sábado. 20.04.2024
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Las problemáticas en los sonetos de Shakespeare

Caleb Landaverde

Las problemáticas en los sonetos de Shakespeare


En nuestros poetas de moda es demasiado evidente que la palabra genera la idea. En Milton y Shakespeare el pensamiento siempre crea la idea.
Lo shakespeariano que había que hacer en el mundo fue, en gran parte, realizado por Shakespeare.
G.C. Lichtenberg[1]

 

 

Los Sonetos de Shakespeare mantienen un misterio digno del mismo autor, ya que se duda de que hayan sido escritos de la mano misma de Shakespeare, pero la finalidad de estos sonetos no son el ser descifrados, pues este enigma es el que los mantiene vivos. De entrada se dice que: “técnicamente los sonetos de Shakespeare son, es indiscutible, inferiores a los de Milton, a los de Wordsworth, a los de Rosseti o a los de Swinburne”[2] pero a su vez se recuerda, “los sonetos son confidencias que nunca acabaremos de descifrar pero que sentimos inmediatas y necesarias”.[3]

Es por esto que la lectura de los Sonetos es muy variada, pues se puede aproximar a éstos desde diferentes puntos de vista, uno como simple goce de la poesía, otro tratando de unir cada soneto para contar una historia autobiográfica, otro tratando de comprobar que Shakespeare era homosexual, o al contrario confirmar que no lo era, y la más usada e incluso más estudiada la de desenmascarar la verdad detrás de la autoría de los Sonetos y dándosela a Marlowe.

Entonces se pretende hacer reflexión en lo que a la problemática de leer estos sonetos se refiere, y si todas estas historias, teorías o suposiciones que existen alrededor no sólo de los Sonetos, sino también de la persona del mismo Shakespeare, pueden frenar o quitarle valor a la misma obra del autor.

1. La problemática de la traducción

El primer problema que puede ser el más obvio, es para el lector que no tiene conocimientos de inglés, o en este caso más específico para el hispanohablante. Los Sonetos en sí contienen muchos juegos de palabras, algunos intraducibles, otros que perderían en su totalidad su significado, y otros que repercutirían en la traducción final, en especial aquellas traducciones que quieren mantener una medida y rima, optarán por usar las palabras convenientes para cumplir los requerimientos de un soneto.

El más claro ejemplo es el soneto CXXXV, en la que a través del poema, se usa la palabra Will trece veces, que en inglés su significado varía, desde el nombre propio por diminutivo de William, a otros que van desde: voluntad, deseo y ganas; todos quedando de una manera excepcional en cada línea del poema, dotándole de características dignas de más de una lectura, esto, a su vez causa un problema al traducir. A lo que varios traductores optan por usar la palabra “Deseo” para sustituir todos los usos, José María Álvarez decidió conservar el vocablo Will, para así proporcionarle una lectura más entendible.

Opto por usar la traducción prosificada de Fátima Auad y Pablo Mañé Garzón, al ser a mí parecer la más cercana al texto en inglés, excepto claro está por la medida y rima del verso:

Soneto CXXXV

Otras tuvieron lo deseado, tú tienes tu “Deseo”,
Un “Deseo” para ganar y un sobrante “Deseo”;
sé que estoy de más, siempre persiguiéndote
para que me añadas a tu dulce “Deseo”[…][4]

 

2.- La problemática de la autobiografía

Se discute mucho si los Sonetos, son autobiográficos, por el alto contenido de situaciones que se presentan a modo de vivencias o experiencias, lo que recuerda bastante a Dante con su Vida Nueva. En los Sonetos, se presentan al menos cuatro situaciones diferentes: la primera es el agradecimiento y los sonetos dedicados al mecenas misterioso Mr. W.H. o lovely boy, que bien si existen muchas teorías acerca de quién es este misterioso Señor, no es de relevancia en este ensayo, sólo basta mencionar que para él, es la dedicatoria inicial. También está la posibilidad de que este Mr. W.H. fuera objeto de un amor homosexual por parte de Shakespeare, siendo este el caso o no, cabe mencionar que en aquella época la palabra “amor” era también usada como sinónimo de lealtad o amistad, y que además éstas dos formaban parte de la lista de valores isabelinos, he aquí un ejemplo de lo antes mencionado:

