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Days of future past. Notas sobre el (¿nuevo?) Álbum Blanco de los Beatles

Héctor Gómez Vargas

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White Album, The Beatles
Days of future past. Notas sobre el (¿nuevo?) Álbum Blanco de los Beatles

El pasado, aun conservando lo punzante del fantasma,
recobrará la luz y el movimiento de la vida, y se hará presente.

Charles Baudelaire, El pintor de la vida moderna.

Lento presente y música de máquinas

Después de cincuenta años hemos vuelto a escuchar uno de los discos más ricos y con enormes propuestas de los Beatles, el Álbum Blanco (White Album), y antes de escucharlo no dejo de pensar si voy a volver a escucharlo por primera vez, ante esa propuesta que llega con una nueva remasterización y remezcla y con contenido nuevo y extendido; como sucedió cuando compré el CD y el disco de cuando fue remasterizado en el 2009; como cuando hace unos años compré un ejemplar original, numerado y editado en Inglaterra, o aquel que compré a principios de los setenta y que, siendo adolescente, escuché en mi habitación sin que nadie interrumpiera que pusiera los dos discos desde el principio y hasta el fin, por lo menos tres veces seguidas.

¿Cuántas veces lo he escuchado por primera vez? Tal vez el asunto es que tal vez la manera de escuchar hoy en día algo por primera vez sea haberlo escuchado en otros momentos, de otras maneras, y volverlo a escuchar en un ambiente auditivo, tecnológico y cultural distinto. En la revista México Canta del 19 de noviembre de 1968, tres días antes del lanzamiento mundial del Álbum Blanco, se hablaba de los Doors en el hit parade; los Beach Boys y sus planes para la paz mundial; grupos como The Candymen, Traffic, The Stawberry, Box Tops; lo nuevo de Johnny Dinamo, las canciones de la actualidad de Vivi Hernandez, Sagrario Baena, Angélica María.  En cambio, en 2018 he escuchado la edición super deluxe de la edición de 50 aniversario del Álbum Blanco en Google Music, y en la lista de lanzamientos recientes de canciones o discos aparecen varios grupos y cantantes de K-Pop, música de banda, pop latino, rumba, reggaeton, neo mariachis y otros más, y lo más cercano a la música rock es Imagine Dragons.

Cuando veo mi reacción de escuchar este nuevo Álbum Blanco, y de ver cómo han reaccionado los integrantes a grupos de FB que se abren para compartir información sobre los Beatles, y algunos sobre el mismo Álbum Blanco, lo primero que pienso es que los Beatles no son algo del pasado, ni su música, y que los cincuenta años del disco no son un retorno, son una continuidad en un presente que no se ha marchado, que ha permanecido y que es propio de un pasado pero cuyo presente se ha dado en forma lenta a lo largo de esos cincuenta años, y que ha llegado ampliando y aumentando, renovando su vitalidad, brillando nuevamente, agregando algo que todavía se conserva en todos aquellos que hemos seguido a los Beatles por décadas y que no solamente amamos su música, sino que somos felices con ella. Lo que hace la aparición del Álbum Blanco cincuenta años después es darnos un ritmo de nosotros mismos, de los cambios en su música y en la cultura. Nos vuelve a comunicar con el presente porque volvemos a darnos cuenta que nos dice algo, que sigue siendo significativo y especial, con tanta vitalidad.

Escuchar el Álbum Blanco hoy no es volver a escucharlo como se escuchó en 1968, o cuando lo escuché por primera vez cuando lo compré siendo adolescente. Y no lo es por varias cosas: la remasterización no significa que escuchamos mejor lo que hicieron los Beatles en su momento, lo que querían hacer, sino lo que es mejor y es posible mejorar para escuchar las canciones de acuerdo a las posibilidades de las nuevas tecnologías de grabación, registro y rematerización. Es la concepción de la música del presente, de la música de los Beatles del presente, en tiempos de lo digital. Pero igualmente no lo es porque están las opciones ampliadas para escuchar material extra, versiones alternas, inéditas, no incluidas en el material original. Mi nuevo material del Álbum Blanco es una caja con cuatro discos con material impreso extra. Además de los dos discos originales, están otros dos con el material que se conoce como Esher Demos. El material es impresionante y estimulante, y permiten acceder a ese pasado que para muchos nos es importante y valioso porque tiene una continuidad en el presente, porque de una o de otra manera lo sabíamos, lo sospechábamos y lo teníamos. Escuchar la versión super deluxe es acceder a más material, y esa ampliación de material, y de opciones al poder acceder a través de varias ofertas del material disponible, es otra manifestación de los tiempos recientes, de la forma de escuchar música hoy.

