hace con la misma naturalidad con la que maneja su auto. Platica, escucha música, cuenta chistes para hacer menos estresante las horas que dura el procedimiento. La mente sufre un síndrome llamado Burnout si no se le da “display”, por así decirlo.

Cuando estuve 4 años en un puesto administrativo que me absorbía todo el día, y por fin regresé a lo que había estudiado durante 30 años de mi vida para hacerlo con destreza, me sentí como un músico después de 4 años sabátiicos. 

Esto es porque un médico de escritorio no está en contacto con el paciente ni con sus necesidades y su función es más administrativa. Lo repito, lo digo porque a mí mismo me ha tocado por supervivencia, más que por gusto, ostentar cargos directivos.

Renuncié a tiempo, porque estar ordenando las idioteces que se le ocurren a un político tras un escritorio, no era lo mío 

Estoy seguro de que si alguien tiene una especialidad quirúrgica y prefiere desempeñar un puesto directivo, es porque tiene dos manitas izquierdas de cangrejo.

Quienes pasamos por una residencia médica y la concluimos (en mi caso fueron 6 años de estudio luego de terminar la carrera), guiábamos nuestros quehaceres en las Normas Oficiales Mexicanas (NOM) y en las guías de práctica clínica de las instituciones donde rotábamos. Las NOM son regulaciones técnicas de observancia obligatoria expedidas por las dependencias competentes, que tienen como finalidad establecer las características que deben reunir los procesos o servicios.

El cuerpo humano es caprichoso, factual e impredecible, por eso la labor del médico no puede ser juzgada por los resultados buenos o malos, sino por el apego a la NOM y las guías de práctica clínica que respalden su actuación en caso de un manejo quirúrgico o conservador. Sin estos instrumentos, tanto el médico como el paciente quedan a la deriva.

Hace unos días, la Secretaría de Economía con el apoyo de los políticos de Morena y de su médico de escritorio favorito, de muy triste recuerdo en la pandemia por sus desafortunadas intervenciones, acaban de suprimir 32 Normas Oficiales Mexicanas, entre ellas las relativas a diversos tipos de cáncer como el de mama, el cervicouterino y el de próstata. ¿Quién normará ahora los criterios para la atención médica del cáncer? Todo por culpa de un puñado de padres y pacientes “golpistas” que no se cansan de protestar para exigir las quimioterapias para sus hijos. 

Sin NOM ya no habrá obligación del Estado a seguir algún manejo coherente, ni la base jurídica y científica para ser increpado en este sistema de salud tan nórdico, europeo y primermundista que nos será heredado.