Soneto XX

Y como mujer tú fuiste al principio creado,
Sólo que la Naturaleza, al formarte, se encaprichaba,
y, por exceso, de ti me privó,
al agregar una cosa que no servía de nada a mi propósito.
Pero, dado que para el placer de las mujeres ella te construyó,
sea mío tu amor, y de ellas el tesoro de su uso.[5]

 

La segunda situación es: la de los celos que Shakespeare tiene de un poeta que al parecer es su verdadero patrón, está favoreciendo más que a él mismo, refiriéndose a su patrón como su “décima Musa”. Con esta situación aparece una seria de sonetos cuya temática principal es la de los celos, la envidia por aquel joven poeta, y la creciente amenaza que siente por él, al poner en peligro su amistad con su patrón:

 

Soneto LXXIX

Mientras yo sólo invoqué tu ayuda,
sólo mi verso poseía toda tu gracia gentil;
pero ahora mis graciosos metros han decaído,
y mi enferma Musa cede el paso a otro.
Yo reconozco, dulce amor, qué adorable argumento eres
y que mereces las fatigas de una pluma más digna; […][6]

 

La siguiente situación es la de un aparente exilio, o anonimato, de la cual hay muy pocos datos o certezas acerca de la misma, incluso se llega a creer que este exilio jamás sucedió en la vida de Shakespeare, pero que en los Sonetos ocupa una gran parte, en los cuales se expresan variados sentimientos, que van desde la desesperanza al gozo, duda y optimismo, pero ante todo gratitud[7] y al parecer “muchos de estos sonetos adoptan la forma de cartas en verso dirigidas al patrón.”[8] Entre ellos aparecen sonetos como el XXIX que habla acerca del aislamiento o el XXXIV relatando la huída.

Del soneto XXIX

A veces, en desgracia ante la fortuna y los ojos de los hombres,

yo lloro solitario sobre mi triste abandono

y turbo el sordo cielo con mis inútiles gritos,

y me contemplo a mí mismo, y maldigo mi destino,

deseándome semejante al más rico de esperanzas[9]

Una situación más que se presenta es la de la dark lady o dama negra, tal vez ella sea el misterio más grande de la obra, pues no se sabe si se refería en su totalidad a una mujer morena o con una vida un poco desordenada, negra por lo escandalosa. Claro está, que es intención del autor jugar con esta dualidad, y así hacer caer al lector en su juego. Esta dama negra, es objeto de su amor, y a ella le dedica al menos quince sonetos, entre ellos el ya mencionado que hace un ingenioso uso de la palabra Will.

 La dama negra forma una parte importante de los sonetos, pues no es sólo dueña momentánea de su amor, también es la causante de los celos enormes de Shakespeare al mantener una relación paralela con Mr. W.H. a lo que a través de algunos sonetos le recriminará por tal infidelidad, pero también por interferir en su amistad tan apreciada del autor, posteriormente aceptará este triangulo amoroso y formará parte de él, totalmente consciente de lo que es.

 

Soneto CLXIV

Dos amores tengo, pacífico uno, desesperante el otro,

que, cual dos espíritus me tientan quedamente.

Mi mejor ángel es un hombre hermosamente honrado;

el peor, una mujer de mal color.

Para arrastrarme pronto al infierno, mi diablo femenino

sedujo a mi mejor ángel, apartándolo de mí,

y pervirtió a mi santo hasta hacer de él un diablo,

cortejando la pureza de él con su impuro orgullo.

Y que mi ángel en el demonio transformó

es lo que yo sospecho, aunque no lo afirmo,

pues hallándose alejados de mí y siendo amigos.

imagino a un ángel en el infierno del otro.