El presente ampliado que hoy nos llega con el Álbum Blanco se debe a que la música pop fue producto de máquinas que tanto permitieron hacer música con ellas, una música que no existía antes de esas máquinas, y guardarlas para poder recuperarlas. En las ediciones especiales de la edición del 50 aniversario es notoria la diferencia del material guardado, de lo que en ese momento estaban creando, y que ahora es posible recuperar como material de archivo, porque desde hace cincuenta se escucha material de archivo, pero ahora debe sonar como si fueran fósiles sonoros de pasado, ruinas que vuelven de sus cenizas, fantasmas encerrados y que siempre han estado ahí.

Post-Data. Days of future past

Los cincuenta años del Álbum Blanco están aquí: no sólo ha llegado la fecha de su lanzamiento, el 22 de noviembre de 1968; igualmente ha regresado el disco, y ha llegado de una manera tal que no sólo podemos volver a escucharlo como si fuera una primera vez, porque igualmente se presenta de una manera tal que invita a sentir que se participa de algo como sucedió hace cincuenta años.

Los primeros historiadores de la música rock hicieron suyo un principio básico para escribir la historia de los momentos o movimientos más importantes desde los cincuenta y hasta los setenta: ellos estuvieron ahí. Como dice Simon Reynolds en su libro Postpunk, uno de los principios que más destacan los historiadores es el haber estado en el lugar preciso en el momento exacto, sobre todo en los momentos de cambios y revoluciones. El no haber estado en el momento exacto ni en el momento adecuado tiene algo que no tiene el testigo presencial: te haces preguntas y buscas responder cómo sucedieron las cosas al consultar materiales y buscar aquello que no contempló el testigo presencial. Te haces preguntas y buscas las respuestas.

Mi primera imagen del Álbum Blanco fue una tarde de sábado que fui a la tienda Woolworth en la Plaza Principal con mis padres. Yo tenía nueve años y, cuando pasamos por la sección de música, vi a tres de mis hermanos que escuchaban algo en un aparato de reproducción de discos. Mi madre les preguntó qué estaban haciendo y, casi sin hacernos caso, ellos dijeron al mismo tiempo: “Es el Álbum Blanco”. Y entonces vi el disco que tenía mi hermano Juan Carlos en las manos y cuatro fotografías, cada una con uno de los Beatles, pegadas en una mampara negra. No puedo decir por qué, pero esa experiencia, que duró unos instantes, para mí fue muy importante porque sentí que al ver a mis hermanos yo había participado de algo que para ellos había sido importante, habían ido a escuchar el nuevo disco de los Beatles recién llagado a la ciudad, y sentí que ellos participaban de algo más amplio, algo que era parte del momento, porque escuchaban lo nuevo de los Beatles, cuando los Beatles con cada disco, creaban algo nuevo y escucharlo era participar en algo más amplio y que estaba en construcción.

En cierta forma, yo no estaba en el momento ni en el lugar correcto cuando apareció el Álbum Blanco, porque en realidad lo escuché como debía de ser hasta que llegué a la adolescencia años después, pero no dejo de reconocer que esa imagen fugaz, frágil, lejana en el tiempo, fue algo que me vinculó con mis hermanos, y ellos me hicieron participar de algo, porque ellos se sentían jóvenes del mundo en esos momentos, como muchos otros que en esos momentos escuchaban el disco. Realmente tengo problemas de decir si el Álbum Blanco es mi disco favorito de los Beatles, porque hay otros que igualmente me gustan demasiado, pero puedo decir que tengo años que escucho el disco una vez a la semana, y meses que lo escucho casi todos los días, por lo menos una vez. Y puedo decir que esa imagen primera de mi infancia sigue ahí, un vínculo donde me he sentido parte de algo, como ha sucedido cada vez que he comprado el Álbum Blanco, en cualquiera de sus formatos y ediciones.

El asunto es que ahora que se han cumplido cincuenta años vuelvo a sentir que participo de algo, como veo que le pasa a mucha gente del grupo de Facebook que comparten videos de cuando abren su paquete que llego por mensajería con la edición especial del 50 aniversario. Y eso es estimulante.

19 de noviembre de 2018

León, Guanajuato




 

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Héctor Gómez Vargas (León, Guanajuato, 1959) es autor de libros sobre cultura popular y subculturas, la radio, la música y los fans en el siglo XXI. Es doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Colima, investigador del SNI y académico en la Universidad Iberoamericana León.

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