Vivimos en la sociedad del rendimiento con consecuencias en la salud del ser humano. Trastornos antes poco frecuentes como el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), el SDO (Síndrome de desgaste profesional) o la depresión, empiezan a convertirse dolencias neurológicas comunes. El filósofo coreano Byung-Chul Han plantea que éstas parten de la violencia inmanente en el sistema de vida actual. De la sociedad del deber (disciplinaria) hemos transitado en las últimas décadas a una sociedad del poder (rendimiento), que convierte a los individuos de sujetos obedientes a sujetos emprendedores que se autoexplotan: “La positividad del poder es mucho más eficiente que la negatividad del deber. De este modo, el inconsciente social pasa del deber al poder. El sujeto de rendimiento es más rápido y más productivo que el de obediencia.”

El hombre depresivo o aquel que empieza a sufrir los síndromes arriba mencionados, corresponde al “animal laborans que se explota a sí mismo, a saber: voluntariamente, sin coacción externa. Él es, al mismo tiempo, verdugo y víctima [...] La depresión [...] se desata en el momento en el que el sujeto de rendimiento ya no puede poder más.”

Vivimos el mundo de la hiperactividad y la aceleración, donde todos “libremente” son empresarios de sí mismos. Se han suprimido las categorías negativas (la muerte, el eros y la alteridad) para conformar una uniformidad cargada de signos positivos que refuerzan el narcisismo y el consumo, motor del sistema. Para Han, “El exceso de positividad se manifiesta, asimismo, como un exceso de estímulos, informaciones e impulsos. Modifica radicalmente la estructura y economía de la atención. Debido a esto, la percepción queda fragmentada y dispersa.” Devenimos en el multitasking que para muchos es sinónimo del avance civilizatorio, pero para el autor sólo es comparable a la vida que llevan los animales en la jungla, pues para sobrevivir requieren “una amplia pero superficial atención”, equivalente a la de los videojuegos.

Tanto el ser humano como la sociedad se han transformado en una máquina de rendimiento autista, donde las enfermedades neuronales mencionadas al comienzo son el síntoma claro de que “el exceso del aumento de rendimiento provoca el infarto del alma. El cansancio de la sociedad de rendimiento es un cansancio a solas (Alleinmudigkeit), que aísla y divide.”

La sociedad del cansancio, publicado originalmente en 2010, hace parte de un conjunto de ensayos que nos permiten comprender el mundo en que vivimos. Comparto un enlace donde es posible encontrar además La sociedad de la transparencia, un alegato que bien vale la pena leer para ampliar la visión en torno a las elecciones de nuestro país este año.

Al leer a Han se comprende por qué la filosofía es tan maltratada en los programas escolares oficiales de nuestro país: exige y enseña a pensar.

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