Sin embargo, esto nunca conoceré, y viviré en la duda
hasta que mi mal ángel expulse al bueno.[10]

Con las situaciones más relevantes expuestas, pasaré a la próxima problemática que va muy ligada con la autobiografía y que decidí mantener al final por las cuestiones que se observarán, esta problemática es la de la autoría.

3.- Un enigma llamado… ¿Marlowe?

Como se mencionaba si los Sonetos en su integridad son enigmáticos, su autor lo es más, incluso se ha llegado a creer que realmente ninguno de los Sonetos son de Shakespeare, pues tomando en cuenta el apartado autobiográfico, no se tienen datos que confirmen que Shakespeare haya pasado alguna de estas situaciones, pero en cambio sí se toma la figura de Marlowe, pareciera embonar todo casi a la perfección, incluso se ha llegado a descifrar quién es Mr. W.H., la dama negra, y siendo más estrictos, el exilio del cual no existe prueba para Shakespeare, para Marlowe sí, pues pudo sufrir ese exilio al fingir su propia muerte, siendo ayudado por su patrón y también por la orden masónica, en contraparte Shakespeare nunca sufrió ningún exilio, pues vivía cómodamente y gozaba de una gran fama. A la duda de la autoría René Girard refuta: “¿Hay que dudar de su autenticidad? Imposible: (los sonetos) son tan básicamente shakespearianos como Noche de Epifanía o Troilo y Cressida.[11]

Claro estos son supuestos y nunca se podrá confirmar ni una teoría ni la otra, así que más que nada esta problemática es un cabo suelto, otro que se une a los muchísimos enigmas que rodean a W. Shakespeare y a su obra.

4.- El otro lado de la moneda

Fuera de toda la problemática antes planteada, hay un lado amable de los Sonetos, y es algo que se venía mencionando con anterioridad, el goce de leer poesía. Si se aceptan estas problemáticas, y se entienden, se podrá tener una lectura más consciente y tal vez más despierta en cuanto a cada soneto se refiere, pues teniendo en cuenta a las personas involucradas y las situaciones que se vivirán, se podrá experimentar algo más íntimo, así también se tiene un alto contenido de poesías de calidad, pues sea Shakespeare o Marlowe, Los Sonetos presentados, son trabajados por un escritor talentoso, ya sea por los usos y juegos de palabra, las contradicciones presentes a través de todos los poemas y por algo más que Girard resalta:

 

Nos propone un gran número de figuras retóricas. Es lo que nuestros estudiosos modernos aprecian en las obras poéticas. Se les enseña a poner el acento sobre el lenguaje, hasta el punto de que, en la crítica contemporánea, sólo se trata de él, al menos en principio. Ahí está, según parece, el gran descubrimiento de nuestro siglo. Lo esencial de la poesía no es nunca lo que se dice, sino cómo se dice.[12]

 

Es por estas y muchas otras razones, que los Sonetos, merecen algo más de reconocimiento, pues no carecen de la calidad de las obras teatrales, ni del contenido de las mismas, y sin duda, siempre traerán algo nuevo, fresco y de relevancia al lector.

 

[1] G. C. Lichtenberg, Aforismos, F.C.E., México, 2012.

[2] Gustavo Artiles, Un enigma llamado Shakespeare, F.C.E., México, 2004, p. 152

[3] Idem.

[4] William Shakespeare, Poesía completa, Ediciones 29, Barcelona, 2002, p. 183.

[5] Ibid., p. 125.    

[6] Ibid., p. 155.

[7] Gustavo Artiles, op. cit., p. 176

[8] Ibidem.

[9] Shakespeare, op. cit., p. 130.

[10] Ibid., p. 187.

[11] René Girard, Shakespeare: los fuegos de la envidia, Anagrama, Barcelona, 1995, p. 382.

[12] Ibid., 